tag:blogger.com,1999:blog-17118975047233310982024-03-16T07:01:27.852+01:00Desde mi ventanillaHe trabajado en la misma sucursal bancaria durante 31 años. Algo raro en estos tiempos que corren. He pertenecido a un tipo de empleados que ya no existen. Llevo un año fuera del banco y estoy feliz. Pero me da pereza cambiar el nombre de este blog que empecé en el año 2011 y que es ya para mí un almacén de recuerdos y anécdotas. Seguiré detrás de mi ventanilla.Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.comBlogger255125tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-55983004788419583262024-02-26T17:14:00.004+01:002024-02-26T17:15:19.300+01:00"Tenemos que quedar"<p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hace un par de semanas quedé con dos <span style="background-color: white; color: #2b00fe;">compañeras de la Universidad</span> a las que suelo ver una vez al año. Siempre nos vemos porque soy yo la que llamo, la que propongo un día y una hora. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La mayoría de la gente se conforma con la manida frase de <span style="color: #2b00fe;">"ya quedaremos"</span> y luego nunca se queda. Buenas intenciones y palabrería hueca.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En esta ocasión yo propuse varios días y una de las amigas no podía por líos de trabajo. La otra, ya jubilada, estaba pendiente de los médicos de su hija (28 años y con pareja) que tiene una lesión en el tobillo. A ambas les pareció bien <span style="color: #2b00fe;">posponerlo.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La semana anterior a la probable cita <span style="color: #2b00fe;">murió mi suegra</span> y tuvimos que desplazarnos para entierro y funeral. Con casi 104 años, a toda la familia nos entristeció mucho, pero nos ha consolado que ha podido vivir en su casa acompañada de sus hijos -que se turnaban en los cuidados- y con cuidadoras durante el día. Ya no conocía, ni hablaba y no se movía, pero quiero creer que en su interior notaba que estaba en su ambiente, bien cuidada, con sus cosas y en su casa de toda la vida. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Afortunadamente no pasó más que dos horas en el hospital y marchó para la eternidad tranquila, sin desgastar a los hijos con dolorosas, largas, e inútiles estancias en el hospital. ¡<span style="color: #2b00fe;">Descansa en paz querida suegra</span>, en ese bonito cementerio con esas vistas maravillosas a los montes verdes de Cantabria!</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhy62Z-o9gXycbYBHysytPh_4Zk0YTgQhW3UJJSQpNjQQob6v4pPhBq0UpasXkCj7HXgbRfrJ8srTaVTzQgbyGLULHJaq7l8cczNq_9vOc4YSi06ceKO3x-lI_pobHZbMu811BDkjROjAZzRCtDoZYbwec2vupVSSwA6eE8awQWR6AmKhX836f3iJKhoqxe/s4000/IMG_5527.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="4000" height="375" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhy62Z-o9gXycbYBHysytPh_4Zk0YTgQhW3UJJSQpNjQQob6v4pPhBq0UpasXkCj7HXgbRfrJ8srTaVTzQgbyGLULHJaq7l8cczNq_9vOc4YSi06ceKO3x-lI_pobHZbMu811BDkjROjAZzRCtDoZYbwec2vupVSSwA6eE8awQWR6AmKhX836f3iJKhoqxe/w501-h375/IMG_5527.JPG" width="501" /></a></div><span style="font-family: helvetica;"><p style="font-size: xxx-large;"><span style="font-family: helvetica; font-size: xx-large;"><br /></span></p><span style="font-size: x-large;">Después de esa semana de pérdida y encuentros familiares, volví a mi vida en la gran ciudad. </span></span><span style="font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica;">No puse a prueba a mis amigas</span><span style="font-family: helvetica;"> esperando que </span><span style="font-family: helvetica;">cualquiera de ellas </span><span style="font-family: helvetica;">convocara en firme. Nuevamente fui yo la que recordé que esa era la semana que "les venía bien a las dos".</span></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Y sí, <span style="color: #2b00fe;">al final quedamos, después de año y medio sin vernos</span>. Quedamos en mi barrio, comimos en un restaurante, charlamos y lo pasamos muy bien. Siempre fluye la conversación de forma muy agradable, no hay incomodidad, ni silencios, ni reproches. Nos ponemos al día con nuestras vidas y con las de nuestros hijos, que tienen edades similares. Como siempre, ellas estaban muy agradecidas de que yo, una vez más, las convocara. Y al final se me pasó esa desagradable sensación de que siempre tengo que ser yo la que convoque y la que, aunque mínimamente, organice.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pensando, pensando, me he dado cuenta de que tenemos un grupete de <span style="color: #2b00fe;">jubilados de Banca</span> que han pasado por mi oficina en distintas épocas. Ese grupo se organizó el año pasado para una comidita. Cuando yo aún trabajaba me encargaba de llamar a todos y hacer una comida común en fechas cercanas a la Navidad. Sí, yo, la única currante en aquel entonces, era la convocante. Seguí la tradición y fui la que "tiré" de todos para la última cita gastronómica. Este año el grupo está mudo y nadie hace intención de quedar. De momento no voy a tirar de este otro carro. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Tengo una familia extensa, vecinas con las que quedar y pasear, actividades... No necesito más vida social, pero me da pena que muchas amistades se vayan perdiendo por desgana y desidia. <span style="color: #2b00fe;">Me harta ser la única que ejerce de "pegamento" grupal.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-74048071727907048972024-01-03T12:16:00.002+01:002024-01-03T12:16:40.934+01:00Añoranzas<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Este año -no sé bien a cual me refiero, si 2023 o 2024- me ha "pillado el toro". No he escrito nada pre-navideño. <span style="color: #2b00fe;">Es 3 de enero y no sé si felicitar o no</span>. Quizá pueda felicitar Reyes. O no felicitar. Es una conveniencia social y cultural festejar y felicitar en estos días. Reconozco que a mí me gustan mucho y lo paso bien, pero he sido mucho más feliz en días anodinos de cualquier año en que alguna circunstancia -sorpresiva o esperada- me ha "tocado" tanto, que hubiera deseado que ese día no acabara nunca.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Me gusta la Navidad</span>, los encuentros, los belenes, pasear por la ciudad y ver las luces, comer con la familia. Detesto las aglomeraciones para comprar cosas que uno no necesita, que sobren montones de comida en los días especiales y acabar con la tripa llena. Afortunadamente, lo que no me gusta lo evito.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Antes de las Navidades me dijeron en mi oficina que si podía ir a poner el Belén, como todos los años. Por supuesto les dije que sí. Poco después me llamó Claudio Bobo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Zarzamora, olvida lo que te dije del Belén. No se va a poner. Tampoco el árbol.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-¿Y eso? -pregunté sorprendida. Pensé que quizá una nueva normativa bancaria prohibía taxativamente decorar imaginativamente las oficinas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Mira, no tenemos ánimos.<span style="color: #2b00fe;"> Nos cierran la oficina en enero</span>. Además del trabajo habitual estamos liados organizando cajas de archivo y etiquetando todo. Yo hasta me he traído una bata azulona porque estoy harto de llenarme de polvo en los sótanos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me fui hace un año de esa oficina abierta en la década de los sesenta y que había sobrevivido a oficinas más emblemáticas, y la cierran ahora. <span style="color: #2b00fe;">Fin de ciclo.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La verdad es que cuando he ido a visitar a mis compañeros este año, cada vez veía la sucursal con menos movimiento, más triste. En los tres últimos años los clientes siempre eran los mismos y <span style="color: #2b00fe;">faltaba esa "vidilla", ese "jaleíllo" que yo recordaba de cuando entré allí</span>, joven e inexperta. Cuando éramos quince empleados, no cuatro, como ahora.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me alegro de estar fuera, de no tener que dar explicaciones a la clientela, ni tener que hacer cajas, ni arqueos finales. Es una despedida que me hubiera entristecido, porque <span style="color: #2b00fe;">siento que muere una etapa de mi vida</span>, que nunca podré volver -aunque sea de visita- a un lugar en el que he sido feliz y en el que he pasado tantos años de mi vida.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Aprovechando la Navidad, el pasado 26 de diciembre<span style="color: #2b00fe;"> fui con mi nonagenario padre a dar un paseo por Madrid</span>. Después de ver el Belén de la Comunidad, que jamás defrauda, enfilamos la calle Alcalá. Las <span style="color: #2b00fe;">Galerías Canalejas</span> estaban estupendamente decoradas. Ambos habíamos trabajado allí cuando <span style="color: #2b00fe;">ese edificio era Banco Hispano Americano.</span> Todavía aparece un logo BHA en algunas puertas. Lo han mantenido porque las fachadas están igual que han estado siempre. De hecho, vaciaron todo el interior y reconstruyeron el edificio manteniendo el exterior.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKipQnFLnxfZcfIYC1C4Axy9PUHv4_tDlow_yrEiVAPulzF9HH5qqSWvODhxFx-ZXbMoaW2vx8SG4Bx8NWyEB2AO__y0sXP1qf9ujcgLDPJhQtbQbzfEYdjD0Hq0Do68AzG40Pb5KdUiQja8AxY19N3o5L-FMn323Q6qiYR7wogjcgd7TYH_yDyvbZAmsg/s4624/IMG_20231226_105302.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3472" height="437" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKipQnFLnxfZcfIYC1C4Axy9PUHv4_tDlow_yrEiVAPulzF9HH5qqSWvODhxFx-ZXbMoaW2vx8SG4Bx8NWyEB2AO__y0sXP1qf9ujcgLDPJhQtbQbzfEYdjD0Hq0Do68AzG40Pb5KdUiQja8AxY19N3o5L-FMn323Q6qiYR7wogjcgd7TYH_yDyvbZAmsg/w328-h437/IMG_20231226_105302.jpg" width="328" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmeZ7-0IOntNBFLkl_5_79OzrQVl_Loy73aUk5fXvZU3vVNr4w5gwZ4_uAtmFgn6vpEOZbrAVrg6D_HSha4oIlCOzUS6YRO2WW7ta-PTdC4wK5e_oa4stO1u6GUKjq-aTTIei3zwayfX7OqxfEOKJm5WLuzX3Fog1pfd1BlKPY3vPz05D0C14tLhwTj3sV/s4624/IMG_20231226_104812.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3472" data-original-width="4624" height="366" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmeZ7-0IOntNBFLkl_5_79OzrQVl_Loy73aUk5fXvZU3vVNr4w5gwZ4_uAtmFgn6vpEOZbrAVrg6D_HSha4oIlCOzUS6YRO2WW7ta-PTdC4wK5e_oa4stO1u6GUKjq-aTTIei3zwayfX7OqxfEOKJm5WLuzX3Fog1pfd1BlKPY3vPz05D0C14tLhwTj3sV/w488-h366/IMG_20231226_104812.jpg" width="488" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Mi padre trabajó allí mucho tiempo, desde mediados de los años 50 del pasado siglo, hasta los años 70 en que le cambiaron de ubicación. Eran tiempos en que el hijo de un albañil venido del pueblo podía optar a un puesto fijo en un Banco si estudiaba y se esforzaba. Se empezaba desde el puesto de botones y poco a poco se podía llegar a apoderado de Banca, como fue el caso de mi padre.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Yo estuve allí durante tres meses cuando comencé mi periodo de formación. Estábamos acompañados de veteranos que nos supervisaban y nos enseñaban. Aprendíamos sin la tensión que tienen los jóvenes que entran actualmente en el Banco, a los que les dejan solos ante el peligro, sin conocimientos prácticos del puesto en el que les colocan, como si fueran una ficha intercambiable de parchís.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Entramos en las suntuosas Galerías, bastante vacías de público. No sé si porque aún era pronto o porque los precios eran prohibitivos. Ni los aseos eran accesibles al público general. Tenían una botonera para meter una clave especial y poder entrar. Subimos a la entreplanta, donde yo recordaba que había estado mi puesto de trabajo, desde donde se veía el patio de operaciones de la planta baja, siempre lleno de público en ese año 1990 en que yo andaba por allí. Entre tanta tienda lujosa me fue imposible ubicarme. Solo reconocí la cristalera del techo que era la misma. Otra despedida, otro final.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Las sedes centrales de los Bancos de la calle Alcalá han desaparecido</span>. El Banco Central, con sus enormes columnas y cariátides, que también yo visitaba para hacer gestiones de la sucursal cuando pasamos a ser Banco Central Hispano, se ha convertido en el edificio Cervantes.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg16-oJkR4zgxhydjKsEgqJPM-8blhC9E6YDstn0-shpNYFOEsi8pi7A3wUYVQgW56nLSqy-zRBvpzFxJOL-ctglhpyD3z03SjhjF9LyBOX6TEHkQXOtY7EB-rwDX6Y17MICVEPfzCh_Dm5DqfIQbd9eBltcqOiS_AoY5CoZrizxe6FwrL6rKU2bbVx5fBe/s4624/IMG_20231226_120303.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3472" data-original-width="4624" height="343" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg16-oJkR4zgxhydjKsEgqJPM-8blhC9E6YDstn0-shpNYFOEsi8pi7A3wUYVQgW56nLSqy-zRBvpzFxJOL-ctglhpyD3z03SjhjF9LyBOX6TEHkQXOtY7EB-rwDX6Y17MICVEPfzCh_Dm5DqfIQbd9eBltcqOiS_AoY5CoZrizxe6FwrL6rKU2bbVx5fBe/w457-h343/IMG_20231226_120303.jpg" width="457" /></a></div><div><br /></div><span style="font-size: medium;">Desde el mirador del Ayuntamiento de Madrid de ve la sede del Instituto Cervantes, antiguo Banco Central, antes Banco Río de la Plata. Ambos edificios son obra del mismo arquitecto.<br /></span><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Se mantiene el Banco de España, al que hay que acceder con cita previa ¡como no! y donde prohíben hacer fotos de su interior. Tuve que ir con mi hija allí hace poco y llegamos un poco temprano. Hacía un frío que pelaba en la calle, pero no nos permitieron esperar en el interior (totalmente desierto) hasta 10 minutos antes de nuestra hora. Como es "natural" pasamos por arco detector de metales y expusimos nuestros bolsos a la intromisión de los escáneres. Esto es lo que tenemos en esta sociedad saturada de normativas absurdas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Fue un buen paseo el que di con mi padre. Es cierto que siempre hay un toque de nostalgia, pero <span style="color: #2b00fe;">así es la vida, única y cambiante. ¿Qué novedades nos deparará este año 2024? Solo espero que sean buenas.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-21449604101522834832023-11-23T19:37:00.004+01:002023-11-26T21:18:37.050+01:00La visita guiada<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El otro día <span style="color: #2b00fe;">decidí ir a ver una exposición</span> gratuita en la que se mostraban obras de arte que habitualmente están en distintas dependencias de la Universidad Complutense y que habían reunido en una única estancia.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La ventaja de no trabajar es que puedo ir por la mañana a muchos sitios sin aglomeraciones y sin tener que pedir hora. <span style="color: #2b00fe;">A las doce de la mañana otra señora y yo estábamos esperando para nuestra visita guiada</span>.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La guía era una voluntaria. Su trabajo es realmente meritorio, lo reconozco.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Esperemos un poco, porque hay un grupo de veinte personas que también se ha apuntado a la visita guiada- nos dijo la mujer.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pasaron diez minutos y eso ya no me parece cortesía, me parece grosería por parte del que no ha aparecido. Le dije a la guía:</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Yo creo que la espera ya es suficiente. Esta señora y yo hemos estado a la hora. Creo que ya se podrá empezar la visita.</span></p><p><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Es que si el grupo no llega a diez personas no se hace la visita.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Yo no daba crédito. Le rebatí educadamente.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Por lo que veo se nos penaliza a las dos personas puntuales que nos vamos a marchar sin la visita pedida. Solo espero que marquen bien a los responsables de ese grupo para no permitirles visitas nunca más. Yo creo que ya que estamos aquí nosotras dos y hemos esperado un tiempo a los otros, que no llegan, bien podíamos hacer la ruta prevista.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La guía era una mujer un poco mayor y arisca. Me respondió destemplada.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">-¡No me va a decir Vd. como tengo que hacer mi trabajo!</span> Tendré que consultar si puedo o no puedo guiar a solo dos personas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">¡En fin! Estamos en un mundo en que la gente no sabe tomar decisiones ella solita, no sabe saltarse normas absurdas, no tiene iniciativa. Era voluntaria, lo cual indica que ese trabajo lo hacía por amor al arte -nunca mejor dicho- y tenía delante a dos personas verdaderamente interesadas. Era una sala grande sin apenas visitas, con una muchachita en la recepción a la que no creo que le importara en absoluto si los grupos eran de más o menos gente. Creo que para ella era más cómodo instruir a dos personas y no a veintidós.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoxKCgBfiRCH0kie91wesSatehkxCr5giAay8h6suFw0AeS_cmXqRSnD_9cnZ2zU-yOmSrzx677vEwSu9qzTo-_0qJGxVi9pWGObPsLIQ0gcsXlERElE2QJwOi6iwMrvRKpGirzx8GYBKEr-NmrN0G0ZX_QDVFUlnMn2rhBlv0reQznMydXqbmFGDYvMik/s4624/IMG_20231121_125943.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3472" data-original-width="4624" height="348" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoxKCgBfiRCH0kie91wesSatehkxCr5giAay8h6suFw0AeS_cmXqRSnD_9cnZ2zU-yOmSrzx677vEwSu9qzTo-_0qJGxVi9pWGObPsLIQ0gcsXlERElE2QJwOi6iwMrvRKpGirzx8GYBKEr-NmrN0G0ZX_QDVFUlnMn2rhBlv0reQznMydXqbmFGDYvMik/w464-h348/IMG_20231121_125943.jpg" width="464" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pero no tuvo que consultar a nadie. En ese momento <span style="color: #2b00fe;">apareció otro grupo</span> -diferente al que estaba registrado para la visita- de unas veinticinco personas que venían de un pueblo de Madrid a hacer turismo. Después de visitar el museo aledaño, recalaban en esta exposición temporal. La guía les ofreció la visita guiada y así cumplía esa exigencia que ella tenía tan absurdamente interiorizada de ser más de 10 personas.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1JH0CmTTyyDLao8myqqPVyA1Yi27HX0cv4sCkOF4zlPTL4ynhtBqnHMph7LKL4mQMtGAcrUErvLvmXKvCILXh8tfj5JOOS6Q4XO1IOziNK4jid5KBtjcfpNNuU_obxicRvp_otTdTPsIxBlk62P39sP_U9rIVtv2IczxYAzbkcqDOBD6Ery0K1tDwD8oZ/s4624/IMG_20231121_130140.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3472" height="447" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1JH0CmTTyyDLao8myqqPVyA1Yi27HX0cv4sCkOF4zlPTL4ynhtBqnHMph7LKL4mQMtGAcrUErvLvmXKvCILXh8tfj5JOOS6Q4XO1IOziNK4jid5KBtjcfpNNuU_obxicRvp_otTdTPsIxBlk62P39sP_U9rIVtv2IczxYAzbkcqDOBD6Ery0K1tDwD8oZ/w335-h447/IMG_20231121_130140.jpg" width="335" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El grupo dijo que sí. Era un conjunto de gente mayor en su mayoría, ya cansados de la visita anterior. Aguantaron bien diez minutos, luego la gente se dispersó. Unos a la cafetería, otros al baño, otros en busca de un banco en los jardines. Unas señoras cogían postales gratuitas con bonitas imágenes de algunos cuadros expuestos. Querían las postales, ni siquiera se molestaron en ver los cuadros al natural. El grupo iba menguando, pero seguíamos siendo más de diez.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4fvdmR6AMRUv-N8uwHgzLE7nzr3wnhp6qUCx_pbL-bfk6iYdUZyd7xY49JOsfB-AwftIwgLXFe46ClNcP_GIZytKm8aRL1vcBe8T1hXoHUGsbCV8HHGX84l-eoINLTyEKOy7YtR_ZXMM6ZMwJ6t1bBPbAo2SojqSfr0SXQSTR5uhCKp-FVSFaZFlolZbP/s4624/IMG_20231121_114516.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3472" data-original-width="4624" height="336" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4fvdmR6AMRUv-N8uwHgzLE7nzr3wnhp6qUCx_pbL-bfk6iYdUZyd7xY49JOsfB-AwftIwgLXFe46ClNcP_GIZytKm8aRL1vcBe8T1hXoHUGsbCV8HHGX84l-eoINLTyEKOy7YtR_ZXMM6ZMwJ6t1bBPbAo2SojqSfr0SXQSTR5uhCKp-FVSFaZFlolZbP/w448-h336/IMG_20231121_114516.jpg" width="448" /></a></div><span style="font-family: helvetica;"><p><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: x-large;">La visita iba por la mitad cuando el líder del grupo desganado llegó para recoger a los que aún mantenían el interés. </span></span><span style="font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica;">El autobús de vuelta al pueblo les esperaba </span><span style="font-family: helvetica;">y no podían demorarse.</span></span></p><p><span style="font-size: x-large;">No sé si os imagináis lo que dijo la guía en ese momento...</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">-Lo siento, la visita ha terminado</span><span>. No puedo proseguirla con menos de diez personas.</span></span></p></span><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Intenté hacer la pelota a esa mujer tan absurda.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Qué pena que no podamos seguir porque nos lo ha explicado todo muy bien y nos vamos a quedar a medias.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Con su cara inexpresiva repitió la misma muletilla: "que iba a consultar".