Billetes de 500

  


Hay quien dice que son como Dios. Se sabe que existen, pero nadie los ve y, menos, los toca. No os engañéis, hay mucha gente que toca los billetes de 500 Euros -yo también, pero es lo normal, estoy en una ventanilla- los toca y los atesora.

Hay que distinguir entre los que se llevan billetes de 500 y los que traen billetes de 500 al Banco. A la gente, en general, a gente como vosotros y yo, no le gustan estos billetes, le parecen una carga porque es casi imposible cambiarlos o comprar con ellos. En pocos comercios los aceptan. Si alguna vez me dicen "bueno, dame algún billete", es porque van a llevar el dinero a otro Banco  y así les abulta menos, o van a pagar algo en efectivo, el alquiler, por ejemplo, y piensan que así fastidian al que les pide el dinero en "cash".

Tengo clientes que se llevan semanalmente de su cuentas 4.000 Euros en efectivo. Estos, conocedores de la problemática de los billetes grandes, siempre los piden en 50. Vale, es su dinero, lo tienen en su cuenta y con ello pueden hacer lo que quieran, pero no es normal manejar ese efectivo cuando hay cheques, transferencias, y pagos con tarjeta.

Hubo uno que se llevaba  grandes cantidades de efectivo con la excusa de que "le estaban haciendo obra en casa". Obra no, obrón, reforma integral, pero ¿Qué tipo de obreros tenía a los que no pagaba por transferencia? ¿Es normal ir cargado con 30.000 ó 40.000 euros con el peligro que puede haber de robo? La explicación que se me ocurre es que los obreros le descontaban el IVA si no había factura y no querían nada que implicara pasar por el Banco.

Los hay que ingresan billetes de 500 en grandes cantidades. No pasa nada, se les identifica y, en algunos casos, la autoridad competente se encargará de preguntarles por el origen de esos fondos. Ellos lo justificarán o no. Pero los hay que van poco a poco, llevando hoy un billete, la próxima semana otro, e intentando cambiarlos por billetes más pequeños sin que pasen por cuenta. Muchas veces mis jefes toleran estos pequeños chanchullos y autorizan el cambio. Así, poco a poco, se van deshaciendo de billetes de 500 que no sé muy bien de dónde habrán sacado. Quizá es que lo de los sobres está muy extendido.

¿A qué tipo de clientela le gusta cambiar billetes de 500? Seguro que no os extraña: abogados, notarios, registradores, propietarios de inmuebles, pequeños autónomos. Alguna vez vienen empledas de hogar suplicando que les cambie un billete, que su señora se lo ha dado para hacer la compra y en el mercado, lógicamente, no se lo cogen. ¿En qué mundo viven sus señoras? Están tan alejadas de la realidad que son capaces de pagar a un taxista con uno de estos billetes.

Lo que me revienta es cuando intentan congraciarse conmigo.
-Es que, vamos a ver, ¿para qué han hecho billetes de 500 si luego me ponéis tantos problemas? ¿Por qué no me los cambias y ya está? -me preguntan a veces algunos clientes.
-Son normas que yo no elijo. Haciendo una excepción puedo cambiarle un billete, pero 6.000 euros han de pasar por la cuenta. Ingréselos y luego los saca en billetes más pequeños -le contesto.
-Ya, y me haces firmar el ingreso y el reintegro, y me sacas copia del NIF. Es que nos queréis pillar por todos lados. ¿Qué culpa tengo yo de que me paguen en billetes de 500? Son de curso legal -insisten lastimeramente.
-Por supuesto, y es mala suerte que le hayan pagado con estos billetes, pero la opción es ingresarlos en cuenta o irlos gastando en compras grandes. -Ya me empiezan a poner nerviosa, tanto billete de 500 no puede tener un origen enteramente limpio. Eso es lo que pienso desde mi posición proletaria.

A veces, rezongando, ingresan el dinero en su cuenta. Otras, van a quejarse a mis jefes, que les dicen lo mismo que yo. Algunos vuelven a guardarse el dinero para irlo trayendo poco a poco e intentar cambiarlo billetito a billetito. Se creen que no nos damos cuenta. Además, muchos de estos "cambistas" son unos rácanos de cuidado. En ocasiones en el Banco se venden algunos artículos de ONG's. A los cambistas desconocidos de los que "pasan por aquí" y no son clientes, les doy la opción de comprar el objeto -¿Qué son  5 ó 10 euros de "donación" si pueden, por fin, cambiar su billete?- Pues algunos se  enfadan, se sienten heridos en su amor propio.

-O sea  señorita, ¿que me está usted diciendo que sólo me cambia el billete si le compro algo? ¿Pero esto no es un Banco? -preguntan altaneramente.
-Si, un Banco dónde Vd no tiene ninguna cuenta. Le  doy esta opción. Si no le gusta, vaya a su entidad, dónde seguro que se lo cambiarán gustosos. -Normalmente se van indignados, porque lo habitual es que los que más se enfadan, los que más se quejan, son los que ni siquiera son clientes nuestros.

Yo apenas manejo efectivo fuera de la sucursal. Parece mentira que trabaje con dinero, porque no suelo llevar más de 20 euros en el bolso. Llevo mi tarjeta del metro que recargo en las máquinas, pago en el súper con tarjeta, domicilio los recibos, hago transferencias para pagos esporádicos, recibo el salario en mi cuenta, incluso el dentista me acepta tarjeta o cheques. Hasta un billete de 50 se me queda grande para comprar las cosas menudas como el pan o el periódico, o tomarme un café.

Por eso siempre me huele mal el trasiego de billetes de 500, porque si todos fuéramos honrados este  billete  dejaría de existir por sí solo, tendría una muerte natural.