Ciertas personas suelen guardar en huchas toda la calderilla que les sobra con la ilusión de hacer un viaje, tener una comilona especial o comprarse algún artilugio tecnológico céntimo a céntimo.
Luego vienen al Banco a por cartuchos de plástico para meter sus moneditas. Se entretienen durante unas horas seleccionando y colocándolas según su valor y vuelven al Banco para ingresar esos dinerillos ahorrados durante el año. Ahora todo ha de pasar por cuenta y tenemos prohibido cambiar alegremente grandes cantidades de monedas por billetes. Ya ni el contenido de las huchas es un secreto para los Bancos.
Yo recomiendo a los clientes que ahorren en billetes. Quizá tengan que hacer otro tipo de abertura en el cerdito de barro, pero es más útil dadas las restricciones actuales para operar con efectivo en los Bancos: horarios limitados, rechazo al no cliente y derivación a cajeros para muchas operaciones.
Cuando el público ya se va concienciando de que esa forma arcaica de ahorrar no tiene futuro, mi banco decide lanzar una campaña para ahorrar con el móvil. ¡Ahorrar comprando! Eso dicen. Tremenda contradicción que intentan vender como verdad absoluta. Y habrá quien se lo crea.
No le he cogido aún el punto a cómo va a ser. Creo que acumulará redondeos al alza de tus pagos, te descontará dinerito de tu cuenta (a tu elección) para evitarte la tentación de sacarlo antes del momento de tus paradisiacas vacaciones, te facilitará pedir dinero a padres y familiares (dame algo, por caridad, que me merezco un portátil nuevo). Y todo esto lo sumará y te lo dejará aparte para que el usuario se lleve la sorpresa de un ahorro "inesperado"
El "slogan" para convencer al público es que "cuanto más compras más ahorras". Frase contundente, engañosa, retorcida y manipuladora. Habrá quien se lo crea. ¡Cómo se juega con las palabras y los números!
En el fondo de todas estas novedades subyace una concepción infantil del cliente. Un ser incapaz, despistado, que no sabe organizar sus ingresos por sí mismo, sin visión de futuro, que no conseguirá sus caprichos vacacionales si no es echando dinero al cerdito o usando una aplicación bancaria para el móvil -otra más, las app no tienen fin- en la que su banco le ayude a ahorrar.
¡Ojo! Y además le ayuda a ahorrar gastando. Su Banco consigue lo imposible. ¿Cómo no vamos a amarle?
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