miércoles, 9 de octubre de 2019

El papel aún existe

Ayer, por casualidad, me llamó una desconocida al Banco.
-Buenos días, le atiende Zarzamora…-le dije
Me respondió sin darme tiempo a terminar mi monótona retahíla.
-Buenos días Zarzamora, soy Esperanza, te llamo porque estoy desesperada y…
-Esperanza, ¿nos conocemos?
Suelo preguntar esto porque no siempre identifico a los clientes por teléfono. Ellos se piensan que con su voz y el nombre de pila voy a recordar exactamente su situación bancaria, su cara y su voz. Pero en este caso Esperanza era una desenvuelta desconocida que, por azar, había dado con el teléfono de esta sucursal y me pedía ayuda urgentemente.
La hija universitaria de mi desconocida interlocutora había pagado en efectivo hacía tres meses la matrícula de un máster. Ahora tenía que presentar el justificante y lo había perdido. La madre estaba intentando ponerse en contacto, sin éxito, con la sucursal donde había hecho el ingreso para que le buscaran el papel. Ellos no eran de esta ciudad y querían aprovechar un próximo viaje para recoger la copia del documento perdido por la hija.




En honor a la verdad ha y que reconocer que las secretarías de muchas universidades son arcaicas a más no poder y exigen papeles cuando todo lo tienen registrado en las cuentas con los Bancos. Como cada negociado está a lo suyo y hay una compartimentación excesiva, sin papel no hay máster aunque el dinero ya lo tengan ellos abonado.
Le facilité más teléfonos de esa oficina sita en pleno campus universitario a la incansable Esperanza. Le advertí de la dificultad de, en plena época de matriculaciones, buscar un documento de hace tres meses entre la montonera de papeles que ellos tramitaban.
Por curiosidad pregunté el importe. Ochenta euros. No sé si conseguirá o no el duplicado. Dependerá de la buena voluntad del empleado que reciba su petición desesperada.
Lo que sí tengo claro es que hay muchos estudiantes muy espabilados para lanzarse a Erasmus por Europa, para comprar cachivaches por Internet, para cambiar a mejor sus móviles… Debe de ser que los papeles les parecen cosa de abuelos y no los cuidan ni los custodian adecuadamente. Quizá el coste de un máster intensivo para aprender a custodiar las cosas sea de 80 euros… en el caso de que Esperanza pierda toda esperanza y le diga a su hija que se rinde, que hay que pagarlo otra vez… esta vez del bolsillo de la hija.


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