Estamos en época de Juntas Generales de accionistas. La de mi Banco va a ser en breve. Antes de que los accionistas recibieran la convocatoria ya estábamos en las sucursales recibiendo mensajes para que nos pusiéramos a llamar como locos a los clientes y obtener su delegación a cambio de un regalito del "todo a 100"
El porqué de tanto interés me lo imagino. El Banco quiere tener montones de delegaciones para luego conseguir que los objetivos planteados en el orden del día salgan adelante.
Yo, a menor escala, hice lo mismo el otro día. Conseguí algunas delegaciones de mis vecinos de confianza para, en la Junta de vecinos (¡Por fin hemos tenido Junta, el COVID también ha hecho que los administradores de fincas no hayan hecho reuniones en dos años!) conseguir que no echaran a los porteros actuales y evitar que una vecina meticona se erigiera en "controladora" de porteros y señoras de la limpieza. Yo conseguí delegaciones para una finalidad loable.
No sé si mi Banco quiere delegaciones y más delegaciones porque busca el bien del accionista o porque busca inflar la remuneración de un Consejo de Administración que, salvo para figurar, no sé bien para qué sirve.
Así, hace unas tres semanas empezó la dinámica de buscar a los accionistas mayoritarios de cada oficina, llamarles y convencerles de que delegaran en la presidencia para que la presidencia haga lo que quiera sin apenas oposición. Cada día, el director de zona ponía en evidencia a las sucursales que iban a la cola. La mía últimamente está la última en casi todo, pero tenemos un ambiente de trabajo tan estupendo que nos da igual.
Empezamos a repartir los regalitos "chinescos" (están fabricados en China) y pronto se nos acabaron. Los clientes, tuvieran 1 acción o 10.000 recibían un bombardeo de notificaciones en el cajero, en el móvil, en el ordenador, instándoles a delegar y recoger en cualquier sucursal el "preciado" obsequio. Y en las oficinas empezamos a sufrir la escasez de regalos. Nos faltaban, igual que en el súper escasea la leche y el aceite de girasol.
En nuestro caso la culpa no era de la guerra de Ucrania ni del paro de los transportistas. Era, como siempre, una mala planificación.
Si son regalos baratuchos compra en abundancia. Si lo vas a ofrecer como señuelo para las malditas delegaciones, compra más. Si además nos obligas a los empleados a llamar a todos los accionistas para que vengan a delegar, qué menos que darles una pequeña compensación (aunque el obsequio se vaya a estropear a la semana) por su esfuerzo.
Pues no, hemos tenido que reservar estos regalos mierdas para los grandes accionistas, que a pesar de tener mucho más dinero que el resto quieren su regalo birria. Hemos tenido que mandar a gente que no era de nuestra oficina a la suya a por el maldito regalo cuando en la publicidad decían alegremente "recójalo en cualquier oficina". Hemos tenido que tirar de regalos del año 2020 que no se recogieron por la pandemia, para que la clientela no se fuera con las manos vacías. Y hemos tenido que decir una vez, y otra, y otra...
-No nos quedan regalos, no creemos que vayan a venir. En letra pequeña decían que eran unidades limitadas.
A pesar de que ya en ninguna sucursal quedaban presentes el otro día en una reunión "digital" nos dicen alegremente que van a lanzar nuevamente avisos y más avisos a los accionistas para que los rezagados puedan delegar. Y les siguen prometiendo una fruslería que ya ni tenemos.
¿Cómo un banco puede ser tan ruin? ¿Por qué se gasta tanto en publicitar regalitos escasos? Vale, regala baratijas si quieres, que en eso todos los bancos son especialistas. Pero, al menos, compra en abundancia y no crees ilusiones vacuas en el público.
Esos accionistas minoritarios que con su delegación consiguen que suban las remuneraciones de los altos cargos no han podido recibir esa migaja en forma de regalo venido de China.
Querida Zarzamora, el egoismo y la mediocridad no es solo cosa de los bancos. He comprabado que algunos de los que más gritan les superan en cuanto tienen ocasión. Me temo que la mediocridad humana ha subido como la espuma en estos últimos años. Habrá que tener paciencia. Nos refugiaremos en los libros ;). Abrazos.
ResponderEliminarResulta que por presiones familiares, fui a mi sucursal para que dieran la "chinada" que vale cuatro euros y me dicen que no me lo pueden dar porque mi accioncilla fue hecha el otra. Posteriormente me informaron que tenían que darlo en cualquiera. Vamos, niñerías tanto el regalo como la disculpa. Eso por no tomarlo de otra manera. Pero uno se pregunta, de qué van los Bancos. Un inciso. Veo que tengo que poner banco con mayúscula para que no se confunda con el del parque, pero ya se pone dios con minúscula y no es el baco, por ejemplo.
ResponderEliminar05/
EliminarTe dejo que pongas banco con minúsculas. No se merece el honor de una B. Un abrazo,