lunes, 19 de mayo de 2014

Prisas

En las grandes ciudades las prisas son una constante. Cuando uno se sienta (los que tenemos la suerte de trabajar sentados) en su puesto de trabajo, normalmente ha desayunado rápidamente, se ha peleado con las máquinas dispensadoras de billetes de transporte, ha corrido para coger el autobús o el metro o, en el caso de que use coche, se ha desesperado buscando un lugar dónde aparcar. Ha mirado el reloj una y otra vez y ha corrido para fichar a tiempo.
                                
Vista así, la ciudad no es tan amenazadora.

En fin, que esa primera sentada, la hacemos ya echando el resuello, porque llegamos cansados a trabajar. Las distancias al lugar de trabajo suelen ser largas, el ocio escaso y arrebatamos horas al sueño para tener algún momento de relax, para que no todo sea trabajar y dormir. Eso hace que por las mañanas casi todos andemos con la hora muy pegada.

Las oficinas bancarias son, además, el lugar donde desembocan las prisas de muchísimos clientes. Llevo tantos años oyendo la palabra "urgente", que procuro tomarme las urgencias con tranquilidad. Si una empresa manda todas sus transferencias como "urgentes" le pasará como al pastorcillo mentiroso del cuento, el día que una de ellas sea verdaderamente prioritaria, le daremos la misma importancia que al resto.

En ocasiones la gente que espera en la cola de ventanilla cruza los brazos, golpea el suelo con la punta del pie, saca la cabeza de la fila para intentar ver cuánto va a tardar el que está siendo atendido, bufa por lo bajo, mira el reloj. Y cuando llega su turno dicen:

-Por favor, dese prisa, señorita, que he dejado aparcado el coche en doble fila y no he puesto ticket. No quiero que me pongan una multa.

En esos casos no dejo que me influya nadie y hago acopio de tranquilidad. ¿Qué necesidad tengo yo de dejarme presionar y hacer las cosas aceleradamente, porque un individuo decida aparcar mal? 

Otras veces vienen un viernes casi a última hora.

- Necesito libras (o dólares, o francos), es que me voy de viaje mañana.

A veces tengo y a veces no. Normalmente los billetes extranjeros hay que pedirlos con cierta antelación. Cuando les digo que no tengo, insisten.

-Pero bueno, en alguna oficina habrá. Por favor, llama, entérate de dónde los puedo conseguir, los necesito.

Claro ejemplo de cómo intentan traspasarme a mí su falta de previsión. Que yo también he viajado al extranjero (no mucho la verdad) y una semana antes tenía todo el tema de tarjetas y moneda extranjera controlado. Soy de las que no dejan eso para el último minuto.

Los recibos y los impuestos también los deja mucha gente para el final.

-Yo, si tengo que pagar, lo hago al final del periodo. Para que tenga el dinero Hacienda, o el Ayuntamiento, lo tengo yo -Así se justifican muchos clientes.

Ese discurso no me parece mal, pero a veces dicen esto personas que tienen que pagar una miseria a Hacienda. Que luego no se quejen si el último día hay colas para hacer esas gestiones, o si surge algún imprevisto y no se puede gestionar su pago.

He atendido a mucha gente que, en este afán de esperar hasta el final, ha acabado pagando recibos, o impuestos, con recargo.

No es la primera vez que han venido el último día, a última hora, a entregar una declaración de la renta con una cuenta de un banco "on line" que nada tenía que ver con la entidad dónde yo trabajo. Nuevamente hay un "volcado" de prisas y de inquietudes hacia mí.

-¿Qué puedo hacer señorita? Es que mi banco no tiene sucursales y hoy acaba el plazo -suplican con desesperación.

-Usted trabaja con un Banco on-line, seguro que tiene un teléfono dónde le atenderán y le dirán cómo ha de gestionarlo, pero este no es su Banco. Lamentablemente no puedo hacer nada.

Quizá os parezca dura, pero estoy harta de que nos critiquen a las entidades "tradicionales" y pongan por las nubes a todos los Bancos de Internet. Que si dan más intereses, que no cobran comisiones... Pues vete a tu Banco "on line" a presentar la declaración o a pagar las multas. Hay que estar a las maduras y a las duras.

¿Y los clientes "último minuto"? Esos me ponen enferma. Siempre son los mismos. Llegan en el último minuto. Se cuelan cuando estamos cerrando la puerta, con un jadeo un poco ficticio, como si vinieran corriendo. Miran el reloj y dicen (sonriendo, para más recochineo).

-¡Uff! He entrado en el último segundo. Menos mal.

