sábado, 12 de mayo de 2018

Adiós Augusto (continuación)

A ninguno nos apetecía mucho hacer una comida de despedida, pero como es lo tradicional cuando hay una jubilación, Lupe se puso manos a la obra. 

En la sucursal somos pocos y mi jefa decidió hacer un grupo de whatsapp incluyendo a antiguos compañeros y a algunos amigos de Augusto de otras sucursales, para que la reunión fuera más animada y para que el coste del reloj que le pensábamos regalar (también es tradición regalar reloj) nos repercutiera menos. En ese grupo estaba excluído el ex-director al que íbamos a homenajear.

Entre todos propusimos días adecuados y se decidió el restaurante. Augusto sabía que 
iba a comer con nosotros, con los de la sucursal, en esa semana. Lupe no le había dicho que íbamos a ser muchos más y que sería su despedida oficial, con regalazo incluido. Pensábamos que el factor sorpresa estaba bien. 

Claudio Bobo se curró mucho lo del regalo. Nos trajo fotos y precios de muchos relojes, muy caros, muy aparatosos, un tanto inútiles, pero que son los que se suelen regalar. En la vida hubiera comprado yo algo así a mi marido -que, por cierto, mira la hora en el móvil- pero ya me había resignado a "tragar" y a pagar. Pequeño peaje por librarnos de Augusto.

Tiempo, Gestión Del Tiempo, Cronómetro, Industria

Una semana antes del evento nos comunicaron las "notas", la evaluación anual que nos hacen los superiores en las oficinas. Sí, como en el colegio. Y Lupe y Claudio no "progresaban adecuadamente" según el baremo del director jubilado. Con esta "sorpresa póstuma" a todos nos empezó a dar una pereza enorme agasajar a Augusto, que se había marchado fastidiando a su personal hasta el último minuto. A pesar de este disgusto pensábamos hacer de tripas corazón y asistir, y pagar nuestro menú y la parte proporcional de la comida y el regalo del "protagonista".

Sorprendentemente Augusto llamó a Lupe al día siguiente. No dio muchas explicaciones.

-Hola Lupe. Mira, que no puedo ir ese día a la comida. A ver si se puede posponer.

Lupe vio el cielo abierto.

-Pues ya va a tener que esperar. Zarzamora coge unos días de vacaciones, yo tengo bastante lío las semanas de los puentes... Mejor vuelves a llamar tú y nos dices cuándo te viene bien.

En cuanto colgó se dirigió a Claudio.

-Claudio ¿Has encargado ya el reloj?

Afortunadamente aún no había ultimado nada, aunque había dedicado mucho tiempo a mirar, comparar, fotografiar modelos...

En el restaurante pudimos cancelar la reserva sin problemas. Y en el grupo, Lupe, aséptica, escribió un mensaje para todos:

-Chicos, me ha llamado Augusto. Parece que no puede venir el día que habíamos acordado. Así que la comida de jubilación se suspende hasta que él nos comunique una fecha que le venga bien.

Sabemos que no habrá comida. Y que Augusto nunca tendrá ese reloj fardón y absurdo que mis compañeros habían elegido para él.

7 comentarios:

  1. Así quisiera yo despedir a más de uno, pero no hay manera. Mis Augustus/as resisten y resisten. :(
    Abrazos.

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    1. Creo que al final nos va a salir barata la "no despedida".Y mira que a veces me da un poco de penita... Un abrazo.

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  2. Menos mal que Augusto tuvo el detalle de libraros de esa comida de compromiso. Seguramente él era consciente de vuestro escaso afecto hacia su persona y no quiso poneros en esa ingrata tesitura (ni ponerse él, claro).

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    1. Pensaría que para ver caras largas mejor dejar todo en suspenso. Un abrazo.

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  3. Esperemos que no se haga cierto el viejo dicho de "bueno me hará, quién detràs vendrá. Pero qué cenizo soy. Rasputin

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    1. Otro vendra qué bueno me hará. Yo conocía el dicho un poco diferente. De momento hemos mejorado. Un abrazo.

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  4. Sí, es más académico tu dicho, el mío es más de pueblo

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