martes, 24 de septiembre de 2013

Debacle informática

Debacle: Del francés débâcle. Desastre.
                              


El miércoles pasado nos cambiaron, se suponía que para mejor, el sistema informático. Siempre nos engañan con eso, que si vamos a mejorar, que todo estará más integrado, que favorecerá las labores comerciales...

El gran problema de la Banca es que hay demasiada gente que "piensa" y pretende organizar eficazmente el trabajo en las sucursales sin haberlas pisado jamás. Y dentro de las oficinas mis necesidades en ventanilla son diferentes de las del director o el comercial. Eso no lo ven, y todos funcionamos con la misma "plataforma", que es un sistema mastodóntico que me da hasta el número de pie de cada cliente (es un decir) cada vez que lo busco para hacer una mísera transferencia.

Cada cambio informático que he vivido, y ya son muchos, ha sido un apaño sobre el anterior. Imaginaos una casa un poco vieja a la que ponen una fachada nueva y un vestíbulo decente (la nueva versión informática), pero que mantiene los mismos sillones antiguos y la misma cocina de carbón. Ahora, delante de la fachada, han puesto un jardín y, por dentro, todo sigue igual.

Para entrar en la habitación transferencias atravieso el jardín nuevo y el vestíbulo de hace varios años. Si quiero ir a la habitación recibos no puedo usar ningún acceso rápido, tengo que salir a la calle y volver a entrar. ¡Y no puedo dejar
abiertas las puertas de las habitaciones para luego entrar más rápido, las tengo que cerrar con llave!

En fin, que el primer día fui despacito para no equivocarme y pensé que, si se organizaban colas, como así fue, pues paciencia. Hubiera sido peor un cambio en viernes y en fin de mes, que a veces lo han hecho así.

El viernes, que suele ser un día complicado, la "aplicación" funcionaba a trancas y barrancas. La gente se ponía nerviosa, yo también. Todos teníamos que reiniciar constantemente y cada operación me tardaba diez minutos. ¡Claro, era viernes. Siempre hay alguien en el Banco que hace algo para que los viernes sean terribles en las sucursales! El viernes en que todo funciona correctamente y no hay ningún incidente es un milagro.

En esas estaba, calmando los ánimos de la gente que esperaba, e intentando acceder por enésima vez, cuando mi jefa grita feliz:

-Zarzamora, que acaba de aparecer la aplicación antigua, la que desapareció hace dos días.

-¿Pero funcionará? -pregunté escéptica. 

-Yo voy a probar, tú haz lo mismo. Seguro que todo se ha colapsado y por eso han habilitado la vieja. Si es que hay demasiada información...

Allí estaba nuestro programa anterior, resucitado, vivito y coleando. Y con él seguimos varios días después. De momento conviven juntos. No sé si es la costumbre, pero todos seguimos usando lo antiguo. Nos sentimos más cómodos y hacemos todo más rápido. Si las cosas funcionan, ¿por qué ese afán por cambiarlas?. Nos han dado una vitrocerámica, pero nuestros guisos salen mejor en la cocina de carbón.

7 comentarios:

  1. Que buena comparación haces del programa informático con una casa, es muy ingeniosa y tienes toda la razón. A mi también me ha pasado en el trabajo en alguna ocasión y el resultado siempre es el caos generalizado, además siempre que empiezas a cogerle el truco a algo, te lo cambian.
    Zarza, una cosa, necesito que te hagas seguidora del blog para que puedas concursar en el sorteo, es muy fácil, pásate por el comentario que me has dejado en la entrada del sorteo que allí te lo he explicado, ¿vale? Sé de sobra que me sigues y comentas pero hay que hacerlo "oficialmente", así además sabrás como seguir a otros blogs y recibirás sus posts actualizados.
    Besos!.

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  2. Aún recuerdo las Cajas de Ahorro (supongo que también los Bancos), cuando te anotaban -a mano- los apuntes de ingresos y abonos en las cartillas y no pasaba nada. Hoy sería imposible. Mejor que esto no avace demasisado porque entonces acabarían quitándonos a las Zarzamoras simpáticas y útiles y guapas, Bueno y a los zarzamoros, que dirían las damas, aunque la mía creo que tiene enfilada a alguna porque dice que no la tratan adecuadamente.

