martes, 14 de junio de 2022

¡Qué peligro!

 Hace unos días hice el pedido de material de la sucursal: cartuchos para monedas, bolígrafos, sobres, pegamentos de barra, unos cuadernos muy cucos con hojas de colores que le encantaron a Claudio, que es muy aficionado a todo tipo de cosas de papelería y tiene una caligrafía envidiable, y más cositas que fuimos añadiendo al carrito de la compra virtual sin que las jefas nos pusieran límite. 

Lupe, la jefa anterior (hace ya tres años que no está con nosotros) fiscalizaba los pedidos como si el  coste saliera de su bolsillo. Era una tacañona sin motivo. Todas las oficinas salimos muy baratas en cuanto a material, porque es tan tremendamente difícil acceder a la aplicación del pedido y llegar al final del proceso sin que el carrito virtual haya descarrilado por vericuetos extraños, que arañamos existencias hasta el límite con tal de no desesperarnos durante una o dos horas de lucha encarnizada con esta aplicación nefasta.

Por fortuna, y porque ese día los espíritus buenos nos ayudaron, pude realizar el pedido y, lo que es más importante, llegó a los dos días en unas cajas de cartón que Claudio abrió entusiasmado para rebuscar sus preciados cuadernos.

Al finalizar el encargo me apareció en pantalla un aviso un tanto alarmistaEra una ficha de seguridad de uno de los productos solicitados. Aparecían distintos epígrafes: Identificación de los peligros, composición, primeros auxilios, propiedades físicas y químicas, información toxicológica, teléfono de emergencias...

¿Qué habremos pedido que requiera tantas precauciones? 

Pues todo este "prospecto" se refería a un pegamento de barra. Ese que han usado mis hijos cuando iban al colegio con tres o cuatro años. No sé si ahora lo seguirán usando, porque  este pegamento puede confundirse con un caramelo blando, la goma de borrar con un chicle, el lapicero puede convertirse en taladro y un libro en un arma arrojadiza tipo ladrillo. Pobres niños, están rodeados de "peligros"

Es imposible eliminar todas las cosas que usamos pero que, mal usadas, pueden ser un problema. No podemos meter a los críos en burbujas.

Al leer esa ficha del pegamento de barra pensé en cuánto cuida mi banco todas las normas de seguridad. Si me tiene que dar toda la información de ese producto me la da. Seguro que hay por ahí algún decreto, o disposición, que obliga a la empresa suministradora a informar, aunque en este caso sea una estupidez. Si yo compro el pegamento en la papelería, el tubo y su letra pequeña no tiene tantos datos. Yo no suelo leer demasiado las etiquetas porque si no, no tengo vida suficiente para hacer las compras en el súper de manera consciente, "ecológica", sana. Hago las compras rapidito, no miro mucho y tengo más tiempo libre para disfrutar.

Vais a decir que soy una pesada y que acabo muchas de estas entradas yendo al mismo tema: la "pandemia" y todo lo que ha rodeado a este asunto.

Mi Banco fue de los primeros en animar a la vacunación, incluso instaló en sus dependencias puntos vacunacionales para que empleados y familiares no tuvieran que esperar en esas largas colas iniciales que se formaron por ese ansia viva que existía por inyectarse... ¿Inyectarse qué? Me da la impresión que ni entonces, ni ahora, dan un mínimo prospecto informando de la composición, de los peligros, de un teléfono dónde reclamar... Es curioso que un pegamento tenga más información que ¿una vacuna? Dejaré lo de vacuna con un interrogante, pero viendo lo mal que está funcionando habría que ponerle muchísimos más.


3 comentarios:

  1. Hay exceso de información (habitualmente inútil) para algunas cosas y defecto de ella para otras. En breve me harán la revisión médica en la empresa. Me llegó un correo indicando el día y la hora en que me harán un análisis de sangre y uno de orina, pero olvidaron indicar que hay que estar en ayunas las siete horas previas a la extracción. Tampoco dicen que lleves la primera orina del día ni si en la empresa puedes recoger el tubito para la micción. Eso sí, se deja muy claro que hay que ir con la mascarilla puesta a pesar de hacerse esta extracción y la entrega de los orines en las dependencias de la propia empresa, lugar libre de enmascaramiento. La estupidez brilla con intensidad desde hace tiempo. No me extraña que estemos atravesando esta ola de calor, ahora brilla el sol en conjunción con nuestra memez, y eso es demasiado.

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  2. Meteorismo estoy sufriendo una crisis de reconversión. A ver si Zarzamora tiene razón.

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  3. No me extraña lo de tu crisis Anónimo.
    Sobre todo ahora, viendo como todos los vacunados son los más afectados por este catarrocovid veraniego. Será el cambio climático que también favorece catarros y toses con estos calorazos estivales. Un abrazo. Cuídate y libérate.

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