¡Cómo cambian los sentimientos de un día para otro! Ayer tuvimos una conversación muy simpática en la sucursal, conversación sólo de chicas, y pensé en contárosla. En fin, os la voy a contar porque no tiene desperdicio; luego seguiré con lo que me ha pasado hoy.
Lupe a veces es un poco basta, pero con un punto de simpatía. Ayer a última hora, imagino que harta de que todo el mundo le dejara tareas en la mesa, cansada de clientes con montones de incidencias, dijo:
-Mi mesa parece el coño de la Bernarda.
Por lo que he leído, esta expresión es sinónimo de lugar caótico, donde la gente entra y sale, deja cosas, coge otras, no da explicaciones. Como el ajetreado instrumento de trabajo de la Bernarda, que era una prostituta.
Y no contenta con eso, buscó en su móvil una foto de una mujer vieja con una abundantísima melena en sus partes íntimas y, riéndose, continuó:
-Mira, aquí tenemos a la Bernarda.
Se habían ido ya los "chicos" de la oficina y la imagen de la Bernarda degeneró en una interesante conversación sobre bragas. Creo que la inicié yo, al hilo del "desnudo de la Bernarda"
-Chicas, pues ayer, en una sala de espera, vi en una revista un reportaje de una actriz muy famosa de una serie española y sacaban una foto en la que se veía que no llevaba nada de nada bajo el vestido. Era un vestido cortito, ceñido, y en cuanto se sentó a ver el desfile de moda, el fotógrafo captó todo.
-¡Uff, que asco, ir sin bragas por la calle!No me parece higiénico. Yo soy incapaz de ir sin bragas ni en mi casa- dijo Lupe
-Pues yo tengo un amigo que siempre está en bolas en su casa, abre así a cualquiera que llame a la puerta- añadió Glicinia.
-Bien mirado, puede ser cómodo ir sin bragas. En el pueblo de mi padre, cuando él era niño, muchas viejas de largas faldas negras, no las llevaban. Los críos sabían cuándo una estaba haciendo pis. La veían un poco abierta de piernas, quieta, concentrada, y cuando empezaba a andar, ahí quedaba el charquito, como prueba del delito.
Esta anécdota fue mi contribución al debate. Pero teníamos ganas de profundizar más. Lupe continuó.
-Chicas, no sé si será sólo en mi pueblo, pero lo normal es tener dos clases de bragas.
-Claro, bragas nuevas y viejas -dijo Glicinia
-No, bobas, que no. No me puedo creer que aquí no sea igual. Se tienen bragas mejores para cuando vas al médico, por si te tiene que hacer alguna revisión.
-¡Ja, ja, ja! Es verdad. Y cuando vas de viaje hay que ponerse bragas nuevas (y limpias por supuesto) por si hay algún accidente, para que no te vean los servicios de emergencia con ropa interior desgastada.
Esto último lo dije yo riéndome, y no sé si lo he leído en novelas o se lo he oído a mi abuela o a algunas tías mayores. Y es que, como les decía a mis compañeras, todas tenemos bragas (o calzoncillos ellos) un poco deterioradas, pero nos resultan tan confortables, se adaptan tan bien a nuestro culo -que cada culo es peculiar- que aunque tengan algún rotito o un pequeño descosido, no ve una el momento de retirarlas definitivamente.
Esta interesante disertación sobre las bragas fue ayer, cuando, después de una ajetreada mañana, teníamos ganas de reír un rato.
Pero hoy mi jefa no me ha parecido tan simpática. Nuevamente tenemos los resultados de nuestra valoración anual (completamente subjetiva) Si ya el año anterior os contaba lo bajo que puntuaba Lupe (pincha aquí), este año se ha superado. Con esta jefa voy camino de llegar al suspenso.
Hoy he empezado un sondeo a compañeros en un puesto similar, para ver cómo los valoran sus jefes. Quiero saber si es algo generalizado o si me ha tocado a la jefa más hueso, aunque me ría con ella hablando de bragas.
Imagino que alguno pensará "¿Por qué no le preguntas a Glicinia lo que le han puesto a ella?" Si la han valorado peor aún, me daría pena y si la han valorado mejor me daría rabia. Y como ella nunca ha sacado el tema y, además, desayuna siempre con Lupe... mejor seguimos hablando de bragas y no nos enemistamos, que son muchas horas juntas.
Zarzamora nos ha insertado un muestrario en el que la única diferencia aparente es el color, pero yo he recibido por internet otro muy diferente. Vamos, que ésa sencilla y entrañable prenda, es la prueba fehaciente e incontestable del calentamiento del Planeta. Nos muestra desde el calzón del siglo XVIII hasta la ínfima prenda actual que llamamos tanga. Además es la última puerta de acceso al “sancta sanctorum femenino” ¡ahí es ná!
ResponderEliminarEn la profesión que tuve hace ya muchos años, pasaba días y días entre el cielo y el mar. En un comedor en el que como mucho había diez personas, los roces profesionales, políticos o simple cansancio, hacía que a veces subiera el nivel de voz. Para suavizar la situación siempre había alguien que dijera, “Bueno, mejor hablamos de mujeres” que es lo mismo que decir “hablamos de bragas.”
Pues nosotras, en general, no tenemos tiempo para hablar de hombres.¡Tanto trabajo! Además, desde que se marchó a su país un italiano guapísimo (más aún que Faruq de la serie "El príncipe") no hay mucho nivel. Un abrazo.
EliminarEl tema de las bragas es genial y lo de llevar bragas nuevas y bonitas por si tenemos un accidente no te creas que es tan antiguo que mo madre aun me lo dice. Además hay una variante a esa recomendación aue es llevar un par de bragas limpias y nuevas en el bolso ajajaj.
ResponderEliminarbesos
Ja, ja, ja. Yo tengo unas bragas y un par de medias de repuesto en el trabajo. Y conozco a muchas que son igual de previsoras que yo. A una amiga mía ya le han pedido a veces las suyas en préstamo. Es que esto de la regla genera muchos accidentes. Un abrazo.
EliminarMe encantan las conversaciones de prendas íntimas y excrecencias, son las que más unen. Yo creo que no se puede considerar a alguien buen amigo si nunca se ha hablado de estas tontunas con él. Es más, creo que una buena amistad hay que sellarla siempre expeliendo una ventosidad en su presencia. La confianza llega al culmen cuando algo tan íntimo es compartido y la víctima se parte de risa tanto como el "agresor".
ResponderEliminarBueno, bueno, las ventosidades en la intimidad, que los lugares de trabajo no suelen tener buena ventilación. Sí que es cierto que estas conversaciones se dan cuando hay cierta intimidad. Aunque las mujeres somos muy dadas a conversar sobre cualquier cosa. Un abrazo.
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