sábado, 12 de enero de 2019

Experiencias compartidas.


Hace unos días una de mis hermanas me habló de un programa de Jordi Évole: Banca Navidad. En el trabajo también Claudio lo había visto.

-Mira, hablaba un ex-empleado que por lo que decía, perfectamente podía haber trabajado en nuestro Banco. 

Me picó la curiosidad y vi el programa. Un ex-empleado desgranaba sus experiencias en Banca, definiéndolas como una mezcla de momentos buenos y malos. Fue director de sucursal y aguantó las presiones de "producción" -así lo llaman ahora- de los superiores. Estuvo varios años medicado para aguantar. Decidió una vía alternativa, el magisterio. Se preparó y tuvo la suerte de que se marchó vía ERE con una indemnización. Dice que ahora, aunque gana bastante menos, es más feliz en la docencia. 

Contaba sin aspavientos cómo compañeros le confesaban que, a veces, tras un broncazo -habitual- de los superiores, habían ido al baño a llorar; cómo los objetivos a cumplir estaban presentes en su cabeza incluso los fines de semana. 

Pensar que esto es lo que te espera durante el resto de tu vida laboral en Banca, cuando aún eres joven, tiene que resultar una pesadilla.

También entrevistaban a los habitantes de un pueblo donde ya no tenían ninguna oficina bancaria ni cajero automático y tenían que desplazarse por carreteras sinuosas unos 20 km. para encontrar uno. Yo entiendo que un Banco es un negocio y busca su rentabilidad, pero ofrezco una idea publicitaria a esos "genios" que tienen en los puestos de marketing: Haced una serie de anuncios de pueblecitos encantadores, abandonados por la Banca y colgaos la medalla de ser un Banco amigo solidario, que llega una o dos veces a la semana, como el panadero, con una oficina rodante para que hagan las gestiones básicas los vecinos. Esa sí es una manera de fomentar la repoblación rural.


Pero no, la banca prefiere presumir creando Fundaciones que, claro que ayudan, pero están todas cortadas por el mismo patrón. Y con causas benéficas a las que "obligan" a sumarse a los empleados. Lo siento, pero yo mis donativos los doy a quien quiero y cuando quiero. No necesito que mi empresa me "ayude" con sugerencias de dónde donar o con "facilidades" descontándomelo de la nómina. 

No creo que Jordi Évole haya ojeado este blog, pero muchas de las situaciones que planteaba, las he analizado yo en diversas entradas. Se quejaban también varias personas a las que el periodista abordaba en las cercanías de un cajero, del cambio frecuente en condiciones de cuentas que les habían vendido como permanentes y, con gran resignación decían que estaban a merced de los Bancos y lo que ellos decidieran.

Sí, lamentablemente, estamos a merced de los Bancos, las compañías de telefonía, de seguros, las suministradoras de gas, agua, electricidad, los notarios, los dentistas...

Cada vez es más complejo elegir bien, nos lleva mucho tiempo porque las ofertas nunca son homogéneas. Es frustrante cualquier gestión teléfonica (que es lo que se está convirtiendo en habitual) No tenemos interlocutores eficaces en caso de problemas. Darse de baja de cualquier compañía es algo heroico por lo dificultoso.

No sé si somos más libres, no sé si realmente tenemos más opciones, no sé si nuestra vida se está volviendo más fácil.


4 comentarios:

  1. No vi el programa de Évole, pero entiendo que alguien coja por la calle de enmedio cuando se trata de un bancario. Posiblemente porque lo he sido. Y, posiblemente, porque en este blog he podido constatar que lo que comentas acerca de las "curiosidades" mencionadas en el programa yo también las he podido leer por aquí, porque tus anécdotas son el pan nuestro de cada día de la Banca.

    Y eso sí, no es ninguna tontería lo que has propuesto en cuanto a crear oficinas itinerantes, pero no creo que las cabezas pensantes del marketing tengan tantas luces como tú.

    Un beso.

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    1. Es cierto que los Bancos no son ONG y su fin es ganar dinero, pero a veces gastan en tonterías publicitarias y con menos dinero darían más satisfacción a la clientela. ¡Si es que nosotros ya no regalamos ni calendarios, que es una pequeñez que la gente agradece! Un abrazo.

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  2. Creo que llevas mucha razón en lo que dices. Tu idea de la "banca móvil" me parece genial, y solidaria de verdad; yo ya he visto autobuses móviles en alguna playa donde no había sucursal de ese banco; solo que no sé cuantos de tus compañeros estarían dispuestos a ir de aquí para allí. Como siempre, muy interesantes tus reflexiones. Abrazos.

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  3. En un pueblo de Zamora de cuyo nombre no quiero acordarme, cuando aún vivía una tía de mi mujer, La Caja de Ahorros tenía una casa con un despacho y su sala de espera, donde una vez a la semana iba el "itinerante" supongo y despachaba al personal. Su trabajo sería ingresar o sacar algún dinerillo y poco más, pero hacía su servicio- Por lo demás, sigo insistiendo y no me cansaré, "Zarzamora for President" -

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