Hoy por fin hemos podido librarnos legalmente en los trabajos de la detestable mascarilla. Pensaba que el Banco sería "prudente", como repiten machaconamente todos los personajillos con un poco de relevancia, y nos condenaría a seguir atendiendo al público con media cara tapada.
Sorprendentemente, en el comunicado nos eximen por completo de su uso. Tan solo apelan tímidamente a que tengamos en cuenta a compañeros y clientes "con riesgo"
El público entraba sin saber bien qué hacer. A mí me da igual, cada cual que haga lo que quiera, pero esa libertad de elección a mí me la han sustraído por dos años. Algunos llegaban directamente a cara descubierta. Otros, al verme, me preguntaban y se la quitaban agradecidos. Sinceramente, mi confianza en la humanidad está bajo mínimos y no me esperaba tanta alegría por este "destape"
Esta Semana santa he estado de vacaciones en una capital de provincias y los cofrades que no iban con sus caperuzas llevaban la mascarilla al aire libre mientras procesionaban. Algunos sacerdotes ni se la quitaban durante las lecturas bíblicas en la Iglesia. La gente tomaba cualquier refrigerio en las cafeterías y ¡se ponía la mascarilla al salir! Sí, para seguir el paseo por la calle. En el autobús oí a una niña que decía que no se iba a sentir segura cuando quitaran la mascarilla en las aulas.
Con estas experiencias dudaba de la humanidad, pero hoy me he dado cuenta de que el dicho "¿Dónde va Vicente? Donde va la gente" tiene plena actualidad. Si el personal ve mascarillas por doquier, se las pone, si ve a gente sin ellas, se las irá quitando.
Me siguen dando pena los niños y jovencitos. Hoy me contaba una madre que su hija no se quería quitar la mascarilla. De hecho ni siquiera se la quitaba en el patio del colegio. Con sus catorce años tiene granitos, como hemos tenido todos.
-Hija, no te meto la mascarilla en la mochila, no la vas a necesitar
-Sí, dámela, la voy a seguir usando
-¿Por qué?
-Porque soy fea
Eso ha conseguido toda esa panda de "expertos" sacados no sé de donde que jugaban a velar por nuestra salud. Quizá pensaban en la física, porque la salud mental la han destruido.
Algunos niños se han acostumbrado tanto al trapo que no se lo quieren quitar.
Porque piensan que pueden seguir matando a los abuelitos si no se cuidan de este malvado virus del que parece que todos somos portadores.
Porque tienen la autoestima baja y la ven como una barrera que les protege frente a los demás.
Porque ocultan granitos, aparatos de dientes, vello masculino incipiente, sonrojos de adolescentes.
Porque dos años es mucho y quizá sea una sorpresa reencontrarse con rostros de compañeros o descubrir cómo son esas caras que han visto incompletas durante muchos meses.
Aquí sí se necesitaría una hoguera catártica en el patio de los colegios donde quemar tanta mascarilla, tanto abuso, tanto maltrato a la infancia. Que esta distopía que hemos vivido se convierta en cenizas.
Lamentablemente seguiremos con esta "protección" en demasiados sitios: transportes, hospitales, farmacias... Por defecto, todos seguimos siendo potenciales contagiadores. Y ante todo, ciudadanos muy, muy obedientes.
Estoy de acuerdo contigo en varias cosas: que cada cual haga lo que le dé la gana, que va siendo hora de que convivamos con lo que sea que quede del bicho y que hay mucho gurú televisivo que confunde más que ayuda, aunque eso no es solo culpa suya. Pero siento no estarlo en otras: creo que las mascarillas nos han ayudado a no caer como chinches, que la mayoría de adolescentes que he visto llevaban la mascarilla en el codo, y que con mejor una mejor información de quienes de verdad saben de esto, todo sería más fácil. Abrazos.
ResponderEliminarHaces mención a "quienes de verdad saben de esto" Creo que después de dos años el desconocimiento sigue siendo total y no podemos fiarnos de tanto experto. Bienvenida sea esta "libertad" de respirar y que cada cual actúe como quiera. Un abrazo y gracias por pasarte por aquí.
Eliminar¡Somos libres! qué feliz soy. Estaba harto del dichoso trapo. Eso que hace meses tuve un grano en la cara, no molesto pero desagrable. Me lo fui curando solito. Así que no tuve que escuchar eso de "Huyy qué te ha pasado"
ResponderEliminarNormalmente he defendido las normas impuestas a este respecto, vamos El bien de la Humanidad. Debido a la educación recibida y profesiones que tuve donde la obediencia y el auto convencimiento era algo primordial, pues la verdad es que lo veía como algo necesario. Sin embargo los noticiarios siguen goteándonos los contagios y muertes, eso sí, en segundo o tercer plano ya. El mundo marcha. Así que soy como Groucho. "Estos son mis principios, pero si no les gustan tengo otros"
Uff, sí, menos mal que ahora los noticiarios se centran más en otros temas... Pero dales tiempo. Les gusta mucho el tema Covid y no lo abandonarán tan fácilmente. Un abrazo,
ResponderEliminarAquí en España sigue habiendo mucho fan de la mascarilla. No se la quitan fácilmente, no. Gustos hay para todo. Yo estuve muchos meses sin poder elegir. Un abrazo,
ResponderEliminar