¿El motivo? Mi banco había ideado un nuevo producto -no demasiado original, por cierto- y, a través de su estructura piramidal, la presión por cumplir unos objetivos totalmente arbitrarios, descendía velozmente, cada vez más intensa y con peores modos.
No entiendo ese afán de los altos dirigentes -o no tan altos-, ambiciosos y con afán de medrar, por aparecer rápidamente en el "cuadro de honor", en los primeros puestos de consecución de objetivos.
Obligan al personal a paralizar todo tipo de asuntos, quizá más productivos, para dedicarse en exclusiva a la comercialización de una nueva ocurrencia.
Claudio Bobo se lo toma todo con tranquilidad, al contrario que el director -Roque Ronco- que, nervioso perdido por la mezcla de nicotina en sangre, Coca-Cola en el estómago y el bloqueo mental de tener que buscar clientes para endosarles el nuevo producto, fue al lavabo unas diez veces en la mañana.
Imagino que fumaría sentado en el retrete con la ventana abierta. O quizá su próstata no es la que era y necesitaba orinar más de la cuenta. Con los nervios le falló la puntería. La cabina tenía goterones sospechosos.
No tenemos aseos conjuntos como en esas series modernas. Vi la "costra" ese día, a punto de irme, cuando entré en ese "sancta santorum" masculino para apagar las luces. Detesto las luces encendidas cuando no hay nadie.
Al día siguiente, junto a Claudio, corroboré esa primera impresión. Roque es un poco guarro, incluso había pelos púbicos en el urinario. También tiene un poco de culpa la limpiadora. Es muy joven, muy dulce, pero limpia muy mal. No friega, "acaricia" los suelos con una fregona que no enjuaga demasiado y un agua con sustancia porque no lo renueva mucho. Pero las chicas tenemos nuestros aseos inmaculados y la limpiadora es la misma. Alguna diferencia de "género" debe de haber.
Empecé hablando de las tensiones provocadas por la nueva campaña de lanzamiento de un novedoso producto "moderno" "útil" "rompedor" y acabo hablando de suciedades en los baños y de las idas y venidas del director.
Como el niño que se refugia bajo la mesa intentanto escapar de las iras de sus padres, Roque busca refugio y serenidad en el cuarto de baño. Por un ratito se olvida de que en este Banco todo es un "dejà vu"
¡Qué impresión causan esas fotos que has elegido! ¿Diferencia de género en este campo? Desde luego, aunque por desgracia, cada vez son menos y, si no, entra al servicio en un pub un sábado por la noche, verás. Abrazos.
ResponderEliminarLa verdad es que por la forma de realizar cada uno lo suyo se nota la dejadez o el cuidado hacia el entorno y el respeto hacia los demás. Habría que ver si en su casa es más de lo mismo, si es así seguro que habría que calificarlo de cerdo; aunque estos animales aún teniendo fama de guarros son unos de los más limpios, lo que pasa que el hábitat en el que los recluimos no es el más adecuado en muchos casos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero de dónde has sacado semejante foto. ¡Qué horreur! Una vez leí un artículo sobre la intimidad y quien lo escribía, que era el padre de familia, decía algo así que en su casa, el baño era el único lugar realmente íntimo.
ResponderEliminarNo es una foto. Es un cuadro de Antonio López. Muy realista.
Eliminarhola! que entrada, y que fotos y que mugrientos!! en fin, sorpresa del dia, saludosbuhos.
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