</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La verdad es que ya me daba igual. Seguí yo sola observando los cuadros restantes. Al poco rato oí un "chiss" y una mano -la de la guía- que me decía que me acercara, que<span style="color: #2b00fe;"> le habían "dado permiso" para continuar la visita</span> con nosotras, las dos mujeres iniciales. Quizá debía haberla mandado a paseo, pero ella sabía mucho y hubiera sido tonto desaprovechar sus conocimientos. Me quedé hasta el final del recorrido.</span></p><p></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_sGYs4Sp2ZcSFBx97bjW8N_XzWDg6AbIbgDiRtThcUSiNE0Y1rT-A7BWDMUXMxnoR274UNvNNJ3WbWVefLM6s_49KTssVUkxZm-CjkL11_HYHfNVYs0A0MEbNHubLfCMukwdwMn27FNGhI9spv4962oqAI-_pti_JCbFo8AFQUsJAtwucy4FjnZHjoBDk/s4624/IMG_20231121_115914.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3472" data-original-width="4624" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_sGYs4Sp2ZcSFBx97bjW8N_XzWDg6AbIbgDiRtThcUSiNE0Y1rT-A7BWDMUXMxnoR274UNvNNJ3WbWVefLM6s_49KTssVUkxZm-CjkL11_HYHfNVYs0A0MEbNHubLfCMukwdwMn27FNGhI9spv4962oqAI-_pti_JCbFo8AFQUsJAtwucy4FjnZHjoBDk/w640-h480/IMG_20231121_115914.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Sólo por este cuadro mereció la pena todo. "Vista del monasterio del Paular desde el estanque de la huerta" de Francisco Esteve Botey (1922)</td></tr></tbody></table><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Cuando, a preguntas de la otra visitante -que era una marisabidilla- empezó a detallar su curriculum, me despedí educadamente alegando prisa. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me fastidió que cortara de cuajo cualquier intento de pregunta, alegando prisa y que el tiempo estaba medido, y luego al final estuviera tan contenta enrollándose. No, no me cayó bien, pero sabía mucho. Y del grupo inicial... nunca más se supo.</span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-10502423365092103502023-11-02T17:56:00.000+01:002023-11-02T17:56:02.882+01:00Gente que me recuerda<p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hace dos semanas <span style="color: #2b00fe;">me llamó un antiguo cliente</span>, mayor y elegante, y me invitó a comer.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Cuando yo trabajaba era habitual que una vez a la semana nos tomáramos un café juntos. <span style="color: #2b00fe;">Me ponía al día de todos los cotilleos del barrio</span>. Un barrio elegante en el que él ha vivido desde que era crío. Cuando recorríamos las calles me indicaba quien vivía en cada chalet. Algunos nombres me sonaban por haber aparecido en las revistas del colorín. Otros, con más connotaciones políticas o económicas me sonaban menos. Siempre pensé que si mi memoria hubiera sido mejor, después de estos paseos para tomar café, tendría que haber investigado sobre tantos vecinos famosos de los que yo no fui muy consciente en mi etapa laboral. Y es que no todos tenían la cuenta en mi oficina. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La víspera de la cita me llamó nuevamente para indicarme el lugar y me dijo:</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">-Espera, que aquí hay alguien que te quiere saludar.</span> Cuando le he dicho que iba a comer con Zarzamora, me ha dicho que le encantaría saludarte.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Era una de las camareras del restaurante, que durante muchos meses había ido todas las mañanas al Banco a llevar la recaudación. Por distintos motivos, probablemente por el uso masivo de tarjetas, dejaron de ir en el año 2018, pero <span style="color: #2b00fe;">las dos nos recordábamos.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El día de la comida con Don Gregorio saludé a Cati. La verdad es que nos dimos un abrazo muy sentido. Allí seguía ella, detrás de la barra, con su alegría de siempre. Nos pusimos al día de los avances de nuestros hijos y de nuestra vida actual. <span style="color: #2b00fe;">Que haya gente que todavía me recuerde con tanto cariño me hace más ilusión que cualquier homenaje</span>. Debo ser sincera, me fui del Banco y, salvo una comidita con los compañeros de la oficina, no tuve ninguna celebración como las que se hacían en tiempos pasados.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Vuelvo a la comida con D. Gregorio... Afortunadamente ese día no llovía y hacía un sol otoñal muy agradable. Cuando le vi estaba tomando el aperitivo en la terraza con tres amigos más, <span style="color: #2b00fe;">todos octogenarios, como él</span>. Me senté con ellos y me parecieron tan tiernos... Sorprendentemente, estaba en una reunión en que de los cuatro integrantes, tres eran viudos. Estoy empezando a dudar de esa máxima que dice que son las mujeres las que entierran a sus maridos.</span></p><p> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhK4sSR-aM34jryT286CQc_792VMg8SXpXybvCNbrIjqTG_G4c5qCIw9UnxAeRafatYOvSVzYKqYtR-QvzzA-4U4Iln1jJT5BMuPvmHeYnL3yCK7oXwaSK4cZHtUs8C73qnJ33R1MlK8KYtaJ4TH_VNLn1umHo0GUWhc4HE9ofsE-Sgyw6eTLvYmp7dlXQz/s4624/IMG_20231030_102356.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3472" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhK4sSR-aM34jryT286CQc_792VMg8SXpXybvCNbrIjqTG_G4c5qCIw9UnxAeRafatYOvSVzYKqYtR-QvzzA-4U4Iln1jJT5BMuPvmHeYnL3yCK7oXwaSK4cZHtUs8C73qnJ33R1MlK8KYtaJ4TH_VNLn1umHo0GUWhc4HE9ofsE-Sgyw6eTLvYmp7dlXQz/w318-h424/IMG_20231030_102356.jpg" width="318" /></a></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Se alegraron mucho de la novedad de ver una cara nueva -la mía- por allí. A mí me rejuveneció su compañía. Con mis sesenta años era una "cría" para ellos, porque era de la edad de sus hijos año arriba o abajo. En cuanto se enteraron de que había trabajado en Banca, <span style="color: #2b00fe;">salieron en tromba todas sus cuitas.</span> Eran las mismas, independientemente del Banco con el que trabajaran.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Les obligaban a usar tarjeta y cada vez les resultaba más difícil encontrar oficinas con empleados que les dieran el dinero sin ponerles pegas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Sus fondos de inversión siempre tenían pérdidas</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Era un engorro pedir citas, y si uno no la pide no le atienden.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Tenían que hacer un montón de cosas por internet o con el móvil. No se aclaraban y muchas veces tanto los hijos como los nietos les ayudaban con desgana mientras decían "pero si es muy fácil"</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Solucionar cualquier incidencia con recibos o plantear cualquier duda o reclamación era misión imposible.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">¿Qué les iba a decir? Que tenían razón, que cuando eres mayor lo mejor es dar las claves a un hijo o hijos, o sobrino, si no tienes hijos, de tu confianza. O hacer un poder, como han hecho mis padres, para evitarles paseos y problemas. Cuando un mayor enferma, o se queda inválido, o pierde la cabeza, la gestión de los Bancos, cuando previamente no ha autorizado ni apoderado a nadie, <span style="color: #2b00fe;">puede ser una auténtica pesadilla.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Claro, yo hablo así porque soy depositaria de la confianza de mis mayores y jamás voy a hacer nada contra sus intereses. Procuro facilitarles la vida y las gestiones. Habrá gente que no tenga a nadie en quien confiar, que tenga motivos para dudar, que tema quedarse desplumado por hijos o sobrinos. Eso es una tristeza añadida.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Después del aperitivo con esta pandilla pasamos a comer D. Gregorio y yo. Tomamos un menú del día exquisito. El comedor estaba lleno de gente mayor. Al lado de nosotros un grupo de señoras se quejaban de que en sus casas <span style="color: #2b00fe;">aún no habían puesto la calefacción</span>, que el presidente del edificio no les hacía caso porque no vivía en el bloque, sino en La Moraleja y que lo iban a destituir.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El camarero ya las conocía y les dijo:</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Pero bueno, si los presidentes no cobran. Le vais a hacer feliz si lo echáis. Abrigaos un poco más, que en noviembre ya ponen las calefacciones.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me da que esas señoras eran del tipo quisquilloso. Me cayeron mejor los amigos de Gregorio.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Mi marido se sorprendió porque volví pronto a casa</span>. Es lo que tiene quedar con gente de cierta edad. Después de comer a una hora temprana mi acompañante fue a su casa a seguir su rutina. <span style="color: #2b00fe;">Sentarse al sol en su porche acristalado, fumar una pipa y tomarse un whisky</span>. Eso es vida y vale más que un viaje a Cancún con ocho horas de avión. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-40810706831189871362023-09-19T18:10:00.001+02:002023-09-19T18:11:45.001+02:00Adiós. Te quiero<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ha sido un verano complicado. Verano de calor, de hospital y de muerte. Una de mis hermanas <span style="color: #2b00fe;">ha fallecido de un cáncer</span> que le detectaron hace año y medio.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">No voy a decir eso tan socorrido de "luchar contra el cáncer". Creo que no se puede tomar como una batalla, sino como una <span style="color: #2b00fe;">aceptación</span>. Ella sabía de la gravedad y confió en lo que los médicos le sugerían. Siempre hay un resquicio para la esperanza. Y si consiste en que envenenen con quimio, el enfermo lo acepta. Porque estamos hechos para la vida y quizá el milagro o la curación inesperada puede aparecer. Y a esa rendijita de luz nos agarramos todos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">No pudo ser</span>. Y mientras estaba con mi suegra centenaria, que dobla en edad a mi hermana, pensaba en que la realidad da de bofetadas a nuestro sentido de lo justo. ¿Por qué le tocó a ella, tan joven, tan deportista, tan cuidadosa con la alimentación? ¿Por qué en el hígado si jamás bebía? ¿Por qué tan grave cuando en apariencia ella estaba bien? ¿Por qué hay tantas asociaciones contra el cáncer, tantas donaciones de famosos y no famosos y se avanza tan poco con esta enfermedad? ¿Por qué el único remedio -en general- son cócteles químicos que matan indiscriminadamente lo bueno y lo malo y dejan al enfermo hecho una piltrafa? ¿Por qué tanto afán con la detección precoz cuando muchas veces la "posible" cura implica un camino doloroso y una saturación de medicamentos de utilidad incierta? ¿No sería mejor morir de repente sin tanto estrés?</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Mi hermana nos dio una gran <span style="color: #2b00fe;">lección de entereza, de fortaleza ante la adversidad</span>. En el último mes en el hospital, con su cuerpo maltrecho y dosis de morfina cada vez más altas para combatir el dolor, lo que ella quería era dejar de sufrir. Estaba preparada para su viaje definitivo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Ella ya es un espíritu libre</span>. Libre de ese tumor que se extendió demasiado, libre del dolor, libre de la venenosa quimioterapia. Y estoy segura de que nos quiere ver felices. Lo intentamos todos, aunque su familia cercana -marido e hijos- lo tienen más complicado, porque la casa les recuerda muchos momentos con ella.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Las lágrimas saldrán sin querer durante mucho tiempo</span>. Hay que dejar que fluyan. Lágrimas serenas de su marido, sus hijos, sus padres, sus hermanos, sus sobrinos. Lágrimas de tantos que la querían y no esperaban este final.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En febrero estuve con ella en el campo. Tan solo día y medio. Pensábamos que haría frío pero el tiempo era estupendo. Nieve en las montañas, cielo azul, arroyos repletos de agua con algunos carámbanos de hielo.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3Y2zv7x05P0B4Bq-kwPg6_b_QX9MEjbcYowP3PuPNBxiAFi-C_PY8u6rvGPBNAbyuDpTxAgVDIgIqIEZDXfcyA2RlxZvduB9kKGQhm6Jl8MEo7MoGYHdn8GE3Jj9m1EExXRYAq4eKIrTboIy4vfsNdNW8jbxbnCd4P7qunOEXlhZqZflJDoO2IiQDRiQO/s4624/IMG_20230201_154724.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3472" data-original-width="4624" height="354" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3Y2zv7x05P0B4Bq-kwPg6_b_QX9MEjbcYowP3PuPNBxiAFi-C_PY8u6rvGPBNAbyuDpTxAgVDIgIqIEZDXfcyA2RlxZvduB9kKGQhm6Jl8MEo7MoGYHdn8GE3Jj9m1EExXRYAq4eKIrTboIy4vfsNdNW8jbxbnCd4P7qunOEXlhZqZflJDoO2IiQDRiQO/w472-h354/IMG_20230201_154724.jpg" width="472" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTKHrOPLVkWCe67FYN9D1HjsyClcjX4QVOrUwUrd5-1Y9VCRCqvGshIcQD0vl-zDmCup6Qg9Wzklnw0lB88ME7hcxNwR04tV1-SQvm2u0wTRmGoBeOfRnrbsQKOpSfppshfDv1i1rgqet0jcLMqPnLmflD3bknPSz0kPQAe2_37CSNZVqNzt_PaE19FBsc/s4624/IMG_20230201_163700.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3472" data-original-width="4624" height="355" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTKHrOPLVkWCe67FYN9D1HjsyClcjX4QVOrUwUrd5-1Y9VCRCqvGshIcQD0vl-zDmCup6Qg9Wzklnw0lB88ME7hcxNwR04tV1-SQvm2u0wTRmGoBeOfRnrbsQKOpSfppshfDv1i1rgqet0jcLMqPnLmflD3bknPSz0kPQAe2_37CSNZVqNzt_PaE19FBsc/w474-h355/IMG_20230201_163700.jpg" width="474" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4O7owYyrhMqHagExeLG5WU-TGEvgU4ePQPYgh4MFUFD5LMwgMKCKDjJWHlBV3pLYkO72YowMiMrS-l4ioCE8xP6_7MwxWQ0bOteb_k6mqY8n54atS3zduvn6M6ocwmFeQGVY5z_eACz78d_LKcvle6delTVKOmznM-tI9KbN9EUnA4aip5ELsLDREeBwL/s4624/IMG_20230201_164515.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3472" height="429" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4O7owYyrhMqHagExeLG5WU-TGEvgU4ePQPYgh4MFUFD5LMwgMKCKDjJWHlBV3pLYkO72YowMiMrS-l4ioCE8xP6_7MwxWQ0bOteb_k6mqY8n54atS3zduvn6M6ocwmFeQGVY5z_eACz78d_LKcvle6delTVKOmznM-tI9KbN9EUnA4aip5ELsLDREeBwL/w322-h429/IMG_20230201_164515.jpg" width="322" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Fue una buena caminata, de unos diez kilómetros, en la que ella me llevaba la delantera. A pesar de su enfermedad todavía estaba en forma físicamente. No conocía el lugar y le gustó. Creo que fue feliz y la naturaleza le ayudó a olvidar su situación. Yo no podía pensar que con esa energía le quedara tan poco tiempo entre nosotros.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Vuelvo muchas veces por esos caminos y siempre <span style="color: #2b00fe;">quedarán ligados a esa tarde feliz de febrero en que los recorrimos juntas</span>. Cuando ella ya sabía que quizá su enfermedad no tenía solución y aún así desprendía alegría. Cuando yo aún desconocía toda su gravedad y pensaba que con esa vitalidad vencería al cáncer.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hermana, me despido de ti como hemos hecho todos tus hermanos, tus padres, marido, hijos... cuando salíamos de la habitación del hospital en que nos íbamos turnando. Te dábamos un beso y te decíamos al oído, porque se dice que el oído es lo último que se pierde cuando el enfermo tiene la sedación terminal:</span></p><p><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica; font-size: x-large;">"Adiós. Te quiero"</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-75700744655534711132023-07-16T22:53:00.002+02:002023-07-16T22:55:58.183+02:00Conversaciones ajenas<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ya estoy disfrutando de unos días de descanso -bueno, ahora todos mis días son de descanso- en la playa.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Esta mañana me secaba en la toalla bajo un cielo nublado y cerca de mí se han instalado dos señores cuarentones. Uno, español. El otro hablaba ese perfecto español con acento que ponen los dobladores de series a los espías británicos.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibeZrTTABQsVRvjeSJk5XlTdv6cVFiVQhxL4EPkdj74y-WY8CSIp_q06mKM5p3qkJhQNDrlLDr-8iVh2gPRlYb-21wbbzK7zFrYEoeMUwgi0KDSrds_DJF3XTRKz9UhTtat_s_qSBgyt0fC3HMPcKBKNfSZ0cq4JPiAZA2dNYR9lb9VyQ7XAou6F09Pum8/s4624/IMG_20230409_115655.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3472" data-original-width="4624" height="363" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibeZrTTABQsVRvjeSJk5XlTdv6cVFiVQhxL4EPkdj74y-WY8CSIp_q06mKM5p3qkJhQNDrlLDr-8iVh2gPRlYb-21wbbzK7zFrYEoeMUwgi0KDSrds_DJF3XTRKz9UhTtat_s_qSBgyt0fC3HMPcKBKNfSZ0cq4JPiAZA2dNYR9lb9VyQ7XAou6F09Pum8/w483-h363/IMG_20230409_115655.jpg" width="483" /></a></div><span style="font-family: helvetica;"><p><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: x-large;">Reconozco que </span></span><span style="font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica;">me encanta escuchar conversaciones ajenas en la playa.</span><span style="font-family: helvetica;"> En especial cuando estoy en ese estado de leve sopor mañanero que me entra después de un buen baño en el Cantábrico y posterior posición horizontal en la toalla.</span></span></p></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-<span style="color: #2b00fe;">Ayer fue el día más caluroso en el mundo</span> desde que se tienen registros- decía el "espía"- Nada menos que 17 grados de media. Si tenemos en cuenta que la mitad del mundo está en invierno es una barbaridad.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El otro asentía. El extranjero mostraba lo ecológico y buen ciudadano que era.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-La solución está en la <span style="color: #2b00fe;">progresiva eliminación del coche particular</span>. Yo procuro desplazarme en bicicleta, a pie o con transporte público. Y no diré que soy <span style="color: #2b00fe;">vegano</span>, pero casi. Sí que tomo pescado. Alguna vez cae una barbacoa, pero reconozco que no son nada buenas para el medio ambiente.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Imagino que pensaba en la carne de las barbacoas, no en el peligro de incendio por chispas juguetonas. Yo creo que las vacas hacen un gran servicio en los montes. Los tienen bien limpios y libres de hierbajos que pueden propagar el fuego. Pero hay quien dice que sus pedos son muy muy contaminantes.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ya iban camino de la orilla a zambullirse cuando el español le pregunta.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-<span style="color: #2b00fe;">¿Cuando coges el avión a Canadá?</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me quedé loca. Como tantos <span style="color: #2b00fe;">ecologistas "buenistas" de bicicleta y carne artificial</span>, éste tampoco tenía remordimientos en coger aviones de larga distancia. Tuve la sensación de que lo hacía a menudo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Voy a hacer barbacoas y a decir a mi marido que use más el coche. <span style="color: #2b00fe;">El tren se está poniendo por las nubes</span>, no hay precios fijos en los viajes y el servicio de Renfe es cada vez peor. Hace más de cuatro años que no cojo un avión. Puedo hacer todo esto y más hasta que llegue a los niveles contaminantes del vecino playero que viaja en avión sin remordimiento a lo largo y ancho de este mundo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Empiezo a estar un poco harta de todos estos salvadores planetarios.</span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-60176198744658825702023-06-06T21:18:00.004+02:002023-06-06T21:19:36.241+02:00Lo que dejamos atrás<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Yo tenía una tía en una residencia de ancianos.</span> Nací el mismo día que ella se casó. Mi madre, preparada para ir a la boda de su hermana, con el pelo moldeado y el vestido de invitada preparado, tuvo que ir al hospital en vez de ir a la iglesia. Me adelanté y le fastidié el evento. Mi tía y yo siempre nos felicitábamos el mismo día. Ella, mi cumpleaños. Yo, su aniversario. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pasó en esa residencia la famosa etapa del Covid. Ya comenté en algunas entradas <a href="http://desdemiventanilla.blogspot.com/2022/02/soy-rebelde-porque-el-mundo-me-ha-hecho.html">(Pincha aquí)</a> <a href="http://desdemiventanilla.blogspot.com/2022/01/omicronianos.html">(Y aquí)</a> el aislamiento de los mayores, la limitación de visitas, las mascarillas en su vida diaria dentro de la residencia... Mi tía sobrevivió a todo eso pero ya a mediados de 2022 empezó a entrar en esa dinámica de ir al hospital, estar encamada más días de los previstos, salir hecha un guiñapo, volver a la residencia y al poco tiempo ingresar otra vez en el hospital. Casi todas las Navidades las pasó allí y, al poco de ser internada nuevamente en febrero, murió.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Descansa en paz tía</span>, porque pasarse los meses entrando y saliendo de hospitales no es vida, es tormento. Ya tuvo su entierro, su funeral, una misa recordatorio en la residencia y un pequeño vídeo con fotos y música que le hicieron las empleadas y que nos ha hecho llorar a todos los sobrinos. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Tres meses después, seguimos con trámites de herencia. Estas burocracias sí son lentas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Suerte que estás jubilada, hija, y nos ayudas- me dicen mis padres, muy agradecidos a mis gestiones.