Dos años enredada

La verdad es que enredada, enredada, lo estoy en el trabajo. A todas horas y desde hace muchos más años. Pero he querido jugar con las palabras. Me refiero a “enredada” en la red, en esa telaraña con múltiples conexiones y lugares para perderse, que es internet.
                      

Hace dos años, un 7 de julio, como hoy, comencé este blog. El año pasado ya celebraba mi primer año como bloguera. En este nuevo año he seguido con mi rutina de intentar escribir (lo suelo conseguir) un artículo semanal. Quizá me esté pasando al “lado oscuro” y sea más pesimista y más crítica con la situación laboral bancaria en general. He pasado de contar historias de clientes entrañables (Señoras que estropean tarjetas,La mujer que vive demasiado,¿Qué perfume usa su perro?), a dar caña al Banco en general (Es lo que quiere el Banco), a Augusto (El salvador del mundo), a Lupe (La culpa la tiene Gauss) y a todos los que me rodean. Como creo que no lo hago en plan demasiado agresivo espero, queridos y pacientes lectores, que sepáis perdonarme estas maldades que dejo por escrito y que me sirven de gran desahogo.

En estos dos años he recibido 21.716 visitas. Mayoritariamente de España, claro, seguida a gran distancia de Estados Unidos, Alemania y países de Sudamérica. Aunque también tengo registros de lectores que se han asomado a estas páginas desde Angola, Indonesia o Turquía. No me hago ilusiones, habrán caído aquí por puro azar, como el que se equivoca al coger la línea de metro y llega a una estación que no es la suya. Pero si no ha sido el azar el que os ha guiado hasta mí, por favor… ponedme unas letras y decidme: “Que soy yo, que te leo desde Angola”. Me haría mucha ilusión.

En cuanto a las entradas que tienen mayor número de visitas, a gran distancia del resto está la titulada "Billetes de 500", con un gran número de comentarios de lo más variopinto, que me hace pensar que la picaresca y bordear la ley como se pueda, es inherente a los españoles. Si se teclea en google “cambiar billetes de 500”, mi entrada sale de las primeras. Parece que este asunto de cambiar el billete morado sigue teniendo interés.

Sorprendentemente, también tienen muchas visitas algunas entradas que se alejan de la línea básica de mi blog, que es contar historias de mi trabajo. Son comentarios sobre musicales (Hoy no me puedo levantar), películas(El lobo de Wall Street), libros (El mismo mar de todos los veranos) o cómics (Cuando la realidad se convierte en viñeta).

En estos dos años he escrito 80 artículos y os tengo que confesar que mis lectores más “devotos” son unos que no tienen Internet para asomarse a estas páginas. Periódicamente, se las imprimo en papel y las leen tranquilamente en el sofá de casa, con mucho más gusto (según ellos) que algunas novelas. ¡Amor de padres y tías! Demasiado mayores para complicarse la vida con estas tecnologías, me piden cada cierto tiempo nuevos “fascículos”.

Tengo otros familiares más jóvenes que ellos que también me siguen, uno de ellos con tanta dedicación como mis padres, que suele comentar y, a veces, meterme caña. Pero la gran mayoría de lectores son completos desconocidos que por diversos motivos han tropezado con Zarzamora y deciden leer sus historias cotidianas.

Gracias a todos por acompañarme semana tras semana, por estar tan cerca y, quizá tan lejos geográficamente, leyendo esta literatura de andar por casa. Espero continuar más años poniendo un poquito de entretenimiento en la “blogosfera”. Y ojalá consiga que todos los visitantes seáis lectores tan fieles como mis queridos padres.