viernes, 28 de febrero de 2014

Prolongaciones de jornada



La prolongación de jornada, sin remunerar, por supuesto,
es una constante en la Banca. Y no solo en este sector . ¡Ya había olvidado la cantidad de “horas extras” que dedican a los deberes los tiernos niñitos de educación primaria. Niños que llegan al colegio a las nueve y salen a las cuatro de la tarde. Los más afortunados, claro, que muchos desayunan en el colegio y tienen alguna actividad extraescolar adicional por la tarde, con lo que su hora de salida puede ser las seis de la tarde. El escaso tiempo de ocio que les queda lo dedican a realizar tareas escolares, a veces excesivas.

Sí, había olvidado que hay niños que sufren esta “tortura” diaria. Niños y padres, que esto de los deberes a veces es un trabajo en equipo. Aunque también hay papás que suplican al profesorado mayor número de tareas escolares para sus retoños.

Por motivos familiares, mi sobrino de nueve años (cuarto de primaria), está pasando unos días en casa. Hoy, mientras escribo esto, él está todavía haciendo una redacción. Son las ocho de la tarde. Es cierto que se dispersa un poco, o que está en “expansión”, como a veces les dice la profesora cuando ve que no ponen atención en clase, pero que tire la primera piedra el adulto que no se distrae en su trabajo, muchas veces con toda intención.

¡Y es que el trabajo y el colegio tienen tanto en común! Los mismos errores se repiten en distintos ámbitos.


                         
Algunos de los libros de mi sobrino
Prolongaciones de jornada

Si se dice que las prolongaciones de jornada indican una ineficacia laboral, ¿qué significado damos al hecho de que los niños “necesiten” ampliar su horario escolar por la tarde? ¿Ineficacia del sistema escolar? ¿De los profesores? ¿Es que ningún niño es capaz de alcanzar sus ”objetivos escolares” en el horario establecido, del mismo modo que las empresas no llegan a los objetivos en la jornada estipulada?

En ambos casos, falla algo. O los objetivos (excesivos), o los gestores o profesores. No siempre van a ser malos, o torpes, los empleados o los alumnos.

Duplicidad de funciones

En el mundo laboral hay muchas pérdidas de tiempo por duplicidad de funciones. Esto suele pasarles a muchos niños que gastan minutos inútilmente ¡en volver a copiar en su cuaderno todos los enunciados de los problemas que ya tienen impresos en el libro! Y esto lo hacen obligados por sus profesores.

Que alguien me explique qué ventajas tiene esta manía de casi todos los profesores de primaria. Si el enunciado está en el libro y además tiene un numerito delante –ejercicio 1, 2, 3…- ¿Para qué lo tienen que copiar los muchachos? Obsesionados con la copia (lo accesorio) pierden de vista lo esencial: discurrir y solucionar el problema.

Conciliación

En la Banca, como en tantos otros sectores, la no conciliación entre vida personal y laboral genera tensiones, malestar, e impide que los trabajadores desconecten del trabajo, pues las jornadas se empalman casi sin solución de continuidad unas con otras, con apenas unas horas para el descanso nocturno. No hay tiempo para pasear, charlar y disfrutar del ocio. Los nervios están en tensión y se estalla a la mínima, normalmente con los más cercanos y los de más confianza: padres, hijos, parejas.

Si los niños salen del colegio y al llegar a casa continúan con apasionantes tardes de deberes, no les da tiempo más que a merendar deprisa y corriendo. Casi no juegan, ni pasean, ni pierden el tiempo, que también es sano. Su pequeño cerebro se llena de problemas imposibles, redacciones, conjugaciones, caligrafías… que a algunos les quitan el sueño. Muchos esperan temerosos la llegada del nuevo día porque tienen las tareas inacabadas. No todos tienen padres, abuelos o tíos, que les puedan orientar. Comienzan a ver el colegio con temor.

Subcontratas


En muchas empresas, por diversos motivos, normalmente para abaratar costes, se subcontratan muchas tareas. La Banca es un buen ejemplo de ello. Hay personal externo peor pagado y con contratos más precarios que atiende la Banca telefónica, los temas jurídicos o las incidencias de tarjetas, por poner algunos ejemplos.

En los colegios, parece que para cumplir adecuadamente con los objetivos educativos, también se necesita “subcontratar”, de forma gratuita en este caso, a padre, abuelos o tíos que, muchas veces sin los conocimientos adecuados, ejercen de “profesores particulares” por las tardes ayudando a sus retoños a hacer los deberes y volviéndose locos ellos mismos intentando entender los enunciados. Sí, por mucha carrera que tengamos, a veces no acertamos con la solución de problemas de primaria.

Distintas personalidades


Algunos empleados aprovechan su tiempo de trabajo al cien por cien. No lo pierden llamado por teléfono a su “churri” y a toda la parentela. No alargan innecesariamente los cafés o la comida. No están de cháchara insustancial con los compañeros entreteniéndolos y entreteniéndose. 


Lamentablemente, la jornada es igual de larga para el que rinde mucho y para el que pierde el tiempo. Y tampoco suele haber diferencias de sueldo. Es muy posible incluso que al eficaz se le cargue con más trabajo. ¡Como lo hace todo bien!

En los colegios hay niños que aprovechan ratos muertos después de comer, o los tiempos de estudio que dan los profesores en clase. Ellos hacen los deberes mientras otros charlan o juegan al fútbol, que también está bien. Cada cual elige sus opciones.

Pero los que aprovechan el tiempo por la mañana, tienen menos tareas que realizar por la tarde, más tiempo sobrante para ser… libres.