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Lo que yo hago no es nada comparado con todo lo que han hecho las hermanas de mi tía -una de ellas mi madre-. Y es que <span style="color: #2b00fe;">revisar los enseres de una persona fallecida me parece muy, muy doloroso.</span> Es toda una vida la que ves reflejada en sus cosas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Tantas cosas...</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Una enciclopedia Espasa de las que tienen todos los ancianos de España, misales, libros religiosos, alguna novela, los periódicos de la primera visita de Juan pablo II a España. Un costurero de madera cuyos cajoncitos nos encantaba abrir a todas las sobrinas. Licores </span><span style="font-size: x-large;"><span style="font-family: helvetica;">que nunca consumió almacenados todavía </span><span style="font-family: helvetica;">en el mueble bar. </span><span style="font-family: helvetica;">Coleccionables y l</span><span style="font-family: helvetica;">abores de ganchillo, hechas con esa minuciosidad y paciencia de la que ahora carecemos. Cuadros de cuando su sobrina Zarzamora empezaba a pintar colgados orgullosamente en el recibidor. </span><span style="font-family: helvetica;">Otros cuadros pintados por mi abuela sobre madera a comienzos del siglo XX. </span><span style="font-family: helvetica;"> Artesanía de cuando viajaba a Austria a ver a sus cuñados. Figuras de Lladró, imágenes de la Virgen con más de 70 años de antigüedad, </span><span style="font-family: helvetica;">jarrones y copas de cristal bueno, </span><span style="font-family: helvetica;">adornitos de los que regalaban en las bodas. Innumerables folletos de la asociación del párkinson, enfermedad que padeció su marido. Marcos con fotos desvaídas de la primera comunión de sobrinos que ya son padres. Muchas, muchas cajas de latón. Algunas con fotos en blanco y negro de mis tíos, mis abuelos o mis padres cuando eran jóvenes y donde apreciamos claramente algunos parecidos familiares. Recordatorios de difuntos, de primeras comuniones, invitaciones de bodas, felicitaciones navideñas. Muchos informes médicos y analíticas.</span></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><span style="font-family: helvetica;">En la cocina vemos menaje, como el que hay en la casa de mi madre, con solera: </span><span style="font-family: helvetica;">Latas de Cola Cao de los años sesenta con decorados de terrones de azúcar, lentejas, alubias..., platos de porcelana blanca, una panera, numerosas cazuelas de color teja, de esas que ya no se pueden usar más que en cocinas de gas, recipientes de barro. También había menaje moderno, un montón de cazuelas "alemanas" que estaban muy de moda en los años sesenta y donde se cocina sin apenas aceite. La buena de mi tía nos regaló en su día muchas de esas cazuelas que ella ya no usaba.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">También hay que revisar la ropa. Algunas prendas las reutilizarán sus hermanas, otras irán a contenedores de Cáritas. Sábanas, mantas, toallas, manteles... Todos los "textiles" han pasado por las manos de sus hermanas que han clasificado, desechado o aprovechado cosas. <span style="color: #2b00fe;">Yo las vi un día en plena faena y me asombré de lo rápido que decidían, sin sentimentalismos.</span> No tengo -afortunadamente- mucha experiencia en la gestión de las cosas de los difuntos. Por lo que he oído, hay quien prefiere deshacerse enseguida de la ropa del familiar, otros lo van posponiendo y les supone casi una enfermedad abrir los armarios del ser querido porque todo les recuerda a ellos. Necesitan una preparación previa.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Uno de los días mi madre y mi tía revisaban ropa. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Oye mamá -le dije- esa camisa te puede servir ¿Por qué no te la quedas?</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Ay hija, no. Nunca me gustó como le quedaba a tu tía. Tenía algunas cosas muy fachosas. Hemos aprovechado algunas prendas pero otras no hay por donde cogerlas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me gustó como trataban la situación. Con ligereza. No quiere decir que no echen de menos a su hermana, pero <span style="color: #2b00fe;">la vida sigue y hay que eliminar trastos.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El caso es que en la casa -salvo lo textil- seguía habiendo cosas. Hemos pasado por allí los sobrinos a coger objetos. A mí me produce un sentimiento raro, porque a través de las cosas percibes cómo era la vida de tu tía y a veces tengo la sensación de <span style="color: #2b00fe;">estar invadiendo algo que no me pertenece.</span> Tampoco quiero que multitud de enseres se tiren porque sí. A veces pensamos que todo lo de los mayores no tiene ningún valor, que es mejor cualquier cacharro de diseño moderno de Ikea que una buena vajilla de porcelanas Bidasoa. Como en la posguerra española, en que los traperos iban por los pueblos y los paisanos les cambiaban encantados buenos muebles de madera maciza por mobiliario industrial de formica y conglomerado, que era lo moderno en aquella época. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Yo tengo ahora en el techo de mi dormitorio una <span style="color: #2b00fe;">lámpara</span> de brazos, con rositas colgadas. Tiene más de 80 años. Me gusta pensar que es parte de la historia de mi familia.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUttW5dpxIIptYDHmVgPafgcr0eVWi83ctg_4Qt3szxgnkI0vBEuuuCDzYmbE7RoTQ6aDao34lXyPIuM9iZnSpoo67V61-7mR7Sc8ibXc__hf_SZUd8KXE2lB-ewnX8rFkod-TFXCV7fotDTIzVCLlpHsdnTDp5DlT-Z7eUjIzknwRPD53PnMAkgTRTA/s4624/IMG_20230606_203916.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3472" data-original-width="4624" height="279" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUttW5dpxIIptYDHmVgPafgcr0eVWi83ctg_4Qt3szxgnkI0vBEuuuCDzYmbE7RoTQ6aDao34lXyPIuM9iZnSpoo67V61-7mR7Sc8ibXc__hf_SZUd8KXE2lB-ewnX8rFkod-TFXCV7fotDTIzVCLlpHsdnTDp5DlT-Z7eUjIzknwRPD53PnMAkgTRTA/w372-h279/IMG_20230606_203916.jpg" width="372" /></a></div><span style="font-family: helvetica;"><p style="font-size: xxx-large;"><span style="font-family: helvetica; font-size: xx-large;"><br /></span></p><span style="font-size: x-large;">Soy también propietaria de un </span></span><span style="font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica;">joyero</span><span style="font-family: helvetica;"> que está hecho de hueso. Lo limpié bien y parece otro. Vino de Ecuador, regalo de un tío abuelo misionero a mi tía. Es el típico objeto que he visto toda mi vida, desde niña, pues mi madre tiene uno muy parecido, y me hacía ilusión tenerlo.</span></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me di un montón de paseos para que mi tía eligiera un <span style="color: #2b00fe;">silloncito</span> donde reposar en su habitación de la residencia. Lo tengo ahora en un rincón del salón. En casa a veces nos peleamos por él. Mi marido se echa la siesta allí envuelto en mantas, yo me acerco una mesita -también de la tía- y desayuno cómodamente sentada, con mi bandejita de café y bollería, disfrutando del sol de la mañana. Mis hijos se colocan ahí con el portátil para trabajar. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Vaya, ya me has quitado el silloncito de la tía Lola- le digo a veces a alguno de mis hijos cuando lo ha ocupado y no puedo sentarme allí a leer mi novela. Ya será para siempre "el sillón de Lola"</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Es cierto que las casas son muy pequeñas, que es difícil almacenar los objetos propios y más complicado aún encontrar hueco para recuerdos ajenos, pero ahora que mi tía ha muerto, cuando me siento en su sillón, o enciendo la lámpara, o abro el joyero, la recuerdo y pienso que estará contenta de estar así, de alguna manera, cerca de nosotros. <span style="color: #2b00fe;">Los objetos también nos ayudan a recordar.</span></span></p><p><br /></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-87944792153723335682023-05-26T10:49:00.002+02:002023-05-26T11:24:38.226+02:00Visitando Bancos<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En estos meses he tenido que visitar otros Bancos como usuaria y mi ego se ha venido arriba. <span style="color: #2b00fe;">He entendido por qué me querían tanto mis clientes.</span> Yo intentaba solucionar sus problemas, no incrementárselos. Y yo me he tropezado en algunos casos con muros de frontón. Me devolvían el "problema" aumentado. Sencillamente, querían que me marchara cuanto antes.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En uno de los primeros casos se trataba de <span style="color: #2b00fe;">pagar un impuesto</span> de unos 8.000 euros. No podía hacerlo en mi banco porque no tenía concierto con la Comunidad Autónoma de Madrid.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Fui a uno de los bancos recaudadores, que está en mi barrio, y les expliqué la situación antes de ir cargada con el efectivo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><span style="font-family: helvetica;">-Es mucho dinero- </span><span style="font-family: helvetica;">Eso fue lo primero que me dijeron.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Sois un banco, tenéis caja, te voy a enseñar el DNI. Incluso, si queréis, la disposición que he hecho en mi banco del dinero, para que veáis que todo es correcto, que no es dinero B. ¿Me estás diciendo que no podéis recaudar 8.000 euros?</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El empleado dudaba. Deseaba que yo me largara pero no quería quedar mal.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Mmm... Bueno. Avísanos el día antes. Lo tendré que consultar a la central previamente.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Le pedí una tarjeta con el teléfono y por ahí anda, muerta de risa, porque no volví.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">La suerte de tener tiempo es que puedo "perderlo"</span> tratando con estos impresentables. Decidí ir al otro Banco recaudador a ver si había más suerte.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">¡Oh sorpresa! <span style="color: #2b00fe;">Allí me encontré a otra Zarzamora</span>. Mismo estilo, misma edad...</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">No me dejó ni acabar.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Sí, me viene un montón de gente del Banco VagoBank para el pago de estos impuestos. <span style="color: #2b00fe;">No sé por qué ponen tantas pegas</span>. Puedes venir aquí sin problemas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me dio incluso la opción de pagarlo con un cheque bancario. Pero les pasaba como en mi Banco, que operativamente recaudar un impuesto con cheque bancario era un lío para ella y yo quería facilitarle todo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Así que al día siguiente fui a una sucursal cercana de mi Banco para sacar el dinero. Ya había sacado previamente del cajero y necesitaba 5.000 eur. más para completar. Es cierto que <span style="color: #2b00fe;">no había avisado previamente.</span> ¡Mea culpa!</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La oficina era pequeñita. En vez de a las 8:30 nos abrieron a las 8:40. Pero el señor de delante y yo no protestamos. Tampoco la que abrió se disculpó por la demora.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">La empleada de ventanilla parecía muda</span>. No saludó. Le calculé unos 55 años. El señor ingresó 5.000 euros y tardó unos quince minutos. Debía ser ingresador habitual y yo le notaba nervioso al ver tanta tardanza. La mujer contaba el dinero una vez, y otra, y otra... El señor mascullaba cerca de mí</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-¡Madre mía, cómo se puede tardar tanto! Siempre que vengo es igual. Y eso que traigo todos los billetes estirados y colocados. Y todos son de 50.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Finalmente me llegó el turno.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-No te puedo dar ese dinero porque no lo has pedido- me dijo la mujer.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Sí, tienes razón. Pero me puedes dar los 5.000 que te ha ingresado el señor de delante. Seguro que no contabas con ellos cuando has empezado el día.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">También tenía que consultar, como el de VagoBank. Su jefa me dio la opción de llamar a otras oficinas que tuvieran más efectivo. Me proponía mandarme a una bastante lejana. Parece que ese dinero del primer cliente lo querían meter en el cajero, que estaba bastante "seco".</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Finalmente les dije que no me importaba llevarme menos y, por suerte, conseguí el resto de lo que necesitaba en otra oficina más cercana de la que me proponían y con una empleada muy, muy amable.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Imagino que la mujer "muda" tendría sus problemas, sus motivos para ser así. Yo nunca he sido muy de "energías", pero empiezo a notar que hay gente que ayuda a que tu día sea más negativo, como la colega de esa sucursal de mi Banco, o el empleado de VagoBank.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Otros empleados te dan un chute de optimismo, como la Zarzamora-bis que finalmente me cobró el impuesto.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXKK6Y-UE5fI7J4idbsbVxq2_XxGoAI4-DK7ks69m5vnnMg473DUNuyYa9QSbduU-8k_0joFFWyNoRoCD63PLiOcxgxIDs3fJcDqgWQc9gp8C_CMzbet0jq2IKuusImV7qNwKICyuHrrnviADpxMO5fl_7dVD_e5eGoLMH35_Zvox7Wx0PWNmsdfvySg/s1280/support-g2c42e0807_1280.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1280" height="312" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXKK6Y-UE5fI7J4idbsbVxq2_XxGoAI4-DK7ks69m5vnnMg473DUNuyYa9QSbduU-8k_0joFFWyNoRoCD63PLiOcxgxIDs3fJcDqgWQc9gp8C_CMzbet0jq2IKuusImV7qNwKICyuHrrnviADpxMO5fl_7dVD_e5eGoLMH35_Zvox7Wx0PWNmsdfvySg/w390-h312/support-g2c42e0807_1280.jpg" width="390" /></span></a></div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p>Tengo tiempo y <span style="color: #2b00fe;">eché dos mañanas para el pago de un impuesto</span> que decidimos tramitar nosotros para ahorrarnos el pago de una gestoría. Pero si uno trabaja no puede hacer tanto trámite ni perder el tiempo de forma tan gratuita. Al final, si quieres tener tranquilidad y no sufrir con esperas y viajes, pagas para que un gestor te haga la vida más fácil.</span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: xx-large;"> </span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-29640687628994364682023-05-05T16:35:00.001+02:002023-05-05T16:35:20.964+02:00PERDÓN POR EL RETRASO<p> <span style="font-size: x-large;">¡</span> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ay madre! Se me hace raro ponerme otra vez frente a este teclado. Han pasado más de cuatro meses desde que os dije que dejaba de trabajar en mi Banco. Muchas veces he pensado "tengo que contar esto, o lo otro" y la pereza me superaba. Como se dice en "moderno", <span style="color: #2b00fe;">la "slow life" me ha vencido</span>.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En estos meses he quedado a comer con compañeros jubilados. Uno de ellos confesaba que era la primera vez que comía con gente y se quitaba la mascarilla desde la pandemia. Qué pena, penita, pena me dio. Otros me interrogaban acerca de <span style="color: #2b00fe;">"a qué dedicaba el tiempo libre"</span>. Esa misma duda que tenía Perales en su famosa canción. Hay jubilados que enseguida "llenan" su tiempo de actividades. En el caso de mis amigos, aparte de las visitas a médicos y las revisiones preventivas de muchos de sus órganos vitales, se dedican a ir a la escuela de idiomas, a cursos para mayores en la universidad, a escribir libros, a pasear y tomar aperitivos en los bares de Madrid y buscar luego lugares para hacer pis en condiciones porque la próstata ya no es lo que era...</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">De momento no he sucumbido a la vorágine de actividad post-jubilación. Es cierto que me apunté en un centro cultural cercano a clases de tai-chi. No porque me interesara especialmente el mundo chino, es que era la única clase con plazas. Y debo decir que estas coreografías tan pausadas, en las que no sudas nada, son más difíciles de lo que yo pensaba. Aprendía mejor los pasos de una sesión de aerobic en mis tiempos ágiles, que estos movimientos lentos y precisos del tai-chi.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Me agobia un poco este profesor -le decía a mi hija- La clase es de hora y media, pero aprovechamos poco porque suelta mucho rollo adicional sobre las energías, los chinos... y los pasos los repetimos lo justito. Menos mal que el coste no es excesivo, si no quizá no volvería.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Mi hija, sabiamente, me dijo <span style="color: #2b00fe;">que viviera el momento</span>, que no tenía ninguna prisa y podía disfrutar de perder el tiempo, en la clase o en cualquier situación.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Y eso es lo que hago, vivir sin prisas. Salgo a comprar, hablo con vecinos que me encuentro sin la urgencia de acabar pronto la conversación, quedo con vecinas para pasear o tomar un café, paseo sola disfrutando del sol, tomo un buen desayuno cuando toda mi familia trabajadora ya ha salido de casa, me veo algún programa de salseo sin pensar que es cosa de "marujas" porque ya soy de ese club, leo muchísimo más y husmeo sin prisas entre los estantes de la biblioteca del barrio, visito con frecuencia a mis padres...</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0vaWTbBmfJ39TW3NWCAGAFZKzpFviJn7WabyIYpCZOV7kX5IH9btlblzRlwCf9ab-Htxh0VZXKqEh64R4Mp-uvJcOmcgJ1yDAF1ucB4NuMyvcKDeYwlZ-Vhx--mCYxhKpwAgFxLvbQvkWV6O9ofCvAgh1qyUuX-Y5Qj1U8rWi9aZQ7choFbbnagW25w/s4624/IMG_20230429_114541.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3472" height="539" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0vaWTbBmfJ39TW3NWCAGAFZKzpFviJn7WabyIYpCZOV7kX5IH9btlblzRlwCf9ab-Htxh0VZXKqEh64R4Mp-uvJcOmcgJ1yDAF1ucB4NuMyvcKDeYwlZ-Vhx--mCYxhKpwAgFxLvbQvkWV6O9ofCvAgh1qyUuX-Y5Qj1U8rWi9aZQ7choFbbnagW25w/w404-h539/IMG_20230429_114541.jpg" width="404" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Al principio me llamaban alguna vez de mi oficina para preguntarme algún detalle de mi puesto que desconocían. Incluso tuve que visitarles en alguna ocasión como cliente y mi sustituta me pidió ayuda. Me metí "entre bambalinas" y pude sacarla del aprieto. Pero ha pasado el tiempo y todos están adaptados. <span style="color: #2b00fe;">No les visito apenas</span> porque siempre he pensado que los jubilados contando sus batallitas eran una molestia cuando hay mucho trabajo. Noto que se me olvidan muchos nombres de clientes a los que he atendido durante décadas. Afortunadamente no lo achaco a ninguna degeneración neuronal, ni a la vejez. Sencillamente, al no tener las cuentas identificadas en la pantalla, acompañadas de las caras frente a mí, se me van olvidando los nombres. Es que ha sido mucha, mucha gente, la que ha pasado frente a mi ventanilla.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">No tengo ningún trauma, ninguna sensación de pérdida, de añoranza. No me siento inútil por no trabajar. No me justifico ante los demás dedicándome ahora a tareas solidarias. No pretendo cultivarme culturalmente de forma "oficial". No sé cómo será mi futuro, pero de momento <span style="color: #2b00fe;">me dedico a vivir con tranquilidad y disfrutar de las cosas sencillas.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Y eso sí, me propongo seguir con este blog que tenía tan abandonado. Gracias a los que aún me leéis.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-16128471503128944922022-12-17T12:05:00.006+01:002022-12-17T12:06:55.981+01:00SENSACIONES EXTRAÑAS<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">A finales de noviembre me hicieron un <span style="color: #2b00fe;">regalo inesperado</span>. Las cosas suceden así, te llegan cuando no las buscas. Cuando ya había desistido de que me "prejubilaran" me dieron la opción.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El mismo responsable que me había dicho, como contaba en la anterior entrada, que yo era una anomalía, me ofrecía un viernes la posibilidad de irme. Tenía que dar la respuesta el lunes siguiente como muy tarde.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-¿Cómo es que ahora me lo propones? Me dijiste la última vez que el Banco estaba proponiendo estas salidas a empleados con bajas médicas reiteradas, o con familiares mayores a su cargo que requirieran muchos cuidados.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Afortunadamente, yo no estoy en ese caso. Me dio una respuesta de compromiso: que sabía que yo estaba interesada, que me había propuesto... Yo creo que también los encargados de recursos humanos tienen sus objetivos. Imagino que el Banco les indica la cantidad de empleados de su zona que tienen que irse y cada responsable acelera las salidas antes de fin de año para cumplirlos. A mí me tendría como sustituta de alguien que le falló y...¡me tocó!