jueves, 24 de octubre de 2013

Los vigilantes del faro (Camilla Lackberg)

                                                       
                                                          

AUTOR : Camilla Lackberg

                                            

EDITORIAL:  Maeva, edición 2013

Después de algunos libros que prefiero olvidar, que me he dejado a medias o he leído a saltos, opté por la última novela de Camilla Lackberg, autora que nunca decepciona.  Cuando tenía doce o trece añitos yo devoraba los libros de Agatha Christie. Iba con una prima al bibliobús cercano y cada una cogía dos libros por semana. Pronto, los de Enid Blyton, con sus cinco protagonistas aventureros, o con las chicas del internado de Torres de Malory, dejaron paso a Monsieur Poirot o Miss Marple, protagonistas habituales de las novelas de Agatha Cristie. Por supuesto, siempre había un asesinato y, entre todos los personajes que se nos presentaban ya desde los inicios de la novela, se encontraba el culpable.

Cuento esto porque Camilla novela de una forma parecida. El culpable siempre está presente en los primeros capítulos. Alterna varias tramas para así despistar al lector, pero lo hace tan bien, que cuando llega el desenlace yo nunca me he sentido “estafada”, como me ha pasado en ocasiones con otras novelas de intriga.

                     

ARGUMENTO:

Los protagonistas de las novelas policiacas de Lackberg son Erika Falk y Patrik Hedstrom y siempre se sitúan en Fjallbacka (Suecia), una localidad real muy conocida de la autora. A lo largo de sus cinco novelas (La princesa de hielo, Los gritos del pasado, Las hijas del frío, Crimen en directo y Las  huellas imborrables, por este orden) esta pareja y su vida familiar han ido evolucionando.

Esta novela comienza cuando Erika, tras un grave accidente de coche con el que acabó el libro anterior, ya ha dado a luz a sus gemelos. Su hermana Anna, que la acompañaba,  y también estaba embarazada, no tuvo tanta suerte y perdió a su bebé. Le está costando superar esta situación y Erika se siente en cierta forma culpable por poder disfrutar de sus dos bebés e intentará ayudar a su hermana.

Patrik se recuperó favorablemente de un infarto e intenta, con poca fortuna, tomarse el trabajo con más tranquilidad. Esto, en cuanto a la trama “doméstica”, que la autora entrelaza muy bien con el argumento policial. Esta normalidad de vida es de las cosas que más me gustan de la autora. No hay súper héroes ni detectives guaperas y cachas.

Y ahora voy a la trama policial.

                       

Mats Sverin, nacido en Fjallbacka, vuelve a su ciudad tras haber trabajado en Gotemburgo durante un tiempo, en una organización de ayuda a mujeres maltratadas. Soltero, con poca vida social, y reservado, es ahora economista en el Ayuntamiento. Poco antes de que le asesinaran por la espalda en su propia casa, estudiaba las cuentas de un  balneario que se iba a abrir próximamente en la ciudad, con una aportación importante del Ayuntamiento y otro desembolso de los hermanos Anders y Vivianne, conocedores del negocio. 

Annie, antigua novia de juventud de Mats, el joven asesinado, vuelve a Graskar, pequeña isla con un faro propiedad de su familia, acompañada de su hijo pequeño y huyendo de un marido maltratador. Las mujeres maltratadas están muy presentes en la novela. La autora deja que la encargada de Fristad, una organización de ayuda para estas mujeres, explique en detalle en qué consiste su ayuda y cómo muchas veces la actuación estatal es insuficiente para garantizarles una seguridad adecuada.

También hay una historia paralela que se va intercalando con la actual, y que se desarrolla en el faro de Graskar a fines del siglo XIX. Tiene como protagonista a Emelie, joven e inocente, que se casa con Karl y se ve confinada a esa isla en que algunos espíritus le resultan más cercanos que su marido. Esta trama tiene cierto paralelismo con la situación de la actual habitante de Graskar, Annie, que también tiene facilidad para percibir a los espíritus.

Hay muchos más personajes secundarios. Los que hemos leído previamente las novelas anteriores, reconocemos fácilmente las actitudes y forma de ser de Mellberg, el comisario jefe, Martin, Paula, Gösta o Annika, compañeros de la comisaría, Kristina, suegra de Erika, Dan, su cuñado… Libro a libro, los personajes de Fjallbacka y alrededores toman forma y a los lectores “devotos” nos resultan cada vez más cercanos. Son viejos conocidos.

En fin, no os cuento más, que si me embalo, quizá hable más de la cuenta. Solamente recomendaros el libro. En mi próxima entrada ya os contaré más historias "bancarias".


4 comentarios:

  1. Me ha encantado este inciso literario. Aún tengo pendiente este libro para seguir con la serie de Lacberg. A mi también me gustan mucho sus libros y los suelo llevar al día.
    Besos

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  2. Pues te lo recomiendo. Aunque hay lectores que no soportan a Erika Falk. A mí me encanta esta protagonista tan normal. Las novelas cada vez son más "corales", el protagonismo se reparte cada vez más. Creo que es una buena evolución. Ya nos contarás cuando la leas. Abrazos.

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  3. A finales de los 60, era un poco más joven que ahora, me hablaron de una escritora nórdica para mí, exótica. La sueca Selma Lagerlöf, a quien por cierto, dieron el Premio Nobel en 1909. Por una serie de razones comencé a leer "La Saga de Gosta Berling". Comencé, pero al poco tiempo abandoné la lectura casi en secreto, porque, quien me lo recomendó dijo que era buenísimo. Así que llegué a pensar que, si no me gustaba, era porque no era lo suficientemente inteligente o no tenía la sensibilidad adecuada para apreciar su valor.

    Años más tarde y a raíz de la película "Memorias de África" me interesé por vida de la verdadera Karen Dinesen. También “de por allá arriba”, danesa, que ni sabía de su existencia. Tampoco progresó la lectura y abandoné "Cuentos de Invierno" La interpretación verdaderamente angelical de la actriz no sé si tiene que ver mucho con la real, sobre todo después de haber vuelto de por allá abajo. Parece ser que fue una insustancial y megalómana y bastante pirada, pero de eso hay mucho en la tribu de escritores. De todas formas no es lo que importa ahora.

    En resumidas cuentas, saqué en conclusión que yo no había madurado mucho en mi pensamiento y que lo que me gustaba realmente era Julio Verne, Karl May, bueno y también Victor Hugo, que digan lo que digan, hoy no me parece gran cosa, vamos, bastante charanguero. Con qué fervor escuchábamos (y leímos cuando nos tocaba) mientras comíamos, las aventuras que nos contaba Julio. Hoy, viendo en internet los argumentos de aquellos libros no leídos y escritos por aquellas “vikingas” veo que lo realmente me faltaba era paciencia.

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  4. Yo no he leído nada de Selma Lagerloff pero, por si te sirve de consuelo, alguno de mis hermanos tuvo que leer creo que "El maravilloso viaje de Nils Holgersson" y la re-bautizó como Pelma Lagerloff. A cada uno le gusta una cosa y no hay que temer decir "no aguanto a este autor, o este libro". Me parece horrible seguir las modas en lectura.
    A Julio Verne lo recuerdo con mucho cariño. Me he leído casi todos sus libros. Pero siempre recuerdo "Dos años de vacaciones" como el mejor.
    Un abrazo y gracias por tu interesante reseña.

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