sábado, 2 de marzo de 2013

Olor a culejo


Mi jefa me ha designado "enlace" con la señora de la limpieza. Y ya me estoy empezando a cansar de la responsabilidad. Pero todo ha sido culpa mía.  Hace poco cambiaron la contrata de la limpieza. Los de la antigua contrata vinieron un día y se llevaron todo lo que era suyo, incluso, algunas cosas que no lo eran, como unos guantes propiedad de Clara, la limpiadora. Vinieron cuando ella no estaba y en la sucursal nos fiamos de su criterio.
                                                         

Al poco trajeron las cosas los de la contrata nueva. Lo más novedoso fue una fregona con instrucciones, en vez del típico mocho, se dobla por la mitad y luego se desdobla en forma de mopa y se supone que es muy buena para espacios amplios. Clara no lo vio así, ella quería sus mochos tradicionales porque en los lugares pequeños la mega-fregona no es útil. Nos costó saber como funcionaba. Ni siquiera el compañero "manitas", que sabe por qué saltan los diferenciales y encuentra casi siempre los cables que Clara suelta cuando limpia en algunos rincones, fue capaz en este caso de desentrañar el misterioso funcionamiento. Fue otra señora de la limpieza la que me indicó cómo funcionaba y yo intenté transmitírselo a nuestra limpiadora. Ella seguía quejándose. Necesitaba más material y no hacían caso al fax que había enviado a la empresa. Me dio pena y expuse a la jefa la problemática.

-Pero vamos a ver-me dijo Lupe-es su empresa, que llame ella. Nosotros no pintamos nada.
-Ya, pero si no tiene material sufciente no podrá limpiar bien la oficina.
-Ja,ja,ja ¿Pero tú crees que nos la va a limpiar mejor teniendo más material? Para lo que limpia, tiene suficiente- Lupe no la traga, no han tenido ninguna química desde que se conocieron.
-Pero es que como no tiene mochos dice que está usando uno viejo que tenía por ahí escondido...-Lupe no me dejó terminar.
-Haz lo que quieras, llama tú a la empresa si quieres, lo dejo todo en tus manos. Los problemas de Clara enteritos para ti.

Por la noche conté la historia en casa. Mi marido también ha tenido cierta experiencia con temas de limpieza.

-Zarzamora, no sabes en lo que te has metido. Las señoras de la limpieza son unas liantas.

                                                                

Hice algunas gestiones y me prometieron que la nueva encargada pasaría por la sucursal a ver lo que necesitaba Clara, pero que consideraban que lo que habían enviado era suficiente y que la mega-fregona era la que se usaba en esa contrata, y era estupenda. Ahí yo discrepaba totalmente. La mega-fregona apenas cabía en los baños. Al menos Clara necesitaría una tradicional.

El otro día Clara fregó la sucursal a primera hora. Yo creo que fui inhalando poco a poco
la pestilencia y no lo noté tanto, pero Lupe, la jefa, llegó un poco más tarde ,con todo recién fregado, y el impacto del olor fue mayor.

-¡Qué asco, qué mal huele! Zarzamora, dile a tu "amiga" que a ver con qué friega.

Incluso algunos clientes arrugaban la nariz al entrar y el portero de al lado nos dijo claramente que olía a pies cuando fue a pagar un recibo. Era un olor que me recordaba a mi juventud, cuando el portero de casa de mis padres fregaba con el mismo agua los quince pisos. En los pisos más bajos el olor a "lejía culejo" como decían mis hermanos, era insoportable.

Clara ya estaba por otras zonas, preparándose su cafetera y leyendo el periódico gratuito que le llevo todos los días. No se había enterado del tsunami oloroso que había desencadenado. En cuanto tuve un ratito fui a buscarla.

-Clara, ¿Con qué has limpiado hoy? Olía muy mal -La vi que se ponía a la defensiva.
-Los productos que me dan, mira, huele -Me acerca un bote grande de color rosa y no huele mal.
-Pues algo tiene que ser, pero efectivamente éste no huele mal.-Ya dudo ¿Y si me engaña? ¿Y si me da a oler el bueno y friega con lejía o con amoniaco?

Ese mismo día le traen a la señora de la limpieza algunas cosas: un cepillo extra y un recogedor, una fregona normal con dos mochos, un palo. Lo traen cuando ella ya se ha marchado y aprovecho la visita del chico para pedirle que me explique qué producto es para el baño, cual para los suelos...Pienso resolver el misterio del mal olor.

-Se lo tenemos dicho a las señoras, que el limpiador amoniacal no es para los suelos de la oficina, que no mezclen lejía con otras cosas porque huele, que no dejen el agua estancada de un día para otro, y menos con la fregona dentro porque así coge mucho olor.

Creo que ya casi tengo un máster en limpieza. Cuando Clara vio sus nuevas cosas a la mañana siguiente siguió quejándose. Decía que solo tenía un palo de fregona.

-Yo he visto palos en el sótano -le repliqué.
-Es que son viejos.
-Mira Clara, no te van a traer nada más. Usa de los viejos, que la rosca está bien -Ya me estaba empezando a cansar.

Han pasado ya unos días desde que le trajeron los nuevos mochos. Le corrían mucha prisa pero aún no los ha estrenado. El viernes, por casualidad, me topé con un limpiador de calidad que le habíamos comprado en la sucursal (no era de la contrata) hace más de medio año, cuando también sobrevino una racha de olor a pies en el fregado.¡Estaba prácticamente lleno! Y también encontré el cubo de fregar. Estaba con agua usada, con el mocho antiguo sumergido.

¡Como friegue con eso el lunes vamos a necesitar un máscara antigás!




5 comentarios:

  1. Buff. No hay nada más horrible que el mal olor en tu puesto de trabajo. A mi tb me pasa a menudo y es verdad que hay muchas señoras de la contrata de limpieza que son muy suyas, aunque tb las conozco adorables y súper buenas trabajadoras. Te toca cruzar los dedos jaja y si huele mal hablar otra vez con ella, a ver si entra en razón...¿para qué querrá tantas cosas nuevas si luego friega con "lejía culejo"? Jaja
    Besos

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  2. ¡¡Hola guapa!!
    Según leía me han venido unos recuerdos muy desagradables, creo que entrar en un sitio y que huela mal...arg... yo no lo soporto, si conozco a la persona, se lo comento, pero si no, me tengo que marchar y volver después.
    Me gusta tú blog, pero no encuentro donde hacerme seguidora, te visitaré...
    Besos.

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  3. Este post no es en sí como muy trascentente, sin embargo iba a contestarlo con un comentario que a mí me parecía jocoso pero esta vez lo consulté y no pasó la censura de la "autoridad"
    ¡Si es que aquí tampooco hay libertad de prensa!

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    1. No te cortes Anónimo. Pon lo que quieras, que si creo que es ofensivo ya lo quito yo, que soy la "jefa" del blog. Pero te diré que de momento no he borrado la contribución de nadie.
      Un abrazo y gracias por comentar.

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  4. Yo creo que el olor es debido a utilizar agua putrefacta de limpiezas anteriores. Aunque me acuerdo de la lejía Culejo, ahora pienso que la razón de esa pestuza era porque el portero tal vez no cambiase el agua.

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