</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Por supuesto, dije que sí. <span style="background-color: white;"><span style="color: #2b00fe;">Ciertamente pierdo dinero</span><span style="color: #3d85c6;">,</span> pero es que voy a c</span>obrar de mi empresa sin trabajar, así que no me parece mal negocio.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ahora estaba muy bien. <span style="color: #2b00fe;">La directora es la mejor que nunca he tenido</span>: optimista, trabajadora, defensora de sus empleados... Y los compañeros, Claudio Bobo -que ha mejorado un montón-, y Blanca Estrella, formamos una piña con ella. Los clientes me quieren como si fuera de su familia y yo estoy en una etapa en que por mucho que me hablen de objetivos y digitalización por doquier, me tomo las cosas con tranquilidad. Intento que no me afecten los agobios y premuras absurdas de los directores de zona. Es la pobre directora la que digiere toda esta presión y es tan buena que se la guarda para ella sola. No sé cómo aguanta.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pues sí, estaba -estoy, porque aún sigo trabajando- muy bien, pero es absurdo decidir permanecer en un trabajo por una situación que puede cambiar en cualquier momento. Ahora es lo más habitual en las empresas trasladar al personal de un día para otro. Pueden traer a otro director, podrían moverme a mí... Podría trastocarse mi agradable situación actual en un abrir y cerrar de ojos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Siempre había considerado un poco despreciativamente a todos esos compañeros que se iban del Banco y se encontraban cabizbajos y un poco tristones. ¿Triste por tener de repente toda la libertad del mundo?</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ahora yo estoy en esa situación. Tuve vacaciones en el puente, justo después de saber que me iba. Me puse ya en modo jubilada y me costó un poco madrugar el día de mi vuelta (trabajo hasta fin de año) Volví y me adapté otra vez, como después de cualquier semana de vacaciones. La diferencia es que <span style="color: #2b00fe;">ha comenzado un rosario de despedidas diarias de toda la clientela</span> y me da pena. Todo son "últimas veces" y la sensación de marcha a veces me pone un nudo en la garganta.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">He estado treinta años, que se dice pronto, en la misma oficina</span>. Esa zona es mi segundo barrio y los clientes son más que vecinos. Sé que cuando me transmiten su tristeza por mi marcha lo hacen de verdad. También soy realista y sé que esa tristeza les durará una semana, en cuanto se adapten al nuevo empleado que me sustituirá. Creo que los nuevos sustitutos son jóvenes recién licenciados. Solamente por ser jóvenes tendrán más ganas, más simpatía y estarán menos maleados que una veterana como yo. Todo esto compensará su inicial falta de experiencia.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiS0LW6U5D9_8DbAaTfdHGpJiUpe5rw58GcP38TCJBYNiMo_rNchrFu5PNjOc3Qo3uT8618IJOVdNDfjRZ4tAxoz2gzgDnb9CtUR-Pnc3rnKde1eKBDmjIPbFCGYCPLtkI0sOzm6SE6aVEK26WI0bv22OwH1ksoTIc5DVHt5EPs-EBpUrznsk6rc-W3mg/s4624/IMG_20221117_195053.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3472" height="437" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiS0LW6U5D9_8DbAaTfdHGpJiUpe5rw58GcP38TCJBYNiMo_rNchrFu5PNjOc3Qo3uT8618IJOVdNDfjRZ4tAxoz2gzgDnb9CtUR-Pnc3rnKde1eKBDmjIPbFCGYCPLtkI0sOzm6SE6aVEK26WI0bv22OwH1ksoTIc5DVHt5EPs-EBpUrznsk6rc-W3mg/w328-h437/IMG_20221117_195053.jpg" width="328" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La próxima semana tenemos nuestra <span style="color: #2b00fe;">comidita navideña </span>de la oficina en que nos juntaremos cinco personas. Será también la "celebración" de mi marcha. Lejos han quedado ya esas comidas de jubilación, que yo conocí al entrar en el Banco, en que se juntaban decenas de compañeros de distintas épocas para el festejo. Me pongo a pensar en todos los compañeros que han pasado por esta oficina, con los que he compartido meses o años y algunos ya se me van de la memoria. Otros han muerto. A los importantes los seguiré viendo fuera de la oficina; a los actuales espero verlos de vez en cuando, pero sin convertirme en esa jubilada pesada que yo tanto he criticado.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Tengo que pensar que haré con mi blog.</span> Me da pereza cambiarle el nombre. Ahora estaré al otro lado de la ventanilla y quizá pueda seguir compartiendo experiencias de otro tipo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Feliz Navidad a todos los que me habéis acompañado en estos años en que he compartido mis experiencias bancarias. </span></p><p><br /></p><p><br /></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-6587872710887875602022-10-07T20:51:00.005+02:002022-10-07T20:51:43.839+02:00Anomalía<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hace un par de días vino a la oficina nuestro encargado de "recursos humanos". Su principal misión era ofrecer a mi joven jefa "Blanca Estrella", incorporada recientemente de su permiso maternal, un <span style="color: #2b00fe;">"ascenso"</span>. Quería trasladarla a una oficina de más categoría, con más empleados y más problemática, manteniéndole su sueldo actual. Y sin la seguridad de salir a su hora, como hace en esta sucursal. Todo sería en aras de una mejor proyección profesional y, en algún momento futuro, el banco compensará tanta dedicación. Mentiras y más mentiras, por supuesto.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Blanca no tuvo mucho que pensar y <span style="color: #2b00fe;">declinó amablemente la propuesta </span>indicando que con el bebé, ahora mismo no quería cambios de ningún tipo. De momento ha conseguido permanecer en nuestro pequeño oasis, pero es joven y obediente y quizá más adelante, si desde Recursos Humanos vuelven a insistir en la oferta, obedezca por temor a represalias aunque le trastoquen horarios y organización familiar.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Para hacer la visita completa, <span style="color: #2b00fe;">el gestor habló con cada uno de nosotros</span>, pero sin demasiado interés, para cubrir su expediente de conocimiento de los empleados. Llegó mi turno.</span></p><p><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica; font-size: x-large;">-¿Cuántos años llevas aquí Zarzamora?</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">- No sé si decírtelo -le contesté divertida- Quizá cuando te enteres me quieras trasladar a mi también.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hizo un gesto que podía significar "con tu edad ya no pienso fastidiarte", y cuando le dije los años que llevaba en la misma oficina bancaria, que son los mismos que llevo casada, me respondió.</span></p><p><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Tú eres una anomalía.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">No entendía que no me hubieran movido, que yo no hubiera pedido traslados, que hubiera renunciado a una "carrera profesional".</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Coincidí con él en que <span style="color: #2b00fe;">mi situación probablemente era única </span>y le dije que estaría bien un reconocimiento profesional por parte de la jefatura de más alto nivel, con algún diploma, estrechamiento de manos y foto de calidad en la intranet bancaria. Para ser la envidia de mis colegas y que mi ego suba a la troposfera.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Descartó esa posibilidad con una leve sonrisilla e <span style="color: #2b00fe;">hizo añicos mi breve sueño de notoriedad en la empresa.</span> Ni soy joven, ni tengo puestazo, no participo en las actividades "buen rollistas" que mi Banco propone a veces para fomentar la hermandad y pertenencia a una empresa modélica... En fin, no doy el perfil para ser merecedora de ningún reconocimiento por ser la matusalén de mi oficina.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Tras este breve intercambio entre bromas y veras -como dice mi hija: "entre broma y broma la verdad asoma"- seguimos conversando. El gestor disfrutaba charlando conmigo porque sabe que mi edad y mi recorrido <span style="color: #2b00fe;">me permiten ser sincera</span>.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ante mi queja acerca de las sustituciones eventuales que tengo que hacer en otras oficinas por falta de personal -vestir a un santo y desvestir a otro- me dijo satisfecho que el Banco <span style="color: #2b00fe;">había contratado a muchos jóvenes</span> para que las oficinas estuvieran mejor dotadas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Serán debidamente explotados- le respondí.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me miró con seriedad</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-¿De verdad lo piensas? ¿Es eso lo que crees?</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Claro que sí. Estoy segura de que trabajarán muchas más horas de las legales por un sueldo mucho más pequeño que el de cualquiera de nosotros.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Y entonces se explayó en ese discurso típico de que los jóvenes han de esforzarse para tener una carrera profesional y optar a futuros ascensos. Que nadie les obliga a trabajar en el banco, que ni son astrofísicos ni doctorados cum laude, son simples abogados, economistas o titulados en ADE, de los que hay a patadas en el mercado laboral. Que si no están dispuestos a esforzarse ahora, quizá lo suyo es el funcionariado...</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Todo esto me dijo mi amigo. <span style="color: #2b00fe;">Parece que la juventud ha de aceptar alegremente y agradecida que se vulneren sus derechos trabajando horas extras</span> que jamás les serán pagadas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-¿Sabes lo que pasa? -le dije después de escuchar su perorata- Que <span style="color: #2b00fe;">un buen día, cuando ya no eres tan joven, piensas en lo que ha sido tu vida </span>y te preguntas si esta dedicación brutal a una empresa desagradecida que te envía de un destino a otro como si fueras un paquete, ha merecido la pena. Te planteas si esas migajas de euros que ha supuesto cada "ascenso" han compensado los cuentos que no has contado a tus hijos, los paseos que no has disfrutado, las siestas que no te has echado o las preocupaciones excesivas que martilleaban tu cabeza en todo momento.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En ese punto calló y nos cubrió un silencio que lo decía todo. Aunque por edad le queda mucho más tiempo laboral que a mí, me confesó que su ilusión es abrir una librería cuando se despoje de las ataduras bancarias.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Espero un futuro mejor</span> en que podamos intercambiar opiniones sobre literatura y yo compre ejemplares en la librería que ahora solo es un proyecto. <span style="color: #2b00fe;">Un futuro en que algunos de estos jóvenes recién contratados se conviertan en una anomalía </span>como yo lo soy ahora. Una anomalía apreciada por la clientela, una anomalía que querrían casi todos los clientes en sus oficinas.</span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-37919063183400448532022-08-31T20:35:00.008+02:002022-08-31T20:44:13.056+02:00Estafa en agosto<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Agosto suele ser un mes laboralmente tranquilo. Estoy contenta de haberlo pasado trabajando y dejar mis vacaciones para épocas otoñales, más agradables y con menos gentío. Con los calores que hemos pasado era agradable disfrutar del aire acondicionado de la sucursal.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hubo poco público pero en dos días consecutivos me llegaron dos <span style="color: #2b00fe;">"fraudes"</span> bien gordos. Lamentablemente los "malos" son más listos que los que somos legales y la seguridad informática no existe, por más que nos hagan cambiar de claves cada cierto tiempo y cada vez se tengan que meter más numeritos para realizar cualquier operación bancaria.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Una de las estafas fue a una mujer de cierta edad que se maneja bien con sus claves y consulta su cuenta con soltura. La llamaron -supuestamente- de su compañía telefónica, le facilitaron datos suyos y ella no sospechó nada. Como se trataba de mejorar el contrato, les facilitó el número de cuenta y no sé si las claves de acceso. Ella asegura que no, que en ningún momento les dio claves bancarias. Los estafadores le suscribieron un préstamo de esos preconcedidos que se ofrecen en la web a los clientes buenos y que normalmente no necesitan, y varias tarjetas. En un solo día han volado 9000 eur de su cuenta.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"> Afortunadamente al día siguiente detectó que algo raro pasaba y vino a primera hora a la oficina. Si se hubiera ido de vacaciones, a olvidarse del mundo y de las claves, aún la seguirían saqueando.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">No sé en qué acabará esto. Realmente el banco no tiene culpa. Es como si pides al Banco que te devuelva 50 euros que te han robado del bolso porque los sacaste en caja. Es una estafa muy elaborada a la cliente, sin más.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Yo he ayudado a la cliente a reclamar al Banco por generación fraudulenta de tarjetas y compras indebidas. <span style="color: #2b00fe;">Espero que el Banco le devuelva el dinero, o al menos parte</span>. Aunque solamente sea para evitar daños de imagen y para que la clientela siga sintiéndose segura jugueteando con su móvil para ver una y otra vez sus saldos, añadiendo céntimos a su hucha digital o sorprendiéndose con su enorme "huella de carbono" de la que el Banco le da cumplida información.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica;">Yo ya estoy harta de tanto acceso a Internet</span><span style="font-family: helvetica;">. Cuando creo que sé cómo manejarme, algún "listo" cambia la página buscando una mayor e inalcanzable "sencillez" y... vuelta a aprender. Nada es fácil. Nos marean con reiteradas y novedosas actualizaciones para una mayor seguridad. Eso nos dicen. Comprar cualquier entrada, billete de transporte, producto, exige un tiempo y un desgaste que a mí no me compensa. </span><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica;">Una clave para acceder, otra para firmar, otra más que te envían al teléfono móvil... </span><span style="font-family: helvetica;">Y la tensión añadida de si uno será capaz de hacer la compra deseada en el tiempo adecuado porque los vendedores te van informando de que el producto que has elegido es escaso y muy demandado. Hay mucha presión para hacerlo todo deprisa.</span></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSv_Ujw6HrYBe9blfls6PQzUZyyNYIxYO5t3cTIOsPYhgEMEIwcGFEWPJtplCToXgjCpmMjYZnlpZ8ox5zQffLT2V-hPFI79F_RH5XoNRfkP3D3BVtgkDIZGiqy_b5tMLusMfgcAAwierlfRngwvykkr-M0b8I7jlmfa4j0laUsz6aLpfgYjCFM4I7yw/s960/study-7217599_960_720.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="676" data-original-width="960" height="317" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSv_Ujw6HrYBe9blfls6PQzUZyyNYIxYO5t3cTIOsPYhgEMEIwcGFEWPJtplCToXgjCpmMjYZnlpZ8ox5zQffLT2V-hPFI79F_RH5XoNRfkP3D3BVtgkDIZGiqy_b5tMLusMfgcAAwierlfRngwvykkr-M0b8I7jlmfa4j0laUsz6aLpfgYjCFM4I7yw/w450-h317/study-7217599_960_720.jpg" width="450" /></span></a></div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hay cosas sencillas que se complican y, sorprendentemente, cosas "complejas" como solicitar un préstamo o una tarjeta de crédito que se generan con solo un roce del dedito en el punto adecuado de la pantalla. Los estafadores lo saben y lían a mayores y no tan mayores en este maremagnum de claves y comprobaciones de todo tipo, hasta que son incapaces de distinguir al telefonista amable que les va a ayudar, del maleante que les va a desplumar. Es difícil separar el trigo de la cizaña.</span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La pena es que todos estamos ya metidos en esta rueda hamsteriana y <span style="color: #2b00fe;">somos esclavos de este sistema digital</span> que nos obliga a tener muchísimas claves para acceder no solo al banco, sino a multitud de organismos oficiales. Las comprobaciones reiteradas fallan cuando el estafador accede a tu "vida digital" La maldad siempre lleva la delantera.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-80943420443615844582022-06-14T22:49:00.007+02:002022-06-15T21:39:45.412+02:00¡Qué peligro!<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hace unos días hice el <span style="color: #2b00fe;">pedido de material </span>de la sucursal: cartuchos para monedas, bolígrafos, sobres, pegamentos de barra, unos cuadernos muy cucos con hojas de colores que le encantaron a Claudio, que es muy aficionado a todo tipo de cosas de papelería y tiene una caligrafía envidiable, y más cositas que fuimos añadiendo al carrito de la compra virtual sin que las jefas nos pusieran límite. </span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiknt8dFImbl3eay_OBTd9tKVHjJ_9XVa_IshlxlJ5wvSBiFcwzhRgAhAkxRduS6-LTijG5ywCeU9mbqgCSePHTmhh_EaiX27mTgwDUNXqO5XLLkx6gSr6VDJpdQZLp12E_qDgHTSanWCVBnBrikVzeFFbqE2UwVJDC4szLZbuKVoI6WLVU_0PeZdS4kw/s960/squirrel-7259712_960_720.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="960" height="279" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiknt8dFImbl3eay_OBTd9tKVHjJ_9XVa_IshlxlJ5wvSBiFcwzhRgAhAkxRduS6-LTijG5ywCeU9mbqgCSePHTmhh_EaiX27mTgwDUNXqO5XLLkx6gSr6VDJpdQZLp12E_qDgHTSanWCVBnBrikVzeFFbqE2UwVJDC4szLZbuKVoI6WLVU_0PeZdS4kw/w495-h279/squirrel-7259712_960_720.jpg" width="495" /></a></div><span style="font-family: helvetica;"><p><span style="font-size: x-large;">Lupe, la jefa anterior (hace ya tres años que no está con nosotros) fiscalizaba los pedidos como si el coste saliera de su bolsillo. Era una tacañona sin motivo. Todas las oficinas salimos muy baratas en cuanto a material, porque es tan tremendamente difícil acceder a la aplicación del pedido y llegar al final del proceso sin que el carrito virtual haya descarrilado por vericuetos extraños, que arañamos existencias hasta el límite con tal de no desesperarnos durante una o dos horas de lucha encarnizada con esta aplicación nefasta.</span></p></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Por fortuna, y porque ese día los espíritus buenos nos ayudaron, <span style="color: #2b00fe;">pude realizar el pedido</span> y, lo que es más importante, llegó a los dos días en unas cajas de cartón que Claudio abrió entusiasmado para rebuscar sus preciados cuadernos.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><span style="font-family: helvetica;">Al finalizar el encargo me apareció en pantalla <span style="color: #2b00fe;">un aviso un tanto alarmista</span>. </span><span style="font-family: helvetica;">Era una ficha de seguridad de uno de los productos solicitados. Aparecían distintos epígrafes: Identificación de los peligros, composición, primeros auxilios, propiedades físicas y químicas, información toxicológica, teléfono de emergencias...</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">¿Qué habremos pedido que requiera tantas precauciones?</span> </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pues todo este "prospecto" se refería a un <span style="color: #2b00fe;">pegamento de barra</span>. Ese que han usado mis hijos cuando iban al colegio con tres o cuatro años. No sé si ahora lo seguirán usando, porque este pegamento puede confundirse con un caramelo blando, la goma de borrar con un chicle, el lapicero puede convertirse en taladro y un libro en un arma arrojadiza tipo ladrillo. Pobres niños, están rodeados de "peligros"</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Es imposible eliminar todas las cosas que usamos pero que, mal usadas, pueden ser un problema. No podemos meter a los críos en burbujas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Al leer esa ficha del pegamento de barra pensé en <span style="color: #2b00fe;">cuánto cuida mi banco todas las normas de seguridad</span>. Si me tiene que dar toda la información de ese producto me la da. Seguro que hay por ahí algún decreto, o disposición, que obliga a la empresa suministradora a informar, aunque en este caso sea una estupidez. Si yo compro el pegamento en la papelería, el tubo y su letra pequeña no tiene tantos datos. Yo no suelo leer demasiado las etiquetas porque si no, no tengo vida suficiente para hacer las compras en el súper de manera consciente, "ecológica", sana. Hago las compras rapidito, no miro mucho y tengo más tiempo libre para disfrutar.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Vais a decir que soy una pesada y que acabo muchas de estas entradas yendo al mismo tema: la "pandemia" y todo lo que ha rodeado a este asunto.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Mi Banco fue de los primeros en animar a la vacunación, incluso instaló en sus dependencias puntos vacunacionales para que empleados y familiares no tuvieran que esperar en esas largas colas iniciales que se formaron por ese ansia viva que existía por inyectarse... ¿Inyectarse qué? Me da la impresión que ni entonces, ni ahora, dan un mínimo prospecto informando de la composición, de los peligros, de un teléfono dónde reclamar... <span style="color: #2b00fe;">Es curioso que un pegamento tenga más información que ¿una vacuna?