lunes, 29 de julio de 2024

Reuniones de vecinas

 Hace ya algunos años, y tras una divertida merienda en mi casa con un grupo de vecinas, creamos un grupo de whatsapp. Lo creó mi hijo, porque yo no tenía ni idea, y yo soy la administradora. En origen fue para compartir algunas fotos que nos hicimos ese día, hace ya siete años, cuando éramos más jóvenes y los acontecimientos de la vida nos nos habían arañado el alma. Todas sin excepción tenemos nuestras cicatrices desde ese día feliz y despreocupado de octubre de 2017.

De vez en cuando quedamos para tomar algo en las cercanías, contarnos novedades -sobre todo actualizar la información de nuestros hijos- y poner al día los cotilleos sobre la comunidad de vecinos y el barrio en general. Lo que no aporta una lo aporta la otra.

Me gusta quedar con ellas. Incluso en momentos tristes de mi vida, compartir conversación con las vecinas me da una inyección de optimismo y alegría y siempre, siempre, hay risas aseguradas.

Somos ocho en el grupo. Pocas. Pues es un lío acordar un día que nos venga bien a todas. Simplemente para cruzar la calle y tomar una cerveza en el bar de enfrente cuando cae la tarde. Es un plan tremendamente sencillo. Los hijos de todas superan la veintena y nuestros maridos se apañan muy bien solitos y nos dejan completa libertad. No tenemos ataduras domésticas.

Llegó el verano y una de ellas propuso en el grupo "vamos a quedar antes de irnos de vacaciones" Yo, como soy la única que no trabaja, dije que podía cualquier día. Soy así de "facilona". La cosa quedó en el aire.

Pasó el tiempo. El 10 de julio una de las vecinas propuso en el grupo dos días para quedar. Empezamos a contestar. Una indicó la posibilidad de una encuesta para mayor facilidad. ¡Sí, una encuesta para ver cuando quedan ocho personas! Salvo yo, ninguna podía quedar cualquier día. Se optó por el miércoles, día en que podíamos quedar la mayoría. Tan solo una, Libertad Grande, dijo que no podía, pero que no importaba, que ya nos vería en otra ocasión.

Luego se hizo otra encuesta para ver la hora a la que quedábamos, porque iba a hacer calor. Repito, el lugar de la cita es enfrente del bloque y está cubierto de árboles.

Ya estaba todo acordado y llegó el miércoles de la "quedada". A media tarde Libertad recuerda en el grupo que no va a poder ir, como ya dijo en su día y nos desea que lo pasemos bien.

Y entonces... todo se vuelve a liar. Después de dos encuestas de mierda, después de una preparación digna de la agenda de la Casa Real, otra vecina dice en el grupo:

-Si os parece podemos quedar el próximo lunes, si nos viene bien a todas.

Y ya, sin más encuestas ni historias, y a pesar de que Libertad reiteraba que por ella no cambiaran nada, se modificó la cita al lunes. Parece que el resto de vecinas no se dan cuenta de que Libertad pasa un poco de todo esto, que si queda con nosotras bien y si no queda le da igual.

Yo ya estaba indignada. No contesté, por esa tontuna de querer quedar bien, por no liar más la cosa, porque en estos mensajes de grupo todo se magnifica. Ya sabía que el lunes no podía, que estaría con mi marido en la sierra, pero me daba igual.

El lunes, como yo imaginaba, empiezan a preguntar por la hora de la quedada. Y en ese momento yo escribo:

-Estoy en la sierra, he venido con mi marido, pensaba que volveríamos hoy (mentira cochina) pero como se está tan fresquito, nos quedamos más tiempo. Lo siento, otra vez será.

Nuevamente intentan aplazar la cita para que yo pueda estar, me preguntan que cuando vuelvo.

Insisto que no sé, que como ya no trabajo y mi marido está de vacaciones estoy a lo que él diga y que estoy a gusto con el clima serrano.

¡Menos mal que al final quedaron y no siguieron con este cruce infernal de mensajes de "yo puedo", "yo no", "vamos a aplazarlo", "a qué hora"!

Con lo fácil que es quedar sin más un día. Las que puedan van y las que no, pues otro día. Además nos vemos muchas veces en el patio, al volver de paseos, en la compra... Es un desgaste tanto mensaje, tanto intentar quedar bien. Que yo no me excuso, en vez de mandarlas a la porra, intenté ser una "bienqueda" Así es la vida social. No quiero sembrar cizaña porque son muy buenas vecinas, la verdad. Después de 27 años de convivencia no voy a organizar un cisma por una saturación de mensajes inútiles en Whatsapp.

Finalmente quedaron la tarde noche más tórrida de este mes de julio, mientras yo me tapaba con sábana y colcha en mi alojamiento de la sierra después de ver como asomaba la luna llena en el horizonte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario