martes, 21 de enero de 2020

Más cambios

Escribo en casa. Por motivos personales he pedido un día de asuntos propios y aquí estoy, sintiendo las ventoleras de la borrasca Gloria golpeando en persianas y cristales. Roque sabía que hoy yo no trabajaba, pero le ha dado igual. Hacía mucho que no se ponía enfermo y ya se ha encargado de comunicar en el whatsapp de la oficina que no va a trabajar porque está "arrojando". Nunca nos queda claro por dónde.

En fin... Se tendrán que arreglar Claudio y el nuevo compañero sustituto de Lupe, (Beltrán Quilo) La oficina está bajo mínimos porque Tolosa también ha desaparecido de nuestro mini-mapa bancario. Justo antes de las vacaciones navideñas le dijeron que se iba, que con cuatro empleados la sucursal funcionaba.

A pesar de que nunca le cogí muy bien el punto a Tolosa, sentí que le hacían una jugarreta muy fea. Antes de Navidad y con el marido bastante enfermo, entiendo que no es un buen momento para ningún cambio.

Así se lo dije:

-¡Qué faena,Tolosa! ¿No has hablado en Recursos Humanos de tu situación familiar para evitar el traslado?

-¿Yo? No tengo ningún apego al sillón.

Obviando que nuestro sillón es una porquería de silla de oficina con ruedas que no se desplazan demasiado bien, sin cueros, ni ostentaciones, le insistí.

-Si no es apego. Es la faena de un cambio que siempre trastorna y estando ahora tu marido así...

-He pasado por tantas oficinas que realmente me da igual. Además me han dicho que estaré de soporte del subdirector.

Por un momento admiré su indiferencia ante los cambios. Por otro detesté su presunción. "Soporte del subdirector", decía con cierta petulancia, cuando en mi oficina se negaba a hacer cualquier tarea que no fuera estrictamente comercial y no sabía ingresar cheques, pasar impuestos, o gestionar recibos. Me parece a mí que poco soporte dará al subdirector al que le toque en desgracia.

Teníamos ya fijada la fecha de la comida navideña de la oficina y justo ese día era el primero de Tolosa en su nuevo destino. Vino a la comida deshaciéndose en elogios de los nuevos compañeros, del lugar, de todo. Sinceramente, me alegré  de que estuviera contenta. Yo soy de otra pasta, quizá más blandita, más sensible, y me costaría cualquier cambio porque llevo mucho, mucho tiempo en mi actual destino. Yo soy ya como las pelusas que andan por los rincones. Nadie se fija en ellas y por eso no me trasladan

El día de la comida llevamos cada uno un regalito e hicimos a los postres un "amigo invisible". Muy divertido,pero al final te llevas un trasto a casa y piensas a quien se lo podrás endosar porque no suele ser muy práctico. Es una inutilidad divertida, como la lotería.

Acabó la comida, todos quedamos contentos y nos despedimos. No he vuelto a hablar con Tolosa. No por nada especial, sino porque tengo ahora mismo mis propias preocupaciones personales y estoy bastante centrada en mi familia, con el ánimo un poco bajo para otras cosas. 

De hecho escribo sobre estas "frivolidades" para alejar un poco de mí las tristezas. Y debo decir que el trabajo está siendo un asidero que me impide tocar fondo.

El otro día, al acabar la jornada le pedí a Claudio que me dejara en una boca de metro que le pillaba de camino a su casa. Él tenía ganas de cotillear.

-¿Sabes que le dijo Tolosa al director el día de la comida acerca del regalo? -me preguntó en tono misterioso.

-A ella le tocaron los bombones del jefe y no parecieron gustarle mucho. A lo mejor se los devolvió. La verdad es que no me enteré.

-No te enteraste porque fue al final. Ya nos habíamos ido todos. Le preguntó, como en la canción: ¿Y el regalo "pa" cuando? Vale, soy un exagerado, le dijo simplemente ¿Y mi regalo? Y claro, Roque se quedó de roca, bueno, de piedra.

-Es que en esta oficina ha pasado muchísima gente que ha estado menos de dos años y cuando se han ido jamás se les ha hecho regalo -le dije a Claudio- Tal y como está todo ahora de cambiante, necesitábamos un sueldo extra para regalos de los que van y vienen.
-Pues más o menos eso fue lo que le dijo Roque. Es que ha sido la primera vez que alguien le pide "su regalo"

Esta es la versión de Claudio, que no se llevaba nada bien con Tolosa. No sé si será cierta al cien por cien, pero ahí queda. Ahora está más tranquilo y trabaja más porque no desgasta energías en sucesivas peleas y discusiones con ella.

Y yo sigo bien. Es la primera vez en mi vida bancaria que no tengo a ninguna mujer como compañera, ni como jefa y estoy mejor que nunca. Todos tenemos ya una cierta edad y nos resbalan muchas presiones.


4 comentarios:

  1. Ánimo con esos problemas personales y disfruta de esa nueva situación sin jefas. Abrazos.

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    1. Gracias por tus palabras de ánimo. Poco a poco todo se va arreglando, o nos vamos adaptando a nuevas situaciones. Un abrazo.

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  2. Espero que el bajón personal sea transitorio y todo vuelva a su justo lugar. Es curioso confirmar, que muchas mujeres no os sintais a gusto bajo el mando de otras mujeres. Tiene que haber una razón, seguro.
    Un abrazo y muchos ánimos.

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    1. Quizá los hombres son menos susceptibles y aceptan mejor cualquier opinión sin mosquearse. Un abrazo.

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