</span> Dejaré lo de vacuna con un interrogante, pero viendo lo mal que está funcionando habría que ponerle muchísimos más.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-86616411015852274842022-05-23T22:42:00.007+02:002022-05-23T22:48:06.128+02:00Huella de carbono<p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Parece que los españoles de a pie, la España que madruga, como dicen algunos, somos los culpables de todo: de la propagación de virus, del cambio climático, del machismo, de la superpoblación, del racismo. Toda la lista de temas que están en las "agendas" de los poderosos. Esos que luego se van en aviones privados a viajes de placer o de negocios o a foros internacionales a sentar cátedra sobre cambio climático y emisiones de gases de efecto invernadero. Esos que comen menús carísimos y dejan casi todo en el plato porque está mal visto que les vean "engullir", esos que, hartos de los placeres normales de los proletarios, experimentan con drogas de diseño y perversiones desconocidas para la gente normal.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Así está el mundo: minorías elitistas que nos dicen qué está bien y qué está mal y nos machacan con que si seguimos así vamos a acabar con nuestra tierra.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Como ya he comentado en otras entradas, mi Banco se apunta a todas las tendencias de moda: bandera arco iris, morada, pin de la Agenda 2030... <span style="color: #2b00fe;">El otro día nos instruyeron acerca de la huella de carbono</span>. Tuve que hacer uno de esos cursitos en línea en los que intentas llegar cuanto antes al final para hacer el test y volver a tus quehaceres habituales.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Cuando le dije a Claudio que ya había hecho el curso y que yo le podía hacer el test final, que tras muchas pruebas y errores había conseguido superarlo, me dijo con sorna:</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><span style="color: #2b00fe; font-size: x-large;">-Ahora lo voy a empezar. Seguro que sale la niña diabólica.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me costó un poco darme cuenta de que se refería a Greta Thumberg.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Pues no sé Claudio. En algunos momentos el curso pasaba mientras que yo atendía a los clientes. Tiene fotos muy bonitas, eso sí. Incluso los mares de plásticos, los peces muertos y los basureros están fotografiados con una definición tan buena, que no me ha disgustado verlos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Al poco rato, y ya sin clientes, mi compañero me llama a gritos. Ahí estaba Greta, en su pantalla, lanzando al mundo su mensaje salvador. Mi Banco la ponía como ejemplo de lucha por el planeta.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El curso era para informarnos de una nueva opción para la clientela:<span style="color: #2b00fe;"> conocer nuestra huella de carbono</span> (o como de perjudiciales somos para el planeta) Basándose en nuestros consumos con la tarjeta y nuestros recibos, y ponderando toda esa información no sé cómo ni con qué herramientas -el algoritmo usado es un misterio, seguro que lo han hecho unos "expertos" y no hay más que hablar- a mí, por ejemplo, me dicen que de seguir con mi ritmo de consumo, este año <span style="color: #2b00fe;">necesitaría ocho árboles</span> para compensar mi destrozo al planeta.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Precisamente estos meses he usado poco la tarjeta, solo para comprar metrobuses y alguna cosilla en el súper. No hago viajes en avión, ni compro gasolina, ni tabaco... Mi Banco me decía que el 70% de mi agresión planetaria se debía a gastos (recibos) de mi casa: agua, gas y luz. Huella de carbono simplemente por vivir con cierto confort. En invierno pongo la calefacción (individual) a 19º. A 17º como dijo alguien importante en pleno postureo ecológico, no necesito ponerla. Es la temperatura cuando no estoy en casa.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Plancho, abro la nevera, pongo el horno para hacer bizcochos y la lavadora la activo cuando me viene bien. No tengo un cuadrante para ver cuando es más barata la electricidad. Será por eso que soy asesina potencial de 8 árboles. ¿Cuantos árboles destruirán los consejeros delegados de tantas empresas que viajan alegremente en aviones privados semanalmente? <span style="color: #2b00fe;">¿O para ellos hay otro algoritmo más benévolo?</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"></span><span style="font-family: helvetica; font-size: xx-large;"></span></p><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkFReO-Ys1ErdoOHmE1JrrzHoZG-01XxHxf_wD_kQtl7V3r8WDphB9fbUCZ_I8vRKvMr2DC8kxrMwAFUnIMIEofW5LBo0MWoPID8VJKKXSSxihg7RhR3dj2bAXDIZQqYt8LoDnfhJhIGVjp1DQnxy8gWd-ABDhBgEqYKQtnVkBkHvAiUwaLlRDe4pJ2g/s4624/IMG_20220312_101922.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="2604" data-original-width="4624" height="307" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkFReO-Ys1ErdoOHmE1JrrzHoZG-01XxHxf_wD_kQtl7V3r8WDphB9fbUCZ_I8vRKvMr2DC8kxrMwAFUnIMIEofW5LBo0MWoPID8VJKKXSSxihg7RhR3dj2bAXDIZQqYt8LoDnfhJhIGVjp1DQnxy8gWd-ABDhBgEqYKQtnVkBkHvAiUwaLlRDe4pJ2g/w545-h307/IMG_20220312_101922.jpg" width="545" /></a></p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Esto que cuento en modo broma realmente no lo es. A mí me asusta. Me preocupa que los Bancos, arbitrariamente, al tener acceso a nuestros gastos, <span style="color: #2b00fe;">puedan decidir quien es más o menos ecológico</span><span>. Me inquieta que este modelo lo copien los gobiernos y nos traten como a los chinos, que tienen su carnet de puntos de buenos ciudadanos. Si un chino en esas ciudades "piloto" hace o "piensa" algo que no le parece bien al estado, le limitan viajes, accesos a ocio, tiene que pagar más impuestos...</span><span style="color: #2b00fe;">Se convierte en ciudadano de segunda.</span></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En este desquiciante mundo actual<span style="color: #2b00fe;"> hay determinadas "religiones" de las que está muy feo abjurar</span>. A saber: cambio climático, feminismo, inclusión, vacunación masiva. Cuestionar algo de esto es pecado mortal.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Lo que empieza como un divertimento para ver tu huella de carbono puede dar paso a otros controles</span>. Los Bancos saben todo de sus clientes. A través de las tarjetas se sabe dónde compran, a qué horas, donde viajan. Con los recibos se puede conocer el colegio de sus hijos, sus actividades de tiempo libre, sus creencias políticas o religiosas. Sabemos si les gusta tener dinero en el bolsillo o son más de tarjeta. Conocemos su lugar de trabajo, si les cuesta o no llegar a fin de mes, dónde veranean. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">De momento nadie bucea en ese mar de datos y los empleados somos sumamente discretos. Yo cuento cosas pero jamás digo nombres de los clientes. Pero el peligro del "Gran hermano" está ahí. ¿Y si en un futuro esa información se usara o se confiscara por parte de algún gobierno para usarla mal? ¿Para discriminar y rechazar?</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Por ahora podéis tener la tranquilidad de que si vuestra huella de carbono es alta os podéis redimir participando con donaciones en algún proyecto solidario que el Banco, que piensa en todo, os ofrece. Efectivamente, <span style="color: #2b00fe;">somos pecadores carbónicos, pero con una bula especial se nos perdonan estas faltas.</span></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-88259212029107725412022-04-20T17:32:00.002+02:002022-04-20T17:33:13.898+02:00A cara descubierta<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hoy por fin <span style="color: #2b00fe;">hemos podido librarnos</span> legalmente en los trabajos de la detestable mascarilla. Pensaba que el Banco sería "prudente", como repiten machaconamente todos los personajillos con un poco de relevancia, y nos condenaría a seguir atendiendo al público con media cara tapada.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Sorprendentemente, en el comunicado <span style="color: #2b00fe;">nos eximen por completo de su uso</span>. Tan solo apelan tímidamente a que tengamos en cuenta a compañeros y clientes "con riesgo"</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">El público entraba sin saber bien qué hacer</span>. A mí me da igual, cada cual que haga lo que quiera, pero esa libertad de elección a mí me la han sustraído por dos años. Algunos llegaban directamente a cara descubierta. Otros, al verme, me preguntaban y se la quitaban agradecidos. Sinceramente, mi confianza en la humanidad está bajo mínimos y <span style="color: #2b00fe;">no me esperaba tanta alegría por este "destape"</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Esta Semana santa he estado de vacaciones en una capital de provincias y los cofrades que no iban con sus caperuzas llevaban la mascarilla al aire libre mientras procesionaban. Algunos sacerdotes ni se la quitaban durante las lecturas bíblicas en la Iglesia. La gente tomaba cualquier refrigerio en las cafeterías y ¡se ponía la mascarilla al salir! Sí, para seguir el paseo por la calle. E</span><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">n el autobús oí a una niña que decía que no se iba a sentir segura cuando quitaran la mascarilla en las aulas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Con estas experiencias dudaba de la humanidad, pero hoy me he dado cuenta de que el dicho "¿Dónde va Vicente? Donde va la gente" tiene plena actualidad. Si el personal ve mascarillas por doquier, se las pone, si ve a gente sin ellas, se las irá quitando.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me siguen dando pena los niños y jovencitos. Hoy me contaba una madre que su hija no se quería quitar la mascarilla. De hecho ni siquiera se la quitaba en el patio del colegio. Con sus catorce años tiene granitos, como hemos tenido todos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Hija, no te meto la mascarilla en la mochila, no la vas a necesitar</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Sí, dámela, la voy a seguir usando</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-¿Por qué?</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><span style="color: #2b00fe; font-size: x-large;">-Porque soy fea</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Eso ha conseguido toda esa <span style="color: #2b00fe;">panda de "expertos" </span>sacados no sé de donde que jugaban a velar por nuestra salud. Quizá pensaban en la física, porque la salud mental la han destruido.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJG5-EkGJXsMlgHo-cyao39pZMBnP_3zn_vfSpTDguSNHVba0c8YXhWJbbDzCtf2XZ2hzDsRbjQzGDUpAhho9DAdDmWFacZgVqSDP2Kdy5Ana47j9ynUWiXwGNQ6vVtB9kugjLe6cAXdrnro_P7BReOH3OyAceKsQsb9DVWiZ9gdYXTzDZjQV5w449YQ/s960/mental-6841357_960_720.webp" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="684" data-original-width="960" height="331" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJG5-EkGJXsMlgHo-cyao39pZMBnP_3zn_vfSpTDguSNHVba0c8YXhWJbbDzCtf2XZ2hzDsRbjQzGDUpAhho9DAdDmWFacZgVqSDP2Kdy5Ana47j9ynUWiXwGNQ6vVtB9kugjLe6cAXdrnro_P7BReOH3OyAceKsQsb9DVWiZ9gdYXTzDZjQV5w449YQ/w464-h331/mental-6841357_960_720.webp" width="464" /></span></a></div><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: xx-large;"><br /></span><p></p><p><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica; font-size: x-large;">Algunos niños se han acostumbrado tanto al trapo que no se lo quieren quitar. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Porque piensan que pueden seguir matando a los abuelitos si no se cuidan de este malvado virus del que parece que todos somos portadores.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Porque tienen la autoestima baja y la ven como una barrera que les protege frente a los demás.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Porque ocultan granitos, aparatos de dientes, vello masculino incipiente, sonrojos de adolescentes.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Porque dos años es mucho y quizá sea una sorpresa reencontrarse con rostros de compañeros o descubrir cómo son esas caras que han visto incompletas durante muchos meses.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Aquí sí se necesitaría una hoguera catártica en el patio de los colegios donde quemar tanta mascarilla, tanto abuso, tanto maltrato a la infancia. Que esta distopía que hemos vivido se convierta en cenizas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Lamentablemente seguiremos con esta "protección" en demasiados sitios: transportes, hospitales, farmacias... Por defecto, todos seguimos siendo potenciales contagiadores. Y ante todo, <span style="color: #2b00fe;">ciudadanos muy, muy obedientes.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p><p><br /></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-45383179860474372702022-03-28T20:31:00.001+02:002022-03-28T20:31:30.592+02:00Vamos a ahorrar<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Estamos en época de <span style="color: #2b00fe;">Juntas Generales</span> de accionistas. La de mi Banco va a ser en breve. Antes de que los accionistas recibieran la convocatoria ya estábamos en las sucursales recibiendo mensajes para que nos pusiéramos a llamar como locos a los clientes y obtener su delegación a cambio de un <span style="color: #2b00fe;">regalito del "todo a 100"</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El porqué de tanto interés me lo imagino. El Banco quiere tener montones de delegaciones para luego conseguir que los objetivos planteados en el orden del día salgan adelante.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Yo, a menor escala, hice lo mismo el otro día. Conseguí algunas delegaciones de mis vecinos de confianza para, en la Junta de vecinos (¡Por fin hemos tenido Junta, el COVID también ha hecho que los administradores de fincas no hayan hecho reuniones en dos años!) conseguir que no echaran a los porteros actuales y evitar que una vecina meticona se erigiera en "controladora" de porteros y señoras de la limpieza. Yo conseguí delegaciones para una finalidad loable.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">No sé si mi Banco quiere delegaciones y más delegaciones porque busca el bien del accionista o porque busca inflar la remuneración de un Consejo de Administración que, salvo para figurar, no sé bien para qué sirve.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Así, hace unas tres semanas <span style="color: #2b00fe;">empezó la dinámica de buscar a los accionistas mayoritarios de cada oficina</span>, llamarles y convencerles de que delegaran en la presidencia para que la presidencia haga lo que quiera sin apenas oposición. Cada día, el director de zona ponía en evidencia a las sucursales que iban a la cola. La mía últimamente está la última en casi todo, pero tenemos un ambiente de trabajo tan estupendo que nos da igual.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Empezamos a repartir los regalitos "chinescos" (están fabricados en China) y <span style="color: #2b00fe;">pronto se nos acabaron</span>. Los clientes, tuvieran 1 acción o 10.000 recibían un bombardeo de notificaciones en el cajero, en el móvil, en el ordenador, instándoles a delegar y recoger en cualquier sucursal el "preciado" obsequio. Y en las oficinas empezamos a sufrir la escasez de regalos. Nos faltaban, igual que en el súper escasea la leche y el aceite de girasol.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEht7trr7gf-Zz3B8lFtojK1UbKzNtRCOvcdAGwwXygr6GQ6RVdihxVrGQkUKLSSB03Nsr1X6UGo40MHzbAyN2tS9ZvbzG0gCCiTF1gvPTiTRrdAHgeo6MScHq3gi8BW_Bd48yLpXKH1tLAz2GP0T6Rn7pPfyJBvZQeiAdgIlz9-KL6010nf2soQjy534g/s656/regalo.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="370" data-original-width="656" height="286" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEht7trr7gf-Zz3B8lFtojK1UbKzNtRCOvcdAGwwXygr6GQ6RVdihxVrGQkUKLSSB03Nsr1X6UGo40MHzbAyN2tS9ZvbzG0gCCiTF1gvPTiTRrdAHgeo6MScHq3gi8BW_Bd48yLpXKH1tLAz2GP0T6Rn7pPfyJBvZQeiAdgIlz9-KL6010nf2soQjy534g/w509-h286/regalo.jpeg" width="509" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En nuestro caso la culpa no era de la guerra de Ucrania ni del paro de los transportistas. Era, como siempre, una mala planificación.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Si son regalos baratuchos compra en abundancia. Si lo vas a ofrecer como señuelo para las malditas delegaciones, compra más. Si además nos obligas a los empleados a llamar a todos los accionistas para que vengan a delegar, qué menos que darles una pequeña compensación (aunque el obsequio se vaya a estropear a la semana) por su esfuerzo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pues no, hemos tenido que reservar estos regalos mierdas para los grandes accionistas, que a pesar de tener mucho más dinero que el resto quieren su regalo birria. Hemos tenido que mandar a gente que no era de nuestra oficina a la suya a por el maldito regalo cuando en la publicidad decían alegremente "recójalo en cualquier oficina". Hemos tenido que tirar de regalos del año 2020 que no se recogieron por la pandemia, para que la clientela no se fuera con las manos vacías. Y hemos tenido que decir una vez, y otra, y otra... </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-No nos quedan regalos, no creemos que vayan a venir. En letra pequeña decían que eran unidades limitadas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">A pesar de que ya en ninguna sucursal quedaban presentes el otro día en una reunión "digital" nos dicen alegremente que van a lanzar nuevamente <span style="color: #2b00fe;">avisos y más avisos a los accionistas </span>para que los rezagados puedan delegar. Y les siguen prometiendo una fruslería que ya ni tenemos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">¿Cómo un banco puede ser tan ruin? ¿Por qué se gasta tanto en publicitar regalitos escasos? Vale, regala baratijas si quieres, que en eso todos los bancos son especialistas. Pero, al menos, compra en abundancia y no crees ilusiones vacuas en el público.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Esos accionistas minoritarios que con su delegación consiguen que suban las remuneraciones de los altos cargos <span style="color: #2b00fe;">no han podido recibir esa migaja en forma de regalo venido de China.</span></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-19664607634654637542022-02-03T21:00:00.004+01:002022-02-03T21:01:31.512+01:00¿Soy rebelde porque el mundo me ha hecho así?<p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Decía esa famosa canción del siglo pasado: "Soy rebelde porque el mundo me ha hecho así" No diría yo tanto. En mi caso creo que es un cúmulo de circunstancias y entre ellas la edad influye bastante, porque ya no hay tantas vergüenzas ni respetos humanos. Mi rebeldía es de baja intensidad. <span style="color: #2b00fe;">No soy provocadora.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Últimamente <span style="color: #2b00fe;">me salto ciertas normas</span> de mi Banco porque me doy cuenta de que no pasa nada y de que es reconfortante hacer el bien. No digo que yo sea mala, pero al seguir a rajatabla las normas, muchas veces me sentía un poco despreciable, colaboradora en esa <span style="color: #2b00fe;">marginación a los mayores</span> de la que ahora se habla tanto. Espero que este movimiento de los ancianos para que la banca no les excluya tenga resultados positivos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ahora cobro el impuesto o el recibo al no cliente que viene desesperado, en peregrinaje por distintos Bancos que sí siguen el protocolo sin desviarse un milímetro y que le mandan a paseo por no ser cliente, por no haber pedido cita, porque ese no es el día de los recibos, porque no tienen caja o, porque están tan, tan quemados, que los problemas ajenos les importan bien poco al tener demasiado llena su propia mochila de agobios.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hoy venía en esa situación un señor indio. Algo pasaba en su impuesto y el "sistema" no me lo admitía, me daba error y error. Pacientemente ha esperado a que realizara la consulta pertinente a ese centro de ayuda que utilizamos constantemente porque las incidencias son constantes y variadas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El hombre <span style="color: #2b00fe;">estaba tan agradecido</span> que no cesaba de decir:</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Usted es muy buena, muy buena persona.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">De verdad que he estado a punto de la lagrimilla, me ha emocionado. Me ha anotado las señas de su bar y me ha invitado a ir por allí asegurándome que tiene una terraza muy agradable para tomar cualquier cosita.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">¿Y como voy a negar el ingreso al viejecito que desconoce el horario de caja y que ha venido andando torpemente con su bastón con mil euros en el bolsillo?