Luego se entretienen con uno, con otro, y tienen al retortero a todo el personal. Les gusta sentirse protagonistas, únicos y, lo que es peor, no son conscientes de lo mucho que molestan. Ese rato en que podíamos sacar mucho trabajo porque, en teoría, no hay clientes, a veces tenemos que aguantar a ese tipo de pesados que no respetan horarios y que tampoco son clientes especialmente rentables.

Otro capítulo es el de las empresas: nóminas de hoy para mañana, transferencias en masa el último minuto del último día del mes, gestión de los recibos, impuestos masivos también el último día...

Aquí intentan tocar el corazón del empleadillo bancario diciendo cosas como:

-Por favor, es "imprescindible " que las nóminas salgan hoy. Nuestros empleados tienen que pagar hipotecas y, si no tienen el dinero el día 2, tendrán recargo.

Sí, sí, el día 2... Intentan que en el Banco nos apresuremos para pagar a sus empleados, cuando la empresa  no es capaz ningún mes de pagar los salarios el día 30. Y si no tienen el dinero a tiempo para pagar la hipoteca o los recibos del gas, nos echará la culpa a nosotros.

-El Banco tenía las nóminas el día 1 y no las han hecho a tiempo- se justifican ante sus indignados empleados.

Efectivamente, todo sellado el día 1, pero en el último minuto del horario establecido. Esto lo callan ante sus empleados. No podemos abarcar todo cuando se nos acumulan las prisas de fin de mes de todos los clientes.

Recuerdo que hace tiempo teníamos una comerciante cercana que siempre entraba, no ya en el último minuto, sino después, porque era amiga de la subdirectora y ésta siempre le abría la puerta. Traía el dinero de la recaudación sin ordenar y sin contar. Las monedas las desparramaba en el mostrador mientas se reía (ji,ji,ji, ja,ja,ja) con la jefa, que perdía alegremente el tiempo en su compañía, pero no contaba los dineros. El compañero de ventanilla se subía por las paredes, porque esta situación se repetía día tras día.

Un día, Angustias Cansina, nuestra "amiga" de última hora, llegó cinco minutos tarde. No estaba su "amiguita" para abrirla y se encontró la puerta cerrada. Al día siguiente la llamó  para quejarse de lo mal que la habíamos tratado. Cuando la jefa quiso indagar, todos a una defendimos al compañero que no la había abierto. Todos odiábamos a Angustias. 

Desgraciadamente, sólo conseguimos adelantar cinco minutos su hora diaria de entrada en la oficina. Todos descansamos cuando, al poco tiempo, traspasó el negocio y decidió dar la lata en una sucursal más cercana a su domicilio particular.

Los que tienen prisa (o dicen que la tienen) suelen ser siempre los mismos. Vamos a ver si nos relajamos todos un poquito. Que todos estos agobios son los que hacen que, a veces las ciudades se conviertan en un infierno de carreras, ruido y malestar.
                             
En este banco si que se pasaría bien la mañana.


Y me lo tengo que aplicar yo misma, que corro constantemente. El otro día, yendo de compras con mi hija, me dijo que no fuera tan deprisa, que le entraba flato. Cuando viajo en metro con mi marido, que es más pausado que yo, tengo que hacer esfuerzos para no bajar deprisa las escaleras mecánicas y no correr tras un tren que se va a marchar. Y ahora intento acabar esta entrada rápido porque tengo que hacer la cena.

¡Ay Dios mío! ¿Y yo critico a mis clientes? En fin, me consolaré pensando que las mías son otro tipo de prisas. 

Descansad todos esta noche, que mañana nos espera otra "gynkana" diaria.

4 comentarios:

  1. Esta frase la oí no se donde ni a quién,pero es de las que engrosan el glosario popular:
    -El que vive con prisas se le acaba el tiempo antes.-
    Muchos abrazos y relax

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    1. Pues es verdad. Y no se disfruta del momento. En esta ocasión yo me he tomado con calma hasta responderos... Un abrazo.

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  2. Paréceme que quien más quien menos, de alguna manera y en algún momento se ha sentido identificado con Doña Angustias, y han entrado angustiados a última hora sin tener en cuenta a desventurado y sufrido “bankero” y tú les has metido el dedo en la llaga. Lo digo porque no veo contestaciones de apoyo y este blog es muy fino para lo contrario. Ay Ay Ayyyyy !!!
    Eso de la moneda extrajera me suena en alguien. El correr para ver si no habían “cerrado la puerta” me golpeo el pecho y muchos etces. Repro

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    1. Yo, desde que trabajo con público, jamás entro en un comercio cuando van a cerrar. Que ellos además cierran mucho más tarde que la Banca y trabajan de pie. Espero que la entrada sirva para que todos respetemos los horarios ajenos. Y a comprar con tiempo los dólares, o las libras, o los yens. Un abrazo.

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