jueves, 24 de octubre de 2019

No es no

Como os dejé caer en una entrada anterior, antes del verano me apunté al ERE (expediente de regulación de empleo) de mi Banco. A otros compañeros de mi edad  ni se les pasaba por la mente. Cada cual analiza su economía y sabe lo que pasa en su casa.
Si me hubieran dicho que sí me hubiera quedado en mi casa, con un porcentaje de sueldo que a algunos les parecía escaso. Yo, con mi casa ya pagada, consideraba un regalo ganar menos pero sin trabajar. Esa indemnización pagada mensualmente implicaba cobrar por nada. Estaba dispuesta a apretarme ligeramente el cinturón si era necesario.

Había echado mi número de empleada al bombo lotero del ERE. En la lotería de Navidad juego muy poco y sin ilusiones, pero en este peculiar sorteo laboral a veces me sentía ligeramente esperanzada. Y es que mi puesto está en plena decadencia. No lo valora nadie y quieren que cada vez haya menos clientela de ventanilla. ¿Y si me toca a mí? ¿Por qué no? Eso me decía en mis momentos de optimismo.

Como en el cuento de la lechera, soñaba con un futuro de paseos con vecinas, naturaleza, turismo cultural, gimnasia, pintura, manualidades, algún viajecito cuando mi marido -aún en activo- tuviera vacaciones... Sueños imposibles.



El otro día recibí un correo de mi gestor de personal a primera hora. Ambiguo y farragoso. Lo único medianamente claro es que a lo largo de la mañana  me llamaría. No podía esperar a que el muy cabroncete decidiera llamar a última hora. No, no podía estar contando dinero con esa incertidumbre. Me hubiera equivocado seguro.

Así que fui yo quien le llamé. Sorprendentemente me cogió el teléfono a la primera y se demoró unos dos minutos soltándome un rollo acerca de las necesidades del Banco, la proporcionalidad por edades en los despidos -yo no imaginaba que mi edad tuviera saturación en la demanda- lo buena empleada que era Zarzamora y lo mucho que el Banco deseaba seguir contando conmigo.

Un NO en toda regla, debidamente edulcorado por mi gestor, del que solo conozco la voz, porque jamás se ha pasado por la sucursal para conocer a sus "tutelados" ni nos ha preguntado, aunque fuera hipócritamente, por nuestra satisfacción o ambiciones en la empresa. En fin... ¿para que preguntar a un "recurso" aunque sea humano? Mejor le pones un poco de aceite a ese supositorio que le acabas de meter por el trasero a Zarzamora en forma de NO.

A pesar de publicitarlo como "voluntario", el banco quiere desprenderse del personal conflictivo y respondón. O con bajas eternas. Así que a veces les dicen:

-Apúntate voluntario, que si no va a ser peor

Ciertamente, al tener la empresa la última palabra, está en su derecho de elegir y optar por mantener una plantilla "comprometida". Lo que pasa es que muchos, quizá demasiados -y eso debería hacerle pensar al Banco- consideramos estos despidos un regalo y no un castigo. Y nos fastidia que los incompetentes y los vagos, cuyas ausencias  hemos cubierto trabajando más y haciendo sus tareas, sean los premiados. 

Quizá la solución de cara un futuro -imagino que en Banca seguiremos sobrando muchos aunque ahora nos regalen los oídos y nos digan lo mucho que nos necesitan- sea empezar a ser malos. Malos empleados y malos compañeros. A ver si así, de una vez por todas, nos dan ese puntapié en el trasero que estamos deseando y que nos enviará a casa.

De momento, y parafraseando a este presidente en funciones, a mí me han dicho "no es no" bien clarito.

5 comentarios:

  1. Ay, querida Zarzamora, ¡no sabes cómo te comprendo! Me parece tan triste lo que describes, y tan real! Es como si todo nos empujase a ser unos bandarras de tomo y lomo, a vivir del cuento, al peloteo más descarado... En fin, el único problema es que para eso hay que valer, si no, aquí seguimos, pringando. Un abrazo y ánimo. A ver si hay más suerte la próxima vez.

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    1. Y luego no hago más que leer en prensa cómo "obligan" a mujeres jóvenes a ser "voluntarias" en el ERE por no regalar más tiempo del debido al Banco. Y yo aquí sigo. Un abrazo y gracias por entenderme.

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  2. Castigan con despido a todo el que defiende derechos y se niega a ser sobre explotado laboralmente. Harto estoy en la empresas por la que he pasado, de ver como los caraduras, sinvergüenzas que se escaquean y escamotean esfuerzos y de bajas interminables y continuas, con todos los visos de ser injustificadas se salen con la suya y son valorados por la empresa como empleados modélicos.
    Pero es lo que hay. yo me conformo con ser honrado, aunque eso no cotice en bolsa ni acumule méritos. Cada cuál con lo suyo.
    Un abrazo

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  3. Toda esta historia ya me la conozco. Podía decir que la he sufrido, haciéndome el mártir, sin en embargo la realidad es que la he disfrutado, de forma incomprensible desde hace muchos años. Lo mismo que tú si te lo hubieran concedido. No quiero ensañarme contigo pero hay un sitio que pone "El trabajo libera". Uuyyy... que malo ... terroríficamente malo. Belcebú

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    1. Sí, la cita es del campo de concentración de Auswitch. Menos mal que eres sincero. Conozco a jubilados tempraneros (con 50 años) de otras épocas bancarias, que cuando nos visitaban iban lastimosos, como si les tuviéramos que compadecer.¡Con lo bien que se estaba en el paraíso terrenal y nos condenaron a trabajar por una simple manzana!

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