martes, 26 de febrero de 2013

Su mano encima


                                             


Atendía en ventanilla a un cliente de toda la vida y salió el director de su despacho en compañía de otra persona. Ambos con el abrigo puesto, preparados para marcharse a la calle.

Augusto, el director, vio de refilón al Sr. Cordero que, en ese momento, guardaba el dinero que yo le acababa de entregar, y se acercó a saludarle. Extendió el brazo, elevó el codo y puso la palma de su mano completamente hacia abajo, como cuando uno bota una pelota. El pobre Sr. Cordero colocó su palma hacia arriba, como si estuviera mendigando unas monedas, para poder estrechar la mano prepotente de Augusto.

Mi jefe acompañaba ese roce de extremidades con una pregunta absurda, hipócrita, de esas que no esperan más que un monosílabo por respuesta.

-¿Todo bien?

¿Y si todo fuera mal? ¿Y si el cliente quisiera haberle contado alguna desgracia? ¿Le hubiera  interesado, le hubiera escuchado con atención, hubiera gastado algo de su tiempo en él? No, porque solo esperaba una respuesta afirmativa, un lacónico "sí". El cliente no le interesaba gran cosa, era un tropiezo en su camino hacia la puerta.

Le dejó casi con el "Sí, estoy bien" en la boca, mientras metía sus zarpas en los guantes, sin apenas mirarle, para alejarse raudo hacia la calle.


6 comentarios:

  1. Por desgracia la historia que nos cuentas es muy habitual, y más hoy en día. Somos tantos los que sólo somos vistos com tropiezos y obstáculos en el camino de los peces gordos... A la actualidad informativa me remito.
    Un beso

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  2. La costumbre esa de poner la mano horizontal denota prepotencia y chulería de patán.

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    1. Completamente de acuerdo. Un consejo por si alguna vez os dan la mano de esa forma prepotente: colocad la otra mano encima, así envolvéis la suya como en un "bocata" y no queda su mano por encima, sino aprisionada entre las del receptor del saludo.
      Saludos mojarra.

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    2. No sé quien me dijo que los de La Obra, acostumbraran a hacer eso mismo; ponían su mano sobre la del que saludaban, y que ésta era una forma de reconocerles. Probablemente sea algo ficticio, que va de boca en boca sin ningún fundamento real.

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    3. Pues no sé...Mi padre también me contó algo del saludo de los masones, que creo que es doblando un dedo al dar la mano, como diciendo: "te saluda un masón". Claro, solo se entera el que es masón, si no piensas "que forma tan rara de dar la mano". Pero si el rumor es cierto y ya es tan público no tiene gracia ese saludo "secreto".

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  3. Una vez estaba en la cola de "ese" banco y el Sr. Director (fíjate cómo me expreso), Se acercó a la fila. Por un momento pensé que iba a ser yo el destinatario de su saludo, pero saludó al primero de la fila siguió conmigo y todos los demás. Faltaba más. En fin, nunca pude saber si el "dire" tenía un día bueno y quiso obbbbsequiarnos a todos con su mano, o bien había alguien a quien quería saludar realmente y que desde luego, no era yo.

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