lunes, 20 de julio de 2020

Tiempo de normas

Estoy inmersa en este verano raro en el que voy a tener pocas vacaciones. Les he hecho un favor a mis compañeros de trabajo y me lo he hecho a mí misma cogiendo el grueso de mis días de asueto en otoño. Aunque con esta incertidumbre y los nuevos miedos que nos meten en el cuerpo no sé qué pasará en este futuro próximo.

Estoy trabajando y mi verano se aligera con  piscina por las tardes y alguna salida familiar  los sábados o domingos.

¡Ah, las piscinas! Claro ejemplo de exceso de normas sin sentido propiciadas, creo yo, por administradores de fincas que no tenían ningún deseo de hacer trámites para abrir, ya bien mediado junio, las piscinas de muchas urbanizaciones privadas. "Vamos a cansar un poco a los vecinos a ver si desisten y este año que se quede la piscina cerradita" parece que pensaron.

En multitud de recintos se exigía pagar dos sueldos más (aparte de los de los socorristas, que en Madrid son obligatorios casi para cualquier piscina por diminuta que sea): un salario para un nuevo empleado que controlara el aforo (simplemente contar a los que entran) y otra paga para un limpiador que desinfectara los baños cada vez que entrara algún vecino. En estas piscinas vecinales casi todos bajan con el pis hecho en casa, pero la norma es la norma.

Y se habilitaban cuadrantes para que la gente supiera cuándo bajar. En ciertas piscinas eran turnos deslizantes y limitados. Hoy  algunos vecinos bajan de  10 a 11. Esos mismos bajarán el siguiente día de 11 a 12 y así irán rotando. En otras, hay días en que unos pueden bajar y otros no pueden refrescarse. En la de una cuñada proponían bajar solamente media hora, el socorrista controlaba tu acceso y te abría la ducha para asegurarse que entrabas al agua ya bien limpito. Pasado tu tiempo volvías a casa, sin tomar el sol ni nada.

Ha habido también grandes disputas cuando los ancianos eran el sector dominante en la vecindad comunitaria. Muchos vejetes que ya casi no usan la piscina, han visto una oportunidad en el virus. Como se encarecían algunos servicios, han dicho mayoritariamente que este verano pandémico la piscina... cerrada. Y si se fastidian familias con niños que no quieren o pueden salir de vacaciones y no tendrán un poco de remojo estival... a ellos les da igual. Algo tremendamente injusto porque cuando uno compra una casa compra el conjunto: casa con ascensor, con piscina, con jardín... y no deberían recortarse las prestaciones por culpa de unos cuantos vecinos cascarrabias odiadores de niños.

Yo, afortunadamente, puedo seguir disfrutando de la piscina de la urbanización de mi madre. Lo han hecho bastante sencillo en comparación con los turnos farragosos de otras comunidades. Según la torre en la que se viva se va alternando: un día el baño es por la tarde, otro por la mañana. Así hasta acabar el verano. Así que como yo trabajo, voy por las tardes sin límite de tiempo, pero día sí, día no. El aforo del recinto en esta nueva "anormalidad" jamás está completo. Es el año en que nado con menos gente alrededor. Os diré que es un piscina grande, de esas antiecológicas que se construían en los años 70, con una absurda zona profunda de dos metros y medio. Suelo estar como mucho con tres personas más haciendo largos. No hubiera sido necesario establecer ningún sistema de turnos porque jamás se llena.

Entramos por la recepción con mascarilla, damos el nombre, nos indican que nos echemos gel alcohólico y nos acomodamos en las losas o en el césped. Por culpa del coronavirus está precintada una pequeña fuente en el interior del recinto. Los lavabos también están cerrados salvo que tengas una urgencia y pidas la llave a los encargados. No se puede comer nada en el recinto. Hay una agradable zona de césped a la que no podemos acceder los que vamos solos aunque esté vacía, porque la han reservado para familias con niños. Desconozco que relación puede tener esto con el virus. Nunca ha existido esa segregación.

Está prohibido salpicar. Agradezco a los socorristas que hayan relajado la normativa (diseñada no sé por quien) y nos permitan tirarnos de cabeza. La norma indica que había que entrar por las escalerillas. Los grupos de señoras jugando a las cartas que bajaban para charlar y apenas se bañaban ya no existen. Y para facilitar la limpieza se ha prohibido dejar hamacas en las instalaciones, medida que aplaudo porque ahora está todo mucho más amplio. El que quiera asiento usa unas sillas comunales o baja su tumbona y luego se la lleva. Podemos estar en el recinto fuera del agua sin mascarilla mientras no te acerques a alguien ajeno a tu círculo familiar. Pero bueno, esto es cosa de las precauciones de cada uno. Nadie va a pedirte el libro de familia.

Pues eso, que ahora mismo en cualquier piscina hay casi más reglas que las que ponemos los Bancos para atender a la clientela en ventanilla. Una consecuencia del virus es que ha abierto la espita para una mayor proliferación de normas, muchas de ellas absurdas y sin tener en cuenta las particularidades de muchas situaciones.

5 comentarios:

  1. Hola Zarzamora, en estos tiempos, los que han dado el pelotazo son los que tienen piscina privada. Esos sí que llevan mejor el verano. He escuchado muchas historietas en relación con esto de las piscinas comunitarias. En muchos vecindarios no se han abierto y en otros hay normas, como en tu caso. Yo no tengo piscina. En su lugar, tengo una azotea sobre mi cabeza que cuando se recalienta por el sol sevillano, no hay aire acondicionado que pueda aliviarme, salvo que lo pongas a temperatura polar. Pero, por suerte, tengo una hermana cerca con su piscina, a la que ya le ha advertido que en breve comienzo a hacer la maleta para mudarme unos días allí y pasar parte de mis vacaciones. Y luego está el tema playa. He encontrado una que está más o menos poco masificada pero que para llegar a ella, casi tiene que montar una expedición. Y cuando plantas la sombrilla estás tan cansada que desearías estar en tu casa. En fin, este verano y este año, y estos tiempos para olvidar. Besos

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    1. Creo que lo más práctico y seguro es ir a la casa de tu hermana. Feliz verano "raro". Con tener salud nos daremos por satisfechos.

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  2. En mi caso particular de piscina comunitaria veo un caso de manipulación por parte de "los de siempre" y la la gestora. Se hizo una encuesta muy confusa, salió que No. Reclamación de dos chicas, No podían privarles de ese derecho, solo aplicar las normas establecidas. Bronca monumental Se pide otra encuesta, más bronca. Pero la administradora sabía lo que hacía. Como daba por hecho que iba a salir mayoritariamente que no, se hizo. Pero eso no es lo que había expuesto la muchacha. Sencillamente debían abrir la piscina con las normas, pero nada más. Así se solucionó la papeleta volviendo a ganar los mismos. Esa es mi conclusión pero creo que estoy en lo cierto.

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    1. Las comunidades son un ejemplo de minorías manipuladoras, estoy de acuerdo. Un abrazo.

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  3. En esto, como en todo, querida Zarzamora, todo sería más fácil usando el sentido común. Pero, por desgracia, es el menos común de los sentidos. Y para situaciones más normales, donde el riesgo puede ser menor, nos ponemos más tiesos que un ajo; pero para los casos donde el puñetero coronavirus haría su agosto, parece que nadie tiene la solución definitiva. En fin, que me alegro de que más o menos lo lleves bien. Abrazos.

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