</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">También me parece justo cancelar "porque sí" una cuenta de un difunto con 40 euros de nada y dárselos a uno de los hijos, sin meterme en el guirigay legal de una testamentaría para que los abogados del Banco me digan que hay que repartir entre los cuatro hijos. Porque después de tantos años conozco a las familias y sé cuando se pueden hacer excepciones. Porque llevar lo legal hasta el extremo muchas veces es absurdo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Así estoy, en un momento de mi vida en que a veces puedo convertirme en "Santa Zarzamora" y otras veces siento que me pongo roja como un diablillo y deseo rebelarme contra las imposiciones de la banca. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Debo decir que tengo ahora jefas que no se meten en nada de lo que yo hago y son mucho más flexibles con la "normativa" de lo que era en su día mi antigua jefa Lupe. Son de las que piensan que si se siembra atendiendo bien a la gente, aunque no sean clientes, <span style="color: #2b00fe;">en un futuro eso va a repercutir en la oficina para bien.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hoy, después de mi jornada laboral, tenía que ir con mi tía, la que está en una residencia, a una revisión de los audífonos. No conozco a ningún anciano que esté satisfecho con ellos. </span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEilsb4KoklUsYUJGwAB8ijBQubd7eq0C9W_kiL1GuCYKhWHbz2WWOHZcpWd1R-vqd3otW9GURdrExAvRJ4OOsBieFS9PgTXKuAbG7P9KBB9CXpheduFR0QzAmaE_m579ZDZPO2U_CPX1f9jLr7TTrLRCQ_ANU2yN0P97sJggsEFxfFBzgV-ByelY-bmrg=s960" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="960" height="323" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEilsb4KoklUsYUJGwAB8ijBQubd7eq0C9W_kiL1GuCYKhWHbz2WWOHZcpWd1R-vqd3otW9GURdrExAvRJ4OOsBieFS9PgTXKuAbG7P9KBB9CXpheduFR0QzAmaE_m579ZDZPO2U_CPX1f9jLr7TTrLRCQ_ANU2yN0P97sJggsEFxfFBzgV-ByelY-bmrg=w486-h323" width="486" /></a></div><span style="font-family: helvetica;"><p><span style="font-size: x-large;">La tarde era estupenda. Iba caminando con calma por el sol y pasaba por delante de colegios y jardines con papás y niños. Sentía el sol en mi cara y el calorcito de esta tarde primaveral en febrero. La mascarilla iba arrugada y guardada en el bolso. Ya me dan igual las leyes, llevo meses sin usarla al aire libre.</span></p></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Veía a madres con sus niños recién salidos de clase. <span style="color: #2b00fe;">Todos enmascarados</span>. Niños jugando al fútbol en un una pequeña pista. También embozados. Sus mamás charlaban cerca. Con sus mascarillas, por supuesto. Me ha dado mucha pena. Porque si mis hijos tuvieran edad escolar lucharía con todas mis fuerzas porque no llevaran ese trapajo asqueroso ocho horas al día, incluso en el recreo. Probablemente no conseguiría mucho, pero en cuanto mis niños salieran del colegio se lo arrancaría y les diría "hijos, respirad profundo, que habéis estado a medio gas un montón de horas"</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pero lo que veo es que esta <span style="color: #2b00fe;">generación de cuarentones </span>ha normalizado toda esta aberración y no se quitan la mascarilla más que para ducharse. No sé si hay esperanza.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En estos pensamientos iba cuando he llegado a la residencia de mi tía. ¡Qué pereza! Me pongo la mascarilla azul cielo, la más ligera, entro, y relleno el papel habitual de </span><span style="font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica;">absurdeces "pandémicas" </span><span style="font-family: helvetica;">donde indico que vengo a buscar a mi tía, no tengo síntomas de nada y no la voy a poner en peligro.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Entrego el papel y el vigilante saca su "pistola-termómetro"</span></p><p><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Le voy a tomar la temperatura</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Como siempre. Llevo meses dejando que un ordenanza me tome la temperatura para ver a mi tía, que paga un dineral por estar en una residencia.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Algo me pasa hoy. No lo pienso.</span></p><p><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica; font-size: x-large;">-No, no me va tomar la temperatura.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El hombre se queda perplejo. He debido ser la única en todos estos meses que dice no a algo que es una tontería, no es invasivo. Lo cómodo es aceptar. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">-Son las normas.</span> Le tengo que tomar la temperatura para ver a su tía. No puede pasar a buscarla.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-De acuerdo, pero como tiene una cita para los audífonos, que la bajen aquí y me la llevo. No me importa. Puedo esperar en la calle incluso.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El hombre dice que va llamar a la auxiliar, a la enfermera... No sé bien. No me importa. Se organiza un pequeño revuelo. Imagino que no saben como manejar este inconveniente imprevisto. Yo espero. <span style="color: #2b00fe;">Mi pequeña rebeldía está generando molestias</span>. Me gusta. No sé si me he convertido en diablillo o en un grano en el trasero.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El conserje me dice que como la norma (maldita norma) es tomar la temperatura, que mi tía no puede bajar</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me estoy empezando a enfadar.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Vamos a ver ¿Esto es una residencia o una carcel? Yo no subo, pero ella sí puede bajar.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En ese momento se rompe esta dinámica que no lleva a ningún sitio, este absurdo sin ningún respaldo médico, ni lógico, este obligar porque sí, por normativas incuestionadas que salen de protocolos ideados por estúpidos anónimos y que se mantienen por inercia, aunque las situaciones cambien. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En el vestíbulo de la residencia se presenta otra tía que también nos iba a acompañar y como ella no quiere problemas, sube a la zona de los residentes, recoge a mi tía la que no se apaña con el audífono -la realidad es que las dos hermanas lo llevan y ninguna se adapta- y al poco bajan ambas. ¡Y me regañan!</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Pero qué te costaba que te tomaran la temperatura.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Eres un poco cabezota.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Siempre te la han tomado y no has dicho nada.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Vaya lío que has montado.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Mi tía la de la residencia, la que entró en pánico cuando en la visita anterior intenté quitarle la mascarilla, <span style="color: #2b00fe;">estaba a punto del llanto otra vez.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Zarzamora, que no me dejan bajar si no te toman la temperatura, que me han dicho que no puedo salir. No lo hagas más.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Y así estamos, con <span style="color: #2b00fe;">chantaje emocional</span> a nuestros mayores, y de nuestros mayores a sus descendientes; con normas absurdas; agachando la cabeza para que cualquier mandado te apunte con una pistola-termómetro.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">A la vuelta de los audífonos hemos pedido hora para una visita al odontólogo -mi tía colecciona citas médicas- Nos atienden unas señoritas encantadoras pertrechadas con una mascarilla blanca de las buenas y, encima, una de las azules, más plebeyas. Menos mal que iba yo para ejercer de intérprete. Por mucho audífono que lleven, <span style="color: #2b00fe;">mis tías no se enteran cuando la voz atraviesa dos mascarillas. </span><span>Más marginación para los ancianos con problemas auditivos.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: x-large;">Mascarillas por aquí, por allá. En niños, en papás. Mascarillas dobles y mamparas de metacrilato para las recepcionistas. Tomas de temperatura arbitrarias. Ancianos llorosos, medio secuestrados en residencias o por sus propios hijos. Si esto se lo cuentan a los que se burlaban del pangolín en febrero de 2020, a los que desde la tele clamaban entonces por libertad y ahora se han convertido en defensores de medidas totalitarias, no se lo hubieran creído. Ahora toda esta distopía les parece estupenda. </span></span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: x-large;">No sé si hay esperanza en esta sociedad.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"> </span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-21271752719944508332022-01-19T22:45:00.003+01:002022-01-19T22:47:16.690+01:00Omicronianos<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pensaba haber escrito algo navideño pero se me ha pasado el tiempo sin darme cuenta. La verdad es que han sido unas Navidades agradables, con encuentros familiares, visitas a Belenes de la ciudad -me encanta ver las novedades belenísticas- y charla distendida con la clientela. No me he hecho test para visitar a nadie y <span style="color: #2b00fe;">he hecho mi vida lo más normal posible.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La víspera de Nochebuena vi a una cliente cargada con una bolsa que, por su peso, debía tener bastantes pruebas para el virus. Me contaba que para mayor tranquilidad <span style="color: #2b00fe;">se iban a hacer tests todos los miembros de la familia antes de la cena de Nochebuena</span>. Cada cual encuentra sus razones. En mi limitado estudio de campo con la clientela la razón número uno era, ¡como no! la protección de los abuelos. Hay que proteger a los abueletes, que son mayores. <span style="color: #2b00fe;">Mira que responsable soy que me hago un test antes de verle</span>, aunque luego pase de ellos el resto del año. Pero así estamos, con esta doble moral. Y mi estudio a pie de calle me indicaba que <span style="color: #2b00fe;">los vacunados</span>, a pesar de estarlo, seguían con la mascarilla en la calle -normalmente la pico-pato, la que más protege-, y<span style="color: #2b00fe;"> eran los que estaban más asustados </span>ante el inminente nuevo brote omicroniano navideño. Ellos eran los que se encerraban voluntariamente a la primera tos y los que encerraban a sus retoños durante días y días en las habitaciones si es que habían tenido la mala suerte de que el test de farmacia les diera positivo. No pasa nada,<span style="color: #2b00fe;"> los jóvenes</span></span><span style="color: #2b00fe;"><span style="font-family: helvetica; font-size: xx-large;"> </span><span style="font-size: x-large;"><span style="font-family: helvetica;">n</span><span style="font-family: helvetica;">o se quejan de semejante atropello.</span></span></span><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"> Están bien aleccionados y presumen en sus redes de lo bien que han llevado su "confinamiento". ¡Todo sea por el bien común!</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">¡Ah, esa rebeldía juvenil de otro tiempo! El Covid la ha enterrado profundamente.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Acabó la temporada navideña y en el Banco comenzó el goteo de "omicronianos" Todos tenemos una edad y los afectados tenían casi todos sus tres dosis inyectadas con orgullo; por solidaridad con la humanidad, por supuesto. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La tosecilla y el malestar de mi compañera Lena, que aguantó como pudo en la oficina justo un día después de su vuelta de vacaciones, se convirtió en un positivo de farmacia. Claudio Bobo, sin embargo, aguanta como un campeón (su sangres es 0+ y parece que este tipo de humanos casi no se infecta, ya conozco a varios) Lamentablemente dos de sus hijos estaban contagiados levemente y el banco le mandó rápidamente a casa.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">-Zarzamora, no me quiero ir</span>. Trabajar en casa es un rollo y además tengo poco sitio. Aunque mis hijos están debidamente encerrados, tengo más peligro al estar 24 horas en casa que al venir al trabajo. Aquí hay mucho espacio y buena ventilación.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me enterneció, lo reconozco. Pero los "protocolos" bancarios (malditos protocolos que nos arrollan por todas partes) indicaban que tenía que estar en casita hasta que el Banco le hiciera la consabida PCR. Con la saturación de pruebas que mi banco tenía que gestionar, hasta pasados cuatro días no volvió.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Con la directora de vacaciones solamente quedaba yo. Sí, <span style="color: #2b00fe;">yo, la peligrosa</span>, la que en diciembre no podía entrar en los bares de Cantabria (ahora sí porque ya se han dado cuenta de que era una estupidez), la que ha decidido libremente no vacunarse y recibe el desprecio de tantos "comunicadores" vía radio, televisión o prensa. <span style="color: #2b00fe;">Yo saqué adelante la sucursal durante una semana</span> con la ayuda de un compañero de otra oficina que me echaba una mano en lo que podía -que era poco- porque era de otro centro y no podía acceder a los entresijos de mis clientes.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Y agradezco que no cerraran mi sucursal. En la competencia son más dados a echar un cerrojazo completo cuando detectan varios infectados o "contactos". Para desinfectar, dicen. Desinfectar a lo grande, imagino. A lo mejor siguen yendo operarios con esos monos blancos tan chulis de marzo de 2020.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">O a lo mejor es un señor normal el que va, con una mascarilla pelotillosa que lleva simplemente por que hay que llevarla, y una bayeta con un líquido fuerte que pasa por encima de las mesas. A mí me tocó el señor normal.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Hola ¿Vienes a limpiar los cristales? -le pregunté. -Habitualmente los limpia el.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-No, <span style="color: #2b00fe;">vengo a desinfectar</span>.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Y el buen hombre siguió los protocolos de desinfección, faltaría más. Y con su bayeta eliminó cualquier sustancia virulenta que Lena hubiera expulsado el día anterior con sus toses y su moqueos. La "peligrosísima" mascarilla de Lena estaba en su papelera y ahí siguió unos días porque faltó también la chica de la limpieza. Yo imaginaba omicrones volando por la oficina. Casi los veía, flotando en los rayos de sol que se filtraban al mediodía.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Omicron me ha rodeado</span>, pero de momento creo que le he asustado lo suficiente y quizá no me ataque. Creo que prefiere a los vacunados. Son más receptivos. Pero no se mueren ni van a la UCI, eso no, que sigue siendo bueno vacunarse. Con la que sea. Ah, no. Astra Zéneca y Jansen ya no, que son de las baratas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Podéis dejar de leer aquí si queréis. Es que este asunto me altera y hoy voy embalada. Ahora empiezo la segunda parte que se titula: <span style="color: #2b00fe;">Omicron en las residencias y hospitales.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ayer fui a pasear a una tía mía que está en una residencia. Tuve que pedir hora mediante un formulario y rellenar al llegar un papelito que ya me sé de memoria: nombre, apellidos y declaración de estar sana. Y el conserje de la entrada me toma la temperatura.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me dejan a mi tía en el vestíbulo bien preparada con su mantita en las piernas. <span style="color: #2b00fe;">Dispuesta para un paseíto al sol</span>. La mascarilla la lleva muy mal colocada, torcida y con la nariz fuera.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Quítate la mascarilla y que te de el sol- le digo a mi tía mientras intento arrancarle esa mascarilla-</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-No, no, que no se puede. Está prohibido, nos van a multar -Noto cierto terror en su voz. Está bien aleccionada.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Por más que insisto que no multan a nadie, que he pasado delante de policías sin mascarilla y ya no dicen nada, mi tía no cede. La dejo estar. Por lo menos lleva la nariz fuera.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Charlamos un poco de su vida en la residencia y me cuenta que hay tres compañeros encerrados en sus habitaciones porque son positivos. Les llevan la comida y no salen para nada. De poco les ha servido también a estos estar vacunados reglamentariamente. En cualquier momento les pueden recluir. <span style="color: #2b00fe;">Pagan por estar encarcelados</span>. Pero todos contentos, que lo hacen por la salud de los ancianos. Quizá no les guste tampoco esta situación a los encargados de la residencia, pero hay que seguir los "protocolos" de la Comunidad de Madrid. ¿Quien decide esos protocolos? Vete a saber. Seguro que son expertos en las más variopintas especialidades. Los viejos se morirán de Covid o de pena.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Volví a casa y de camino pasé por la de mis padres. ¡Día completo! A mi madre la mandaban desde su ambulatorio a urgencias de La Paz. La mujer se encontraba mal desde hace unos días pero se resistía -con razón- a ir al médico. <span style="color: #2b00fe;">En el ambulatorio la miraron después de hacerle ¡una PCR!</span> La médica puso en letra bien grande en el volante: NO VACUNADA y en más pequeño: síntomas compatibles con el COVID. El Covid es tan versátil que cualquier malestar puede ser el virus. Cuando llegué al ambulatorio me esperaba mi hermano. Mi madre tiritaba en una sala de espera vacía y muy bien ventilada. Es imprescindible la ventilación cruzada en un ambulatorio desierto cuando en el exterior hay dos grados. Para que puedas coger allí las enfermedades que no tienes y agravar las que llevas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En la Paz la atendieron bastante rápido y nos dejaron una silla de ruedas porque no se tenía en pie. En el triaje la primera pregunta fue si estaba vacunada. Dato imprescindible para su valoración. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">- No, no lo está, tiene muchos problemas de coagulación y se consideró que la vacuna podía tener efectos negativos en ella.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Eso dijimos a la señorita que nos atendió. Desde allí mi madre comenzó ella sola su peculiar vía crucis porque los acompañantes están prohibidos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Han pasado ya 24 horas y estamos más o menos tranquilos porque hemos hablado por teléfono con mi madre y en la voz se le nota mejor que ayer. Tiene una infección de orina potente, le han puesto oxígeno (No sé si con la mascarilla puesta o no, la verdad. Son capaces de no quitársela) y le ponen antibiótico en vena. Le han hecho análisis y radiografía.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">No dejan que nadie la acompañe. Por seguridad, dicen. Y el médico aún no nos ha llamado. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Anoche le hicieron test de antígenos y, luego, test PCR. Hoy le han hecho otro test PCR. Todos salen negativos. Empiezo a ser mal pensada. No entiendo tanto test. O sí.<span style="color: #2b00fe;"> Si lo que quieren es sacar positivos a la fuerza</span> de la gente no vacunada para ponerlos como ejemplo de que se ponen muy muy malitos. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hay otras enfermedades además del Covid de nuestras desdichas, pero parece que solo importa el maldito virus que nos trastorna a todos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">No digo que mi madre esté mal atendida. Afortunadamente tiene todas sus facultades mentales intactas. Habla con nosotros y eso nos tranquiliza. Ahora mismo la medicina es puro protocolo. Los médicos van por su carril y no se desvían ni un milímetro. Siempre hay "expertos" y superiores que les dicen como actuar. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Me dice una amiga que trabaja en ese hospital: "En la situación actual es más peligroso que los ancianos estén acompañados. Es durísimo y no nos gusta a ninguno, por eso tenemos que hacer todo lo posible por acabar con la pandemia"</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">No se lo compro, desde luego. Hay un trasfondo de "si la pandemia no acaba es por culpa de la gente que no tiene cuidado y lo está haciendo mal"</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">No, no y no. Hay que vivir y sacudirse este miedo. Y muchos sanitarios tienen que quitarse ya esa capa de héroes comprada en un todo a 100 y dejar de parapetarse tras los teléfonos para recetar paracetamol o mandar ir a urgencias mientras ventilan ambulatorios desérticos y helados.</span></p><p><br /></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-64869357278718677952021-12-13T10:21:00.003+01:002021-12-13T15:53:38.161+01:00No estoy vacunada. ¿Y qué?