miércoles, 27 de julio de 2016

Te regalo un amanecer

No me gusta el verano. El calor sofocante; los horarios alterados de la propia familia o de los vecinos; las jornadas laborales extenuantes porque hay que cubrir como se pueda a los compañeros que están de vacaciones, la pereza de encender un fuego para hacer una mísera tortilla; el sudor bajando en hilillos por la espalda mientras te entretienes encendiendo una televisión saturada de información política... Y los madrugones para ir a trabajar sin haber descansado lo suficiente por culpa del calor.

Después de un fin de semana refrescante y ocioso volví al trabajo y me estaban esperando dos inspectores que hicieron "arqueo". Es decir, contaron el dinero que una servidora tiene en ventanilla para asegurarse de que lo que yo declaraba en los papeles era correcto y que no había ningún desfalco. ¡Prueba superada!

Después pidieron copias de contratos, pólizas... de todo. En  fin, han venido en el peor momento, para amargarnos aún más este verano. 

Mi hija cumple años en esta calurosa estación. Cuando era pequeña celebraba su aniversario cuando quería, porque en verano sus amigos ya no estaban para acompañarla. Siempre lamentó no haber nacido durante el curso escolar. Ahora, ya crecida, le da igual, incluso le agrada que sea durante las vacaciones, porque la fiesta es más fiesta.

-Oye mamá -me dijo mi hijo- mañana nos vamos a levantar a eso de las seis para ver amanecer. ¿Nos acompañas?

-¿A las seis? Ni loca, y luego tardaréis en volver y yo tengo que ir a trabajar pronto, coger el metro... Que no, que no. Estoy muy cansada. ¿Y por qué se os ha ocurrido el madrugón?

-Es nuestro regalo para tu hija. El regalo de papá y el mío. Le regalamos ir a un sitio bonito para ver amanecer.

Antes de que amaneciera les oí salir. Yo "disfrutaba" de un duermevela de canícula,
Astron. Tiempo en que Sirio, la estrella más brillante de la constelación del Can, 
aparece junto con el Sol y que antiguamente coincidía con la época más calurosa
del año en el hemisferio norte.
con la sábana arrebujada en un extremo, los pies buscando alguna zona fresca de la cama, la nuca sudorosa bajo una melena que parecía una bufanda. Daba la vuelta a la almohada esperando que el otro lado estuviera frío, pero solo era eso, una vana esperanza.


Esta foto es de un amanecer "mío". El de mi hija era mucho mejor, pero la imagen se quedará solo para ella.
Mientras, mi hija disfrutaba de su regalo. Será de esas cosas que recordará siempre. Quizá el momento no fuera tan especial, ni tan trascendente, ni tan emotivo, pero  el paso del tiempo se encargará de hacerlo único, porque muchos recuerdos, como tantos vinos, mejoran con los años. 

Yo le había regalado unas gafas de sol. Pero no las necesitó para disfrutar de ese amanecer que le obsequiaron su padre y su hermano.

7 comentarios:

  1. Un regalo muy original que ciertamente no olvidará.
    ¡Qué bien describiste el verano caluroso que estamos pasando!
    Abrazos.

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    1. Me encantaría no tener que describirlo... ni vivirlo. Que te sea leve tu verano. Un abrazo.

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  2. Precioso regalo para una "madrugadora" nata. No comparto tu inquina por el verano, pero comprendo esos horrores que sufres. Espero que te sean lo más leves posibles. Abrazos fresquitos.

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  3. Declamarían esa poesía de Espronceda que comienza "Oh sol, yo te saludo". (No me sé más). Seguro que la moza quedaría inundada de esa radiación, Esos rayos nacientes tienen un valor y efecto especial, al contrario que los castigos que infiere a los de las playas. A estas personas que le reciben de esa manera el Astro Rey las adopta. Podréis llamarla Hija del Sol. Réprobo

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    1. Para y óyeme ¡oh sol! yo te saludo
      y extático ante ti me atrevo a hablarte:
      ardiente como tú mi fantasía,
      arrebatada en ansia de admirarte
      intrépidas a ti sus alas guía.
      ¡Ojalá que mi acento poderoso,
      sublime resonando,
      del trueno pavoroso
      la temerosa voz sobrepujando,
      ¡oh sol! a ti llegara
      y en medio de tu curso te parara!

      Gracias por instruírnos Réprobo. He copiado un poquito de la poesía. La verdad es que no la conocía y es larguíiisima. Me gusta lo de Hija del Sol, suena a egipcio. Para mí preferiría Hija de la lluvia, es más fresquito. Un abrazo.

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