El otro día leí algo sobre la necesidad de las vacaciones y del descanso diario tras la jornada laboral. Es una locura la propuesta del dueño de la empresa china Alí Baba, que propone trabajar 12 horas diarias 6 días a la semana para aprovechar las fuerzas y el ímpetu de la juventud.
Decía el experto que solemos asociar el estrés con un momento concreto de especial tensión o de trabajo extremo, pero que no había que engañarse: el día a día, el "run-run" mental de no llegar a todo lo que se nos exige y tener asuntos pendientes de forma permanente, va haciendo mella en el trabajador y aumenta el estrés de fondo que cada uno lleva en su particular mochila laboral.
Concluía que las empresas que someten a sus trabajadores a objetivos inalcanzables, tensión y miedo constantes fomentan las enfermedades mentales de sus asalariados.
Ayer, recién llegada tras los días de asueto de la Semana Santa he pensado que ese experto hablaba en general pero quizá pensaba en mi Banco. O en todos los Bancos. Considero que ahora mismo todos son tóxicos para sus empleados.
Ayer, primer día de trabajo tras el regreso y parece que es ésta nuestra semana de pasión. Apenas nos dio tiempo a intercambiar saludos y algún comentario banal sobre estos días: el sol, la lluvia, las procesiones, la familia... Nada
La jefa de zona se desgañitaba en su multiconferencia telefónica ante los directores de oficina para marcarles nuevas prioridades, exigir mayores resultados y regañar a los que van peor. El escarnio público es habitual.
No hay momento de descanso en Banca. las exigencias y las reprimendas se encadenan sin un mínimo respiro. Hay que ser muy fuerte mentalmente, o muy pasota, para aguantar el ritmo y no caer en depresiones o crisis de ansiedad. Hay que ser muy conscientes de la propia valía, al margen de conseguir vender más o menos, para resistir. Hay muchos que no pueden más, están presionados, agobiados... Este trabajo les aboca a tratamientos farmacológicos que les concedan un cierto relax artificial necesario para sobrevivir.
Hace una semana tuve el honor de ser atendido por un visitador que visitaba a sus pupilas (todas eran mujeres). Aquí el feminismo funciona a tope. No dudó en meterse en la conversación con la chica que me atendía para informarme de las excelencias que tienen las operaciones por el "internete". Qué maravilla. Salí transfigurado. Desde ese día me siento como mucho más más joven. Batracius
ResponderEliminarNo sé si es locura o estupidez, porque los empresarios inteligentes de verdad son los que tienen contentos a sus trabajadores, y lo digo por experiencia. Se basan más en el sentido común que en la avaricia, y les ha ido bastante bien. Por lo demás, esos que tanto presionan son los primeros en estar enfermos. No sé si esto es un consuelo. Abrazos.
ResponderEliminarEn mi profesión los horarios eran interminables, las doce horas eran seguras y alguna podía caer de más por necesidades perentorias de entregas de ultima hora. Era un sin vivir, y los conflictos y los errores se acumulaban, y encima achacados a los operarios alegando falta de interés y amenazando por añadidura con despido o sanción. Todo un despropósito que realizan muchos empresarios sin necesidad de tener ojos rasgados.
ResponderEliminarAbrazos.