Ya comenté mi participación en la Ghymkana Criminal y Ojos de Agua es la novela que he decidido comentar hoy, día 7 de abril porque cuenta con el requisito pedido, la acción transcurre en Vigo (ciudad española que no es ni Madrid, ni Barcelona, como se indicaba en las bases del juego)
El autor es Domingo Villar, oriundo de Vigo, y ésta es su primera novela. No recuerdo bien la ciudad, la visité por motivos de trabajo, de forma muy rápida, hace muchos años, pero imagino que cualquier vecino de Vigo reconocerá todos los lugares detallados.
Después de leer el libro, me quedo con ganas de ver "in situ" la torre de Toralla, una aberración urbanística, según se desprende de los comentarios de los personajes. Como no he tenido aún la ocasión de visitar nuevamente la ciudad, busqué una foto que os dejo aquí.
Los investigadores, el inspector Leo Caldas, que compagina su labor policial con la de comentarista radiofónico en el programa "El patrullero en las ondas" y su ayudante Rafael Estévez, son lo mejor de la novela. Estévez es de una racionalidad apabullante, le gustan las cosas muy claritas y no entiende las respuestas ambiguas y tortuosas de los gallegos. Las conversaciones entre ambos son ágiles y muy divertidas.
No son detectives con "glamour", son de andar por casa, podrías tenerlos de vecinos y, por supuesto, en nada se asemejan a los detectives guaperas y musculosos que nos presenta el cine.
La acción comienza con el asesinato de Reigosa, homosexual, músico y frecuentador de locales de ambiente "gay". Lo encuentran muerto en su apartamento, amarrado a la cama. El asesino le había inyectado formol en los testículos, lo que le produjo una muerte atroz.
Al no ser el formol una sustancia de uso muy común, las pesquisas conducen a Dimas Zuriaga, presidente de la Fundación del mismo nombre, y relacionado con Reigosa.
No cuento más para que los lectores mantengáis la tensión. Me ha gustado la investigación pausada, mezclada con detalles domésticos y cotidianos de los investigadores, la ambientación, con sus bares, gentes, paisajes, y, por supuesto la resolución del caso.
El final es sorprendente, pero plausible. Como lectora no me he sentido engañada pensando que me habían escamoteado información. Cerré el libro con satisfacción pensando que el desenlace era "redondo" y el autor no se había dejado ningún cabo suelto, y deseando volver a disfrutar de otra aventura de Leo Caldas y, sobre todo, de Rafael Estévez, mi personaje favorito que me pareció auténticamente genial.
Yo sólo he leído la segunda, pero coincido contigo en que el maño es de traca. Tengo esta novela apuntada desde hace tiempo, pero no veo el momento de abordarla porque últimamente tengo tanto por leer que no doy más de sí.
ResponderEliminarUn beso.
Me gusta lo que nos cuentas Zarzamora; no soy de novela negra precisamente, pero cuando es atípica y los detectives son "mundanos", sí que me atrae. Me la llevo. Abrazos.
ResponderEliminarSí sí, no son detectives "cachas" ni guapetones. Son reales. Seguro que te gusta la novela. Un abrazo.
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