domingo, 22 de marzo de 2015

Suena la alarma

Tenemos tantas alarmas en la sucursal, que hay veces que suenan pitidos y ya no sabemos de dónde provienen. ¿De la puerta? ¿De la caja? ¿De los archivos? ¿Del cajero? Normalmente suelen ser falsas "alarmas" valga la redundancia, porque se nos ha olvidado, con las prisas, teclear la clave de desconexión.

                      

El otro día toda la sucursal estaba en calma. Vino a sacar dinero Doña Gertrudis Sordo. Mientras la estaba atendiendo comencé a escuchar un pitido leve, pero molesto. De esos pitidos que uno no sabe si están fuera o dentro del propio oído. 

-Gertrudis ¿Escucha Vd. un pitido? -le pregunté.

-No hija, no -me respondió con total seguridad.

Yo ya pensaba que, o bien alguna alarma sonaba de forma diferente, con un tono más ligero, pero más penetrante, o bien yo empezaba a tener ruidos en el oído, como mi suegra. ¡Lo que me faltaba, empezar con acúfenos a mi edad!

Otra cliente que estaba cerca de Gertrudis me tranquilizó.

-Yo también escucho el pitido, y parece que suena cerca.

En ese momento, Gertrudis se acarició la oreja y, como si hubiera hecho magia, el pitido cesó. En cuanto su mano se alejó de la oreja para contar los billetes, el sonido comenzó a atormentarnos otra vez.

            

-¡Gertrudis, eres tú!, algo has hecho antes y el pitido ha cesado. ¿Tienes algo en la oreja? -le pregunté deseosa de solucionar el misterio.

- Pues va a ser mi aparato del oído que me lo han ajustado mal -me contestó mientras oprimía el aparato y luego lo soltaba, oprimía y soltaba... iniciando un pitido intermitente -El caso es que a ti te oigo bien, pero el pitido para mí casi es imperceptible. Iré al sitio ese que anuncia Imanol Arias a que me lo arreglen, no puedo ir así a los comercios, lanzando pitidos extraños. ¡Ay hija, es el segundo día que me pongo este cacharro y todavía no lo domino!

Y las dos nos echamos a reír, mientras se quitaba el aparato del oído y lo echaba al bolsillo. 

Me despedí de ella gritando:

-Adiós Gertrudis, hasta otro día.


4 comentarios:

  1. Casos cotidianos que nos pueden crear ciertas neurosis.
    Pobres ancianos, tanta tecnología les supera...Y a nosotros sin serlo a veces también.
    ¡Ojalá! todo fueran falsas alarmas.
    Un abrazo.

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  2. La tecnología me supera hasta a mí. Todo va demasiado deprisa. Un abrazo.

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  3. Estimada Zarzamora,

    ¡Qué bien sintonizas con tu clientela!. Seguro que las ancianas están muy contentas con la atención que les prestas.

    Suerte y paciencia.

    Saludos.

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    1. Si yo te contara la bruja que ha venido esta mañana... Cuando ha entrado estábamos charlando otra compañera y yo, hemos tardado dos segundos más de la cuenta en saludarla y nos ha echado la bronca. No, no, con algunas no sintonizo.

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