Hace poco me quedé sin poder salir a tomar café con una amiga que había venido a buscarme. Le tuve que dar plantón porque Aracné, de la que ya os hablé en una entrada anterior, se presentó por sorpresa para departir con Roque, el director, en su despacho.
-¡Zarzamora, no puedes salir ahora! -me dijo Lupe con ese tono autoritario que otorga el miedo a alguien que es más jefe que uno mismo- Aracné quiere verte.
Claudio también estaba invitado y, al entrar en el pestilente despacho de Roque, ya presentí que no era para felicitarnos. El director estaba serio, con sus ojos ligeramente estrábicos mirando inquietos a ningún sitio y su mano retorciendo y haciendo nudos en los pelos de su barba descuidada.
Aracné nos besó. Cuánto detesto los besos de gente que no es mi amiga y a la que no me une nada salvo una relación de subordinación. No sé por qué las mujeres besan y los hombres estrechan manos. Hagan un estudio o reivindicación al respecto señoras feministas.
Tras los besitos comenzó la reprimenda. Nos dijo a mi compañero y a mí que estábamos muy bajos en clientes digitales. A mi me sorprendió saber que yo había hecho seis clientes digitales en lo que va de mes.No sé cómo miden eso. Yo no era consciente de haber hecho nada. Cero. Y la estadística me regalaba seis objetivos cumplidos. Misterios que no intentaré resolver.
Pero esa cifra era claramente insuficiente. Claudio tampoco tenía grandes resultados, pero ahí estaba la señorita Aracné con una solución que ya había funcionado en otras oficinas.
-Para mejorar estos datos hemos creado las "parejas digitales". Tendréis unos listados y tú, Zarzamora, colaborarás con él -dijo señalando a Claudio- llamando a los clientes y concertando citas para que Claudio les enseñe toda la operativa digital.
Mi compañero estaba impasible, tomando notas. Yo hacía verdaderos esfuerzos de contención porque tenía una risa floja interna que pugnaba por salir. Ella nos intentaba animar diciendo que nuestra sucursal no estaba sometida a ningún "ranking" como el resto de oficinas más "modernas", que competían para ver cual conseguía los mejores resultados.
-En la agencia de la calle Felicidad hay una pareja que lo está haciendo de cine. El operativo se va a jubilar en cuatro meses y está ilusionadísimo con el proyecto. Es pura energía.
A las dos de la tarde ni Claudio ni yo éramos pura energía. Era el momento fijado por esta nueva jefa para hacer nuestra "puesta en común". Con los listados que nos habían proporcionado desparramados sobre la mesa comentábamos la jornada.
-¿Con 63 años, a las puertas de la jubilación e ilusionadísimo con esto? -le decía a Claudio empuñando los papeles y entre risas de ambos.
-Esa se lo inventa todo. Miente como nadie. Te creía más lista Zarza. ¿La has creído en algún momento?
Omití la respuesta. Y es que soy crédula a más no poder y pienso que puede haber gente para todo, y que sea feliz jugando a las parejas digitales. Fui al grano.
-Mira, te he conseguido dos citas, pero son señores mayores de los que se equivocan incluso al marcar los números de teléfono. No sé si lograrás siquiera que recuerden las claves.
-¡Qué vengan, si, qué vengan! y si no se puede, no se puede. ¡A tomar por saco con este rollo! No les vamos a poner una pistola en la sien para que hagan todo con el móvil. Yo lo dejaré todo anotadito en la agenda digital: quien ha venido, lo que le he dicho, lo que me ha respondido...Y me paso sus objetivos por donde yo me sé -concluye haciendo un gesto grosero.
-Vamos deprisita -le apremio- que aún tengo que cuadrar caja. He detectado varios difuntos en los listados. Vamos a tacharlos: Flor Eterna, la de 103 años, Pedro Rigor Mortis, que en el listado figura con 93 pero lleva muerto unos 10 años. Como no tenía familia ahí sigue todo. Nadie ha traído certificado de defunción ni nada. Y como el DNI era permanente la cuenta no se ha bloqueado.
Mi compañero me mira asombrado.
-Zarzamora, con tus conocimientos nos ventilamos este listado de mierda en dos días. ¿Y tú como sabes que están muertos?
-Los porteros, Claudio, los porteros. Son muchos años de amistad y en el barrio todo se sabe.
Aracné había hecho un cribado "informático" de posibles futuros clientes digitales y con ese listado, que tenía una media de edad de ochenta años estábamos trabajando "la pareja digital de la oficina". Será difícil convencerles de las bondades del mundo de Internet, App's, claves variadas... con esas edades
La jefa digital nos reprenderá por no haber conseguido nada. Roque y Lupe (director y subdirectora) nos regañarán porque considerarán que no hemos puesto interés y no cumpliremos los ansiados objetivos de la sucursal. Pero las risas que nos echamos cada día, a las dos de la tarde, cuando toca "poner en común nuestras actuaciones"... Eso no tiene precio.
¿De verdad que ahora os tenéis que dedicar a hacer esto? ¿Dónde ha quedado aquella época en la que el director (porque siempre era un hombre) se iba al bar de la esquina a intentar colocar una I.P.F. al pringado de turno? ¡Como echo de menos aquella banca!.
ResponderEliminarUn beso de desconocida que te admira mucho por lo que me haces reir.
A mi director le da miedo la calle y la gente. No sale mucho del despacho. Me encanta poder haceros reír. Un abrazo.
Eliminarhola! disfruto montones con lo que nos cuentas, eres tremenda narradora y con humor negrisimo!!saludosbuhos y gracias.
ResponderEliminarLo del humor negro no me lo habían dicho, pero me gusta. Gracias por pasaros por aquí. Un abrazo.
ResponderEliminar