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    1. Yo no le he vivido como trabajadora, pero sí recuerdo que cuando era niña mi abuela nos abrió a cada nieto una cartillita para los ahorros y todo se anotaba a mano. Ahora si no funciona la informática, mala suerte, estamos totalmente incapacitados para atender al público.

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  3. Como informatiquín que soy, tengo que decir que tu descripción de los cambios que se suelen hacer en los sistemas bancarios es perfecta. El problema radica en que cada vez hay más gente "pensando" y menos gente con conocimientos técnicos reales. Los que "piensan" no suelen tener ni idea de temas técnicos y se limitan a soltar por sus boquitas (a veces también escriben, pero les gusta más ir pidiendo cosas sobre la marcha) cualquier idea que se les ocurre para "aportar valor añadido" al sistema (lo de "aportar" y "añadido" en la misma frase siempre me ha parecido un tanto redundante).
    Su maravillosa idea (hay que reconocer que algunas son buenas) se la pasan al jefe del departamento de desarrollo que, habitualmente, tampoco sabe nada de cosas técnicas. Éste se lo pasa al jefe del grupo de subcontratados de otra empresa especialista (supuestamente) en desarrollos computacionales para que ejecute la idea del "pensador". El líder de los subcontratados, en el mejor de los casos, identifica cuál de sus chicos está libre y le encomienda la misión de analizar los nuevos requisitos y dar un presupuesto de tiempo para el desarrollo. En el peor de los casos se limita a soltárselo al más avispado de sus desarrolladores que, por saber hacer las cosas, es al que le endosan todo mientras los demás se masajean sus partes nobles. A veces hay que poner manos a la obra sin haber hecho el más mínimo análisis porque, como les encanta decir a los jefes, "esto tiene que salir, sí o sí, dentro de dos semanas".
    El problema básico es que el que finalmente tiene que llevar a cabo la sustanciación de los "sueños" de esas personas que "piensan", suele ser alguien que tiene una cualificación muy escasa. Tened en cuenta que, con la hilera de intermediarios que hay desde el pensador hasta el ejecutor, y sabiendo que los sueldos van decreciendo en ese mismo sentido, el pobre diablo del final no puede cobrar demasiado, así que contratan al primero que pillan por la calle, rehacen su currículo para indicar que sabe lo que no sabe y, en ocasiones, hasta le asignan mayor edad de la que tiene para que pueda aparentar tener tantos años de experiencia como piden los subcontratantes. Todo vale para colocar a un "recurso" por el que el banco pague una tarifa con la que poder pagarle a él y a todos los que lo gestionan.
    El resultado de todo esto es que, habitualmente, sólo generamos basura. Se hace todo corriendo y sin pensar, no se documenta nada o, cuando se hace, se hace mal o muy mal. Se dan cursos de cosas que no se van a utilizar y nadie es capaz de aleccionarte en las cosas que tienes que utilizar. Eso sí, las ventanas de inicio de las aplicaciones, son cada vez más monas (perfecto símil el de la casa vieja con fachada y vestíbulo nuevos).

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    1. ¡Qué bien explicas todo este tejemaneje de las subcontratas en que el dinero se va quedando en muchos bolsillos intermedios!. Aún no conozco a ningún empleado de sucursales a pie de calle, al que le hayan pedido opinión sobre las novedades que van a implantar y que nos van a "facilitar el trabajo"

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  4. Muy bien Meteorismo. Habló la curranta (o es currante), El técnico explicó, y yo solo diré que soy mayorcillo, que me gustan los cajeros, aunque menos que a los "chorizos", y ver cómo van mis pobres dinerillos desde casa. ¡Qué maravilla! ¡Hasta dónde vamos a llegar!. En mi caso, ya, no muy lejos. Solo diré, como la vecina de mi madre en Burgos, hace ya muuuucho tiempo, cuando fuimos a casa de otra, que se acababa de comprar "una televisión" y pasamos a ver dicho artefacto. Pues bien, soltó una frase que me acuerdo perfectamente y que me pareció ya entonces, buenísima. "La verdad es que el que haya inventado la televisión tiene que ser un tío listísimo y se va a forrar".

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    1. Para mí el mejor invento es el de la lavadora y la fregona. Aunque lavando y fregando el suelo a mano se hacían unos músculos...Casi mejor que ir al gimnasio, como hacemos ahora.

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