<p> <span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ya es hora de que los que hemos tomado esta opción <span style="color: #2b00fe;">lo digamos a los cuatro vientos, con orgullo</span>. Porque tenemos el mismo derecho a no vacunarnos que los que deciden hacerlo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Y en las últimas semanas veo que se está sembrando mucho odio y reparos hacia nosotros por parte de esos presentadores veletas de televisión y radio, que al principio de esta historia se reían del virus y tachaban de alarmistas a los que hacían acopio de víveres y ahora dan normas sobre a quien admitir en las comidas navideñas y abogan por <span style="color: #2b00fe;">"hacernos la vida imposible" </span>(textual) a los no vacunados.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Quiero que los lectores que pueda tener mi blog vean que los no vacunados somos sensatos, no tenemos un historial de artículos y opiniones "raras" en la red. Somos como cualquier vecino que te puedas cruzar por la escalera, sin cuernos ni rabo, <span style="color: #2b00fe;">no soltamos azufre coronavírico con cada respiración</span>.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">He pasado algunos días del puente fuera, en esa comunidad regida por un individuo que aparece más en la televisión que en su despacho, que siempre obsequia a sus amistades con anchoas, que se ha hecho tan amigo de Pablo Motos, el de "El hormiguero", que no mantiene la tan cacareada "distancia de seguridad" y <span style="color: #2b00fe;">le tose cerca, sin cubrirse la boca con el brazo</span>, como han enseñado a hacer a todas las criaturas en el colegio.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhbvltmR0k3w2cjpR7hzsihZP_i7moKOTYKvbGNGj8zOy4msmHIsUxUahvcs8IJkPWOvVbQxQ9E_wq1ZyUc0LkFBDOSR5qHUTyW6G7M2hlQFftxmnOdV767vjlrH1u5ES5K8Le50Q7B8ClUZ1slMPxFDKVFtUbk8GaxxY0e7zVzu0KqqA0I-Feyl54NmQ=s4624" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2604" data-original-width="4624" height="298" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhbvltmR0k3w2cjpR7hzsihZP_i7moKOTYKvbGNGj8zOy4msmHIsUxUahvcs8IJkPWOvVbQxQ9E_wq1ZyUc0LkFBDOSR5qHUTyW6G7M2hlQFftxmnOdV767vjlrH1u5ES5K8Le50Q7B8ClUZ1slMPxFDKVFtUbk8GaxxY0e7zVzu0KqqA0I-Feyl54NmQ=w531-h298" width="531" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Sí, la comunidad cántabra, regida por este "reyezuelo" que exige, encendidamente, que <span style="color: #2b00fe;">hay que vacunar a todos "por lo civil o por lo militar"</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pues bien, desde el viernes 10 se instauró el <span style="color: #2b00fe;">"pasaporte Covid"</span> en la hostelería de la región. Después de un estupendo paseo por el lluvioso Sardinero, mi marido y yo decidimos tomar algo en la cafetería de un hotel. Entramos, nos sentamos y pedimos. Casi cuando teníamos la consumición en la mesa el hombre nos pidió que le enseñáramos el código QR. Yo opté por hacerme la tonta. Mi marido estaba despistado de verdad, porque no estaba al tanto de esta nueva ocurrencia "revillesca".</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-No traigo nada. Estamos de vacaciones y no sabía que exigían esto...</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El camarero, condescendiente dijo que con que le presentáramos un justificante, le valía. Una especie de promoción dos por uno de inicio de temporada segregacionista.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Voy a buscarlo -dijo mi marido, ejemplar ciudadano vacunado, mientras trasteaba en el móvil-</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El camarero se alejó y empezamos a consumir. En un momento dado le hizo a mi marido un comentario del tipo "bueno si no lo encuentra, déjelo, no pasa nada" Quizá ya hubiera sido tarde para echarnos. Yo tenía ya todo el cuenco de patatas fritas en mi tripa.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Finalmente mi marido encontró el famoso código. <span style="color: #2b00fe;">Queríamos ver el proceso de discriminación vírica</span>. El camarero abrió una aplicación del Servicio cántabro de salud en su móvil, apuntó al código de mi marido y le salió una marca creo que verde, el ansiado pase a cualquier establecimiento hostelero. Aparecía el nombre y fecha de nacimiento.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-¿Esto es un rollo para Vds no? -le pregunté al pobre hombre.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Confirmó que sí, que era más trabajo. Le oía luego en otras mesas criticando a los gobernantes en general y a sus ocurrencias.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="color: #2b00fe;">Me sentí un poco mal, un poco "tragacionista"</span> como dice Juan Manuel de Prada. Me había tomado un aperitivo rodeada de mis "enemigos": los vacunados. Q</span><span style="font-family: helvetica;">uizá tendría que haber pedido la hoja de reclamaciones, enfadarme, largarme, dejar intacto el aperitivo y no pagar. Pero no lo hice y siento que traicioné mis principios porque en mi interior </span><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica;">me sentí tremendamente discriminada y excluída. Simplemente por haber decidido libremente no vacunarme.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Podría dar bastantes motivos de mi decisión: tengo una inmunidad natural que me parece mucho mas potente; no veo necesidad de hacerlo por la escasa letalidad de mi grupo de edad; no confío en "vacunas" cuya eficacia se va reduciendo con el tiempo y los dirigentes sanitarios en lugar de tener ciertas dudas, lo solucionan proponiendo más dosis sin establecer ningún tope; mezclan distintas vacunas según les parece; me mosquea un discurso homogéneo en los medios de comunicación, que no dan voz a otras opiniones; me horroriza la censura en las redes mayoritarias de opiniones de médicos que dudan de estas vacunas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pero el motivo más importante es que, de momento, <span style="color: #2b00fe;">soy libre para elegir el trato que dispenso a mi cuerpo</span>, y mi decisión ha sido no meterme ningún ARN. Me considero grupo de control, para ver, dentro de un tiempo, si hay diferencias sustanciales con la familia vacunada.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">De momento, dentro de los numerosos reinos de Taifas que tiene España, tengo la suerte de vivir en una comunidad libre de restricciones. Si las hubiera aquí, también optaría por seguir sin inyectarme antes que hacerlo a cambio de comer o tomar un café en un restaurante. No cedería a este chantaje.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Van acortando el cerco y mucha gente no elige vacuna sí o vacuna no con libertad. Lo que queda bien es decir que uno se vacuna por "solidaridad". ¡Ah, que bien queda decir que eres altruista! Pero la realidad es que muchos se han vacunado porque ven demasiado la televisión, con sus consignas machaconas y únicas, porque les prometían viajar sin restricciones, porque pensaban que con dos dosis se acababa todo este problema y quedaban "inmunizados", porque se lo exigían los hijos para abrazar a los nietos, porque habían estado tan encerrados en el último año que el exterior les asustaba y necesitaban el escudo de una "vacuna", porque confiaban en sus médicos, que se han limitado a repetir las consignas que les ordenaban organismos burocratizados y no han examinado pacientes como antes, se limitaban a a hacer PCR.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hay muchas razones sí, pensando en uno mismo. Ahora se agrega el poder entrar a hoteles, restaurantes y discotecas. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Volví de Santander en tren. Afortunadamente el derecho de desplazamiento sigue vigente para cualquier español y no me pidieron "pase Covid" En el tren había servicio de restauración a bordo y pasaban con un carrito con alimentos por los vagones. Se podía comer a bordo sin la mascarilla. En fin... el mismo "riesgo" que en la hostelería.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Esto no va de proteger la salud, sino de acelerar en el último mes del año y atraer a los que se pueda a la causa -niños incluidos- ¿Quizá sería una pena que caducaran esas dosis de Pfizer tan caras y tan difíciles de conservar en frío? Porque parece que Pfizer es ahora la más "top" de las vacunas. Combina con todas, como un jersecito negro que con todo queda bien.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Afortunadamente, aunque en un futuro sigan limitando mis derechos, tengo una familia estupenda, con vacunados y no vacunados, donde no se ha perdido la tolerancia ni el sentido del humor. Nos reuniremos esta Navidad. Seremos muchos, y <span style="color: #2b00fe;">nos olvidaremos de esos "consejos" que dan los asustadores profesionales.</span> Hay que vivir y hay que disfrutar, que eso sí mejora el sistema inmune.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-45349680344260401652021-11-04T19:10:00.001+01:002021-11-04T19:12:03.908+01:00Sin rumbo claro<p><br /></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Mi Banco va dando tumbos, al menos en lo referente a sucursales, que es lo que yo conozco. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Durante el mes de octubre <span style="color: #2b00fe;">me enviaron a distintas oficinas </span>a que cubriera el horario de ventanilla porque les faltaba personal. Mi oficina se quedaba entonces "coja" y mi puesto lo cubría mi jefa directa. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">A mitad de mañana volvía a mi sucursal a seguir trabajando. A mí no me iba mal este sistema. Siempre que ayudas en otras oficinas son de lo más amable y agradecido y tampoco te implicas tanto como en la propia. Acababa mis tareas, les dejaba la caja perfectamente cuadrada y, después de tomar un cafetito por la zona, iba dando un paseo hasta mi propia oficina disfrutando del precioso mes de octubre que hemos tenido.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ahora le toca a mi sucursal estar al cincuenta por ciento de personal. <span style="color: #2b00fe;">Estamos tan solo la directora y yo</span> debido a bajas médicas de los dos compañeros restantes. Por desgracia nosotras no debemos ser de suficiente categoría y no nos envían ningún ayudante, ni siquiera por unas horas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">¡Da una penita entrar en un local tan grande y con tanta mesa vacía!</span> Sobre todo se entristecen los clientes que han conocido otros tiempos, con más público, más empleados y, en definitiva, más vidilla.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ya es imposible volver a lo de antes. Como comentaba en una entrada anterior, el Covid aceleró todo y la banca está feliz de haber acostumbrado a todos a gestionarse desde sus casas. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">¿Y qué sucede cuando la gente necesita ir presencialmente a las oficinas? Dejando aparte los trámites habituales y sencillos de ingresos, pagos, cheques, recibos y transferencias, lo demás son marrones y más marrones. <span style="color: #2b00fe;">Ahora la clientela llega a la oficina porque han agotado el resto de opciones</span>: la línea de atención telefónica les ha remitido a nosotros, han intentado llamarnos y no les hemos cogido el teléfono, han ido a una oficina distinta y no les han atendido... </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Afortunadamente en nuestra sucursal no hay que pedir cita ni coger número como en la carnicería y el acceso y la atención son sencillos. Cuando he estado destinada en sucursales de "numerito" yo, que no estaba acostumbrada, les decía:</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Pasen, pasen, si solo son dos en espera, les atiendo sin número.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Era más rápido funcionar sin número, pero los compañeros me decían que aunque no hubiera cola tenían que coger número. Si no lo hacían, la sucursal era "penalizada"</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Así estamos, con penalizaciones por todo</span>: por dar dinero en ventanilla y no derivar al cajero, por hacer transferencias y no instruir para que se las haga el propio cliente, por atender pagos fuera del horario establecido, por no colocar suficientes seguros, por dejar que reembolsen fondos de inversión, </span><span style="font-size: x-large;"><span style="font-family: helvetica;">por no ser calificados con un diez cuando hacen encuestas a los clientes,</span><span style="font-family: helvetica;"> por tener demasiadas cancelaciones de cuentas, por no abrir suficientes cuentas... <span style="color: #2b00fe;">Penalizaciones, todas</span>. Felicitaciones, nunca.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-zDupwJ78Nv0/YYQZvSnor0I/AAAAAAAAUgA/gtSm8ECGc_cEW91mpk6nJXe3dFgE7rBFQCLcBGAsYHQ/s960/man-5686626_960_720.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="598" data-original-width="960" height="297" src="https://1.bp.blogspot.com/-zDupwJ78Nv0/YYQZvSnor0I/AAAAAAAAUgA/gtSm8ECGc_cEW91mpk6nJXe3dFgE7rBFQCLcBGAsYHQ/w478-h297/man-5686626_960_720.png" width="478" /></span></a></div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /><span><br /></span></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hoy, un "no cliente" al que le he solucionado una papeleta con un recibo me ha agradecido mucho la gestión.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Quiero abrir cuenta con vosotros. De verdad, no he encontrado en Banca a nadie tan eficaz como tú.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Mi ego ha subido bastante, pero intuía que no iba a ser fácil tenerle como cliente.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-¿Vas a domiciliar tu nómina, traer recibos, usar tarjeta?</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">- No, la nómina no, pero quiero tener otra cuenta.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Y le he aconsejado que no se la abra. Así al menos seguirá teniendo buena opinión de nosotros. Abrir cuenta para pagar comisiones no tiene mucho sentido. O tienes el "pac" básico, o pagas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Ahora mismo abrir cuenta en cualquier banco es una auténtica pesadilla</span>. Si la informática funciona como debe -que suele fallar mucho- el cliente debe dedicar casi una hora a informar al banco de sus datos personales, laborales y económicos. Aparte de digitalizar su Nif, necesitamos su empadronamiento, su contrato o nómina y, en ocasiones, su declaración de la renta. El cliente firmará (digitalmente por supuesto) una cantidad ingente de papeles que jamás nos hemos leído los empleados porque son farragosos en extremo y con letra pequeña. <br /></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En esta época engañosa en que a los clientes hay que informarles de todo y tienen que dar autorización para todo, <span style="color: #2b00fe;">están más indefensos que nunca</span>. No hay nada como abrumar a las personas con papeles e información. No se la leen y firman en barbecho. Si alguien decidiera leer todo antes de firmar y exigiera explicaciones para entenderlo tardaría en abrir una cuenta más de tres horas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Esto es un acto de fe, como pensar que las "vacunas" del Covid te inmunizan o que la mascarilla no deja pasar el virus.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Y así estamos: sucursales bajo mínimos, cambios constantes de empleados (yo soy una excepción) y maltrato constante al cliente pidiéndole una y otra vez datos y justificantes. Estas exigencias de datos nos vienen de la normativa europea. Cada vez se fiscalizan más los movimientos bancarios de la clientela. A veces se retienen pagos de forma absurda porque hay filtros que se aplican mal. Pero los filtros y los "protocolos" valen más que la opinión de los que estamos en contacto directo con los clientes.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Mucha publicidad, mucho "buen rollismo" institucional, pero el Banco va dando tumbos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Eso sí, a estas alturas del virus se preocupan de nosotros más que nunca. Hemos estado trabajando cuando no había mascarillas (aunque como podéis intuir no me gustan lo más mínimo), cuando las calles estaban desiertas, cuando nos mandaban cada semana a una sucursal distinta porque unas abrían y otras cerraban y ahora, un año y medio después del inicio de esta pesadilla <span style="color: #2b00fe;">mi Banco me dice que me tengo que hacer una PCR semanal </span>porque no me ha dado la gana comunicar mi estado vacunacional, que considero que es totalmente privado.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">¿Qué me estás contando? ¿Que miras por la seguridad de tus empleados? ¿A estas alturas me dices que me tengo que poner mascarilla pico-pato que es la que más protege y la que da más calor? ¿A estas alturas de la fiesta pandémica me dices que tengo que justificar que estoy sana semanalmente y pretendes meterme un palito por la nariz con caducidad de siete días? ¿En estos momentos te preocupas de gente como yo que ha estado cerca de la clientela, sin guardar el metro y medio famoso de distancia, enseñándoles a manejarse en el cajero o a instalarse las aplicaciones del Banco en su móvil? ¿Te preocupas de que pueda contagiar? ¿A quien? ¿A mi única compañera que está en su despacho, en una oficina que puede albergar holgadamente a diez empleados? ¿Qué va a hacer mi Banco si no me hago esos tests semanales? ¿Prohibirme la entrada a una oficina de la que tengo llaves? ¿Despedirme? ¿A mí, que he pedido entrar en dos ERES y me lo han denegado?</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">De verdad, no sé si mi Banco está confabulado con las farmaceúticas o qué. Esta presión sibilina para conocer datos médicos privados a estas alturas (o me dices si estás vacunado o Pcr semanal) no me parece de recibo. Esto ya no va de luchar contra una pandemia en retirada, esto va de controlar a sus empleados al máximo, igual que ya se controla a los clientes.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><span style="font-family: helvetica;">De momento llevo tres convocatorias para Pcr a las que no he ido. </span><span style="font-family: helvetica;"><span style="color: #2b00fe;">Seguiré resistiendo</span>.</span><span style="font-family: helvetica;"> </span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-42178661461593125272021-09-04T12:46:00.002+02:002021-09-04T12:48:43.440+02:00Virulencia<p><span style="color: #2b00fe;"> </span><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Está finalizando un verano laboralmente tranquilo</span>. Mi clientela ha estado de vacaciones y los "presionadores" también. Ha habido sosiego. Desgraciadamente yo he tenido diez días de demasiada "paz".</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">El famoso virus nos alcanzó a mis hijos y a mi</span>. No entraré en detalles "rollo", pero si, por diferentes motivos, no me hubiera hecho la famosa prueba -la PCR es la que decide si estás o no enfermo, la que desencadena todo este festín de llamadas, bajas y aislamiento- yo hubiera seguido trabajando porque me encontraba perfectamente.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pero todo estalló como un huevo frito en aceite muy caliente. Me dieron la baja y estuve en casa, muy bien físicamente, pero mal anímicamente. Debe de ser que los años me hacen más rebelde y más amante de una libertad que consideraba me habían quitado injustamente.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Con este virus todo el mundo habla de sus experiencias y, en el caso de mi clientela, todos rebuscan entre sus conocidos hasta dar con alguno intubado o muerto. Claro que los hay. Hay gente que lo ha pasado muy mal. Y gente, como yo, que <span style="color: #2b00fe;">quiere inyectar un poco de optimismo en este sinsentido.</span> </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">De los tres afectados dos éramos no vacunados y una sí, y no ha habido gran diferencia en cómo lo hemos pasado. Yo pienso "pues la vacuna no sirve para tanto". Muchos me dicen: "la vacuna sirve para mucho, para no estar grave, para no ir a la UCI y tú has tenido mucha suerte"</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El no vacunado tiene suerte, el vacunado está tocado por la varita mágica de su "protección", que no inmunización. <span style="color: #2b00fe;">Cada cual encaja las situaciones en su forma de ver esta ¿pandemia?</span>, para que sus esquemas sigan manteniendo una cierta consistencia y para no volverse loco con tantas opiniones dispares y cambiantes.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En mi familia extensa (hermanos, cuñados, sobrinos) hemos sido muy egoístas los que hemos tenido el virus, nos lo hemos quedado para nosotros solos y no hemos sido de estos esparcidores que favorecen esa expansión exponencial con la que nos asustan de continuo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Habrá quien me critique por contar mi experiencia sin tintes trágicos, pero creo que también es bueno exponer la realidad de cada uno. <span style="color: #2b00fe;">Yo me ahorré todos los efectos vacunatorios</span> que tuvieron mis vecinas de parecida edad: dolores musculares y de cabeza, escalofríos, fiebre y cansancio extremo.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-yaTo5qYxEtY/YTNOJNUfP2I/AAAAAAAAT9I/Pum_iHFxtI879hO2rN0UHDG3HcVpzWZ1QCLcBGAsYHQ/s6000/DSC_0103.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="277" src="https://1.bp.blogspot.com/-yaTo5qYxEtY/YTNOJNUfP2I/AAAAAAAAT9I/Pum_iHFxtI879hO2rN0UHDG3HcVpzWZ1QCLcBGAsYHQ/w416-h277/DSC_0103.JPG" width="416" /></a></div><br /><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Mi pérdida de olfato duró sólo cuatro días. Cada cuerpo es un mundo, la genética imagino que influye y aquí dejo mi testimonio de que no siempre el virus es grave y se sobrevive sin vacuna.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El otro día vi fotos de <span style="color: #2b00fe;">colas de papás que iban alegremente a vacunar a sus hijos</span> antes de empezar el colegio. De momento de 12 a 18 años. Imagino que en nada empezarán con los bebés.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Vino una cliente que me contó que su hijo iba a hacer un curso escolar en Inglaterra. Me quedé de piedra cuando me dijo que tenía 11 añitos. Ni siquiera los reyes han mandado a Leonor al extranjero siendo tan tiernecita.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Mi hijo no quiere ir -me decía la cliente- pero luego no querrá volver. Al final lo pasan muy bien.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Imagino que el muchachito se adaptará. ¡Como no! La humanidad ya se adaptó a toques de queda, horarios de paseo, encierros forzosos, trabajo en casa, mascarilla continua... Y, ahora, es habitual el palito nasal las veces que haga falta: para detectar el virus, para montar en avión, para ir de boda... La mascarilla no tiene visos de ser eliminada. Por más que ya no haya que llevarla en exteriores, son muchos los que le han cogido cariño y la siguen llevando en calles solitarias, en el campo, en el coche... </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Perdonad por la digresión. Me decía la mamá, toda contenta, que a su niño ya le habían puesto las correspondientes dosis de vacuna para que esté tranquilo en ese internacional colegio donde va interno. Ojalá el chiquitín no tenga ningún efecto secundario de su flamante vacuna mientras esté solo en el internado.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ahora parece que es fundamental vacunar a la infancia con algo que no está funcionando para evitar el contagio y cuyos efectos secundarios se desconocen aún.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Se está maltratando a la infancia y a la juventud </span>apelando a la solidaridad con una ancianidad a la que también se le da el derecho a pedir la eutanasia. Han acusado a la juventud de asesina en potencia de padres y abuelos. Les hicieron estudiar a distancia, luego ir a clase con mascarillas (esas que dicen en los platós de televisión que son imprescindibles pero que ellos no llevan) alejarse de los amigos que no estaban en su "burbuja", renunciar a fiestas de cumpleaños y graduación. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ellos apenas han sido contagiados y, si lo han sido, la enfermedad ha sido muy leve. </span><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pero ahora parece que la erradicación del virus depende de la total vacunación de este grupo de población. De verdad que no lo entiendo.</span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-28420679336469723092021-08-12T12:12:00.003+02:002021-08-12T12:12:46.372+02:00¿Me cobran o no me cobran?<p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Hace unos meses nos pusieron en marcha a todos los empleados para que avisáramos a los clientes de las <span style="color: #2b00fe;">nuevas condiciones de las cuentas</span>. Se les notifican por correo postal o por mensajería estas modificaciones, pero la gente no acostumbra a leer con detalle todo este bombardeo de novedades. La clientela se fija en lo básico: ver saldos, recibos, nómina, movimientos de las tarjetas y poco más. Casi nadie pierde el escaso tiempo libre que tiene en analizar lo que tiene que hacer para que el Banco no le cobre comisiones.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Hay demasiada casuística</span>: tener nómina, usar tarjetas, domiciliar recibos, ser titular de algún seguro o un fondo, llegar a determinados saldos, ser accionista del Banco, pertenecer a algún colectivo "VIP"...</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">¡Una locura! Además lo que ha servido para un momento dado puede cambiar.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Así que nos pusimos a llamar a los clientes, a informarles, a recordarles que habían sido avisados aunque hubieran pasado olímpicamente de las notificaciones del Banco, a citarles en la sucursal para explicarles todo con más detalle y <span style="color: #2b00fe;">suscribir ese "producto" que favorecería el "gratis" o "casi gratis" total.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-59U9_y_4hig/YRT0AJkLCQI/AAAAAAAATxA/BvKcMDtSGWsO_0sbZBpzb5RbB3mY_GM_wCLcBGAsYHQ/s960/blog%2B12-08.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="537" data-original-width="960" height="246" src="https://1.bp.blogspot.com/-59U9_y_4hig/YRT0AJkLCQI/AAAAAAAATxA/BvKcMDtSGWsO_0sbZBpzb5RbB3mY_GM_wCLcBGAsYHQ/w439-h246/blog%2B12-08.webp" width="439" /></a></span></div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;"><br /></span></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">La clientela en general es amable y respondía bien. Siempre estaban los que se quejaban, apelaban a su antigüedad para exigir exenciones, amenazaban con cancelar la cuenta...</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En esos momentos y dadas las directrices del Banco, <span style="color: #2b00fe;">en las oficinas nos importaba poco que se cancelaran cuentas</span>. Es más, yo he animado a hacerlo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-¿Dices que tienes la cuenta en el Banco Eurolimpio y aquí no la vas a traer? ¿Que nuestra cuenta la quieres solo para ahorrar? Pues ahorra también en Eurolimpio y cancela ésta, porque vas a tener gastos y no los podemos eliminar.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Y en esas estábamos. Aconsejando al personal que simplificara, que no eran tiempos de tener una cuenta en cada banco. Algunos unificaban en mi Banco, otros optaban por la competencia.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Llega un momento en que ya no intentamos retener a nadie. Los requisitos del Banco para no cobrar mantenimiento son estos.¿Te gustan? Pues bien ¿No te gustan, te enfadas y te vas? Pues bien también.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Somos la última pieza en estos engranajes de ocurrencias</span> y entendíamos que mi Banco estaba feliz de simplificar y eliminar cuentas poco rentables. Empezaríamos a cobrar a todo el que tenía nómina y algún recibo. Había que estar más vinculado y hacerlo todo uno mismo en Internet para evitar las desagradables comisiones.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Con esta casuística que se nos imponía <span style="color: #2b00fe;">íbamos a cobrar a muchos clientes antiguos que tenían lo básico</span> -poco- pero que no daban guerra. Siempre he pensado que el Banco (sus responsables de márketing) no ha sido avispado. Cuidar un poquito a clientes fieles puede ser muy rentable. Ellos están orgullosos de llevar 30 ó 40 años en la misma entidad, de su número de cuenta del año 1983, de todos los directores que han conocido. Y mi empresa ni les cuida, ni les da trato especial, ni inicia una campaña tipo "premiamos la fidelidad". Solo se fija en ellos si tienen mucho dinero.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Esto es como el matrimonio para toda la vida, que está desprestigiado en esta época de divorcios, parejas sucesivas y falta de la más mínima dosis de paciencia. Como mi banco es tan moderno ¿Qué vamos a esperar? ¿Eres viejo y tienes lo básico aunque lleves 50 años con nosotros? Pues te cobramos. Eutanasia financiera.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">A los dos meses de este guirigay de cuentas que se quedan, que se van... el Banco, con sus sesudos análisis, se da cuenta de la gran cantidad de clientes que se han ido. ¿No era eso lo que querían? Eran poco rentables.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Pues no. Algún genio ha pensado ahora que <span style="color: #2b00fe;">nos estamos cargando nuestra buena imagen y hay que revertir la situación</span>. Ahora... ¡Vuelta a captar cuentas nuevas! Con lo que cuesta.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Han enviado un comunicado -otro más que el personal apenas leerá- a todos los clientes con nómina que habían empezado a pagar comisiones. El Banco se excusa, habla de que va a facilitar las cosas a los clientes que confían en ellos y les dice que no les va a cobrar.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Primero les "encabrona", les quita el caramelo de las exenciones durante tres o cuatro meses. Luego se disculpa y les devuelve el caramelo ¿Por cuanto tiempo? ¡Ahhh! Esa es la cuestión. Hasta que alguien importante de la alta jerarquía tenga alguna ocurrencia.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Si preguntaran a los que tenemos contacto directo con el cliente les daríamos unas cuantas ideas de como fidelizar y no enfadar a la clientela. pero prefieren encargar estas campañas a "expertos" que no han pisado una sucursal en su vida.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Estoy ya de expertos médicos, televisivos, políticos, bancarios... hasta la coronilla. <span style="color: #2b00fe;">Vivimos en un mundo "bluff" en que lo importante es hablar y sacar comunicados. Pero no hay ninguna sustancia dentro.</span></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-6026557955224495442021-08-07T22:33:00.004+02:002021-08-07T22:35:44.771+02:00Infantilismo<p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Ciertas personas suelen guardar en<span style="color: #2b00fe;"> huchas</span> toda la calderilla que les sobra con la ilusión de hacer un viaje, tener una comilona especial o comprarse algún artilugio tecnológico céntimo a céntimo.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-I-RcN0pvCOE/YQ7t2yT-neI/AAAAAAAATuo/Lasvkztz_3s4a_lDV28A3P1AJjFMdK_lQCPcBGAsYHg/s2560/2015-06-18%2B18.33.47.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1920" data-original-width="2560" height="341" src="https://1.bp.blogspot.com/-I-RcN0pvCOE/YQ7t2yT-neI/AAAAAAAATuo/Lasvkztz_3s4a_lDV28A3P1AJjFMdK_lQCPcBGAsYHg/w454-h341/2015-06-18%2B18.33.47.jpg" width="454" /></a></div><span style="font-family: helvetica;"><p><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: x-large;">Luego vienen al Banco a por cartuchos de plástico para meter sus moneditas. Se entretienen durante unas horas seleccionando y colocándolas según su valor y vuelven al </span></span><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Banco para ingresar esos dinerillos ahorrados durante el año. Ahora todo ha de pasar por cuenta y tenemos prohibido cambiar alegremente grandes cantidades de monedas por billetes. Ya ni el contenido de las huchas es un secreto para los Bancos.</span></p></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Yo recomiendo a los clientes que ahorren en billetes.</span> Quizá tengan que hacer otro tipo de abertura en el cerdito de barro, pero es más útil dadas las restricciones actuales para operar con efectivo en los Bancos: horarios limitados, rechazo al no cliente y derivación a cajeros para muchas operaciones.</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Cuando el público ya se va concienciando de que <span style="color: #2b00fe;">esa forma arcaica de ahorrar no tiene futuro,</span> mi banco decide lanzar una campaña para ahorrar con el móvil. <span style="color: #2b00fe;">¡Ahorrar comprando!</span> Eso dicen. Tremenda contradicción que intentan vender como verdad absoluta. Y habrá quien se lo crea. </span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">No le he cogido aún el punto a cómo va a ser. Creo que acumulará redondeos al alza de tus pagos, te descontará dinerito de tu cuenta (a tu elección) para evitarte la tentación de sacarlo antes del momento de tus paradisiacas vacaciones, te facilitará pedir dinero a padres y familiares (dame algo, por caridad, que me merezco un portátil nuevo). Y todo esto lo sumará y te lo dejará aparte para que el usuario se lleve la sorpresa de un ahorro "inesperado"</span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El "slogan" para convencer al público es que <span style="color: #2b00fe;">"cuanto más compras más ahorras"</span>. Frase contundente, engañosa, retorcida y manipuladora. Habrá quien se lo crea. ¡Cómo se juega con las palabras y los números!</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><span style="font-family: helvetica;">En el fondo de todas estas novedades subyace una <span style="color: #2b00fe;">concepción infantil del cliente</span>. Un ser incapaz, despistado, que no sabe organizar</span><span style="font-family: helvetica;"> sus ingresos por sí mismo, sin visión de futuro, que no conseguirá sus caprichos vacacionales si no es echando dinero al cerdito o usando una aplicación bancaria para el móvil -otra más, las app no tienen fin- en la que su banco le ayude a ahorrar. </span></span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><span style="color: #2b00fe; font-size: x-large;">¡Ojo! Y además le ayuda a ahorrar gastando. Su Banco consigue lo imposible. ¿Cómo no vamos a amarle?</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica; font-size: xx-large;"><br /></span></p>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-86416406105813847402021-07-26T19:31:00.003+02:002021-07-30T19:51:54.995+02:00¿Volverá Claudio Bobo?<span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Mi compañero, el peculiar <span style="color: #2b00fe;">Claudio Bobo</span>, lleva sin aparecer por la oficina más de un año.</span><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En el momento en que el virus apareció en nuestras vidas y trastocó la forma de trabajar de tantos, a él le mandaron a trabajar a casa por ser persona de cierto riesgo.</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: xx-small;"> <img border="0" data-original-height="720" data-original-width="720" height="362" src="https://1.bp.blogspot.com/-GOAxqLf0prM/YPQOT6strUI/AAAAAAAATl4/F4x9HbutNJwV1l-RgGu93aZ_hvVJQr6HwCLcBGAsYHQ/w362-h362/imagen%2Bblog%2B18.07-2.webp" width="362" /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Trabajó en casa -mucho o poco no lo sé- Era tremendamente cuidadoso (o miedoso) y apenas salió durante los primeros meses. Cuando decidió salir se cayó, se rompió un par de huesos, y lleva ya cerca de un año impedido.</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-GOAxqLf0prM/YPQOT6strUI/AAAAAAAATl4/F4x9HbutNJwV1l-RgGu93aZ_hvVJQr6HwCLcBGAsYHQ/s720/imagen%2Bblog%2B18.07-2.webp" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></span></div><span style="font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe; font-family: helvetica;">Le he llamado algunas veces</span><span style="font-family: helvetica;">. No muchas porque él tampoco se pone en contacto conmigo y a veces me pregunto por qué tengo que ser yo siempre la que llame primero cuando él ahora tiene libre todo el tiempo del mundo. Sin embargo caigo una y otra vez y llamo. Me pueden mis ansias de cotilleo, de "salseo" como dicen ahora los jóvenes.</span></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Noté a Claudio un poco inquieto aunque él lo intentara disimular. Estar casi un año fuera del circuito laboral le ha convertido ya en un <span style="color: #2b00fe;">empleado desfasado</span> al que le va a costar ponerse al día con los numerosos y constantes cambios que hay en las aplicaciones bancarias que utilizamos. Es un goteo constante de modificaciones que nos trastorna pero que vamos aceptando e incorporando a nuestro día a día.</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Cuando vuelva, Claudio se encontrará con una tormenta de novedades que será incapaz de asimilar de inmediato. Sus clientes se han olvidado de él porque durante un año han sido atendidos por otros compañeros. Tristemente, mi colega ahora es perfectamente prescindible.</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Cuando hablamos por teléfono mostró sus intereses claramente. </span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">-Zarzamora ¿Ya habéis preparado las vacaciones?</span> ¿Me dejaréis elegir no?</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Claudio, llevas un año fuera, te tendrás que conformar con lo que quede. No vas a llegar con exigencias.</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Él no se dio por vencido y vio las ventajas.</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-No importa, como ya os habéis arreglado el verano entre las tres, yo puedo coger lo que quiera y no descoloco nada. Además <span style="color: #2b00fe;">tengo dos meses de vacaciones.</span></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-¿¿¿Quéeee???</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">-Sí, como he estado de baja el año pasado y no pude disfrutar de vacaciones, por convenio se me guardan un año.</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Esto es cierto, las vacaciones se guardan. Me fastidia, porque <span style="color: #2b00fe;">Bobo es especialmente miedoso con el virus</span>, de los que llevan doble mascarilla y se dejan las manos en carne viva usando hidrogel. No creo que el año pasado se hubiera atrevido a salir de vacaciones ni siquiera hasta El Escorial aunque su salud hubiera sido perfecta. Pero este año, con toda España mucho más relajada en cuanto a desplazamientos, mi amigo va a disfrutar de dos meses que ya quisiera yo para mí.</span></div>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1711897504723331098.post-59457186769547652422021-07-18T13:02:00.003+02:002021-07-18T13:19:07.679+02:00Cuando "casi" nada funciona<span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Mi día a día laboral es de una <span style="color: #2b00fe;">gran incertidumbre</span>. Cuando cada mañana me siento ante la pantalla de mi ordenador no sé qué va a salir mal. Miento. No sé qué va a salir bien.</span><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Las rutinas ya no existen.</span> Esos tiempos en que uno sabía que, en general, el recibo se gestionaría bien, la transferencia al extranjero llegaría, la modificación de datos básicos del cliente sería rápida y sencilla... no existen.</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-Rk98QNPTEC8/YPQOENnqMsI/AAAAAAAATlw/-SvCwHcwgyQkuAJ-5rJsYjSXg6lHhwivACLcBGAsYHQ/s960/imagen%2Bblog%2B18-07.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="667" data-original-width="960" height="319" src="https://1.bp.blogspot.com/-Rk98QNPTEC8/YPQOENnqMsI/AAAAAAAATlw/-SvCwHcwgyQkuAJ-5rJsYjSXg6lHhwivACLcBGAsYHQ/w459-h319/imagen%2Bblog%2B18-07.jpg" width="459" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><span style="color: #2b00fe;">Incidencias</span>. Esto es lo que yo acumulo día tras día. Ante mí tengo un muro, y otro, y otro. Matriuskas de tabiques sin fin que me impiden dar un servicio rápido y eficaz. </span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Una simple cancelación de cuenta puede llevar días porque hay multitud de contratos "antiguos" sin contenido, como huevos hueros, colgados de esa cuenta y de difícil anulación.</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Los asuntos de testamentarías, seguros, auditorías, los inicio y muchas veces desconozco en que agujero negro burocrático desaparecen sin que yo sepa en qué situación están ni quien los va a resolver.</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">En sucursales tenemos que controlar y saber de todo pero la mayoría de incidencias o temas complejos <span style="color: #2b00fe;">se envían a departamentos</span> encorsetados en modelos farragosos que exigen documentación adjunta para cualquier nimiedad. <span style="color: #2b00fe;">Nosotros damos la cara</span>. Otros compañeros reciben nuestros requerimientos y, alejados de la presión del cliente, miran, remiran y examinan todo con lupa para devolver los expedientes una y otra vez, pedir aclaraciones, decir que determinado documento no es correcto. En definitiva, su misión es poner trabas y tocarnos las narices a nosotros para que, a su vez, se las toquemos una y otra vez a la clientela.</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Y mi día a día se resume en ser una <span style="color: #2b00fe;">vulgar intermediaria </span>entre clientes cada vez más cabreados y departamentos que, teóricamente nos ayudan, pero que realmente ponen palos en nuestras ruedas constantemente,</span></div>Zarzamorahttp://www.blogger.com/profile/10672156715698522104noreply@blogger.com0