                                                 
Este es un dibujo de mi hija cuando era pequeña.


Cuando yo era niña, y de eso ya hace mucho, ya me quejaba del exceso de deberes. Hemos cambiado de siglo. El pre-escolar, la E.G.B., el B.U.P., se han convertido en Educación, infantil, primaria, E.S.O., Bachiller. La educación es una macedonia de siglas siempre cambiante, pero me parece que los cocineros (los profesores) no cambian tanto. Y los ingredientes (los alumnos) siempre tienen el mismo afán: estar en la cazuela poco tiempo o… escaparse.

¡Ánimo sobrinito! A ver si cuando seas mayor cambian las cosas y trabajamos para vivir, no vivimos para trabajar, y puedes tener el tiempo libre que, a veces, no puedes tener ahora. Por cierto, lo he pasado muy bien ayudándote con los deberes.




12 comentarios:

  1. Menudo discurso comparativo. Muy bien sí si... Ya es un poco tarde, pero quizá tenderían que haberlo leído un grupito que conozco y que ya se limitan a ver los toros desde la barrera, bueno, ni eso.

    Respecto a tu sobrinillo, pues mira, te hace sentirte una madre joven, recordando los buenos tiempos en que lo hacías con los tuyos. Además así no te "oxidas" porque algún día tendrás que hacerlo con tus nietos.

    Seguro que te honrará con el título de "Tita Preferida."

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    1. La verdad es que ha sido entretenido.Lo que más me costó fueron unos problemas de "visión espacial" Y es que me cuesta orientarme hasta en el súper. Ja,ja,ja. A ver si me haces propaganda entre "el grupito" me hacen comentarios, que siempre me gustan. Aunque sean diferentes a mi visión. Un beso a todos.

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  2. Respecto al comentario anterior, este grupito, no tiene que tender nada.

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  3. Unas reflexiones muy acertadas por la realidad que describen.
    Creo que el "alargamiento" de las jornadas escolares y laborales se deben en parte a esa máxima que no ha perdido vigencia a lo largo de los siglos:"Pan y Circo" :cuanto más tengas al pueblo entretenido con otros menesteres menos reflexionará sobre problemas trascendentales de su existencia.
    No nos engañemos la política y la economía lo rigen todo...la cultura y el ocio son apartados secundarios.
    Yo personalmente me revelo contra las jornadas largas y recelo de las actividades extra-escolares que no sean leer-jugar-escribir-soñar-pintar y perder el tiempo intercambiando palabras con tus seres más queridos.
    Gracias por tu comentario,de vez en cuando hay que dar un toque para no olvidar esta realidad.
    Besos y perdón por mi rollo.

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    1. No es ningún rollo lo que cuentas. A veces los adultos cargan mucho de tareas a los chavales, pensando, ya desde su infancia, en como conseguir que tengan, dentro de 20 años, un buen futuro laboral. Hay demasiada presión, muchas veces por parte de los propios padres. Un saludo.

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  5. Que buena comparación haces en este post, Zarza, tienes toda la razón. Siempre he pensado que si la jornada laboral se acabara antes rendiríamos muchísimo más, estoy convencida de ello porque la gente se esforzaría más sabiendo que tiene menos horas para realizar las tareas, es como cuando estudias, cuanto más tiempo tienes para hacerlo más relajadamente estudias, en cambio si por lo que sea sólo puedes estudiar la tarde de antes de un examen, esa tarde rindes más que en toda una semana.
    Sobre el tema de los niños, creo que debería ser obligatorio que una parte de la jornada se destinará a que jugarán y fueran creativos, no entiendo como mandan tantos deberes, y sino las clases extraescolares que sirven a los padres para tener al niño lejos unas horas más. Está todo muy mal pensado.
    Besos!

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  6. Es cierto, cuando las jornadas son taaan laargas no te pones las pilas en ningún momento, todo se demora. Yo, que acabo el trabajo a las 3 más o menos, agilizo para acabar a tiempo e irme a comer a casa sin nada pendiente. Deberíamos aprender de los horarios de los países nórdicos. Dicen que son países aburridos, pero en temas laborales parece que cuidan más al trabajador.
    Un abrazo.

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  7. Te hice toda la propaganda que pude. Dos matrimonios pedagógicos (ya jubilatas) me dijeron que … bueno mucha tarea no, pero algo sí. Que no sea más de media hora de trabajo, aunque claro, admiten que algunos pueden tardar más tiempo. A los familiares de mi mujer, les he enviado el “enlace” pero veo que ni por ésas. Es que algunas están ya muy mayores … Pregúntome si recordarán que en algún tiempo impartieron la Santa Enseñanza … y pusieron deberes…

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  8. Esto de las tareas escolares siempre es fuente de polémicas. Hay opiniones para todos los gustos. Gracias por la propaganda.

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  9. Desde bien pequeños tenemos unas pautas de trabajo basadas en cantidad y no en calidad, Un niño no puede tener una jornada de 8 o 9 horas, porque ni va a rendir ni a vivir como debe un niño, ni un adulto como en banca puede trabajar 7 horas y luego pedir que eche 3 mas de tarde, porque es antiproductivo, un fraude a la seguridad social y al paro que hay y poruq así no hay tiempo para educar a los hijos. Tenemos un problema muy serio desde la base

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    1. Estoy completamente de acuerdo contigo. Es más, los avances tecnológicos no facilitan el trabajo, sino que multiplican el control. La pena es que desde lo alto de las pirámide laboral se perpetúe el presencialismo,
      Gracias por